trece

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Bailar me hacía feliz y, de igual manera, me ayudaba a no pensar. Cada paso me incitaba a dejar de preocuparme, a volar. Bailar me llevaba a una ciudad muy lejana, a lugares que nada tenían que ver con Seúl. A veces me llevaba a las playas españolas dónde hacíamos picnics mis padres y yo en verano, y otras me llevaban a la Estatua de la Libertad en Nueva York que visité cuando tenía tan solo diez años. Solo tenía que cerrar los ojos y sentir en mi interior la música, eso era suficiente para alejarme de la realidad. Y es que la realidad que estaba vigente en esa época de mi vida necesitaba un poco de fantasía.

Cuando terminamos de bailar, la profesora nos dio el lujo de tener un pequeño descanso de cinco minutos para beber agua y secarnos el sudor.
Eunmi y yo nos sentamos juntas, en la esquina que estaba al lado de un ventilador que encendíamos en las épocas de calor para no desfallecer. Lo único bueno del gélido temporal que adoptaba en invierno Seúl, era que la sala de baile estaba algo fresca, por lo que poníamos la calefacción baja para que nos llegara más el frío que aliviaría nuestro sofoco.

—¿Cómo haces el primer paso del estribillo, con los brazos estirados o algo curvados?—me preguntó Eunmi mientras yo bebía pequeños sorbos de agua.

—Si te digo la verdad lo hago como me sale, no me lo pienso.

Eunmi abrió la boca, pero después agitó la cabeza mostrando que no entendía todavía cómo hacerlo.

—Jo—suspiró pasando una toalla rosa por su rostro, haciendo desaparecer el poco sudor que había en su despejada frente—, ojalá hicieran audiciones...

La oír la palabra audición, mi corazón se aceleró como si estuviera en medio de una coreografía. Recordar que hacía relativamente poco había mandado un par de vídeos míos a compañías para probar suerte, me dio un golpe muy fuerte en la cabeza y me hizo pensar en mis posibilidades.
Iba a ser imposible conseguirlo, iba a terminar trabajando en una oficina llevando día sí y día también faldas de tubo y camisas blancas de seda, estaba más que segura de ello por mucho que me doliera.

—Yo solo sé que tengo hambre—murmuré al ver que la profesora comenzaba a decirnos que nos colocáramos para repetir el baile—, y que la semana que viene termino los exámenes.

—Y que no queda nada para Navidad, recuerda también eso—dijo Eunmi feliz estirando los brazos para que la levantara del suelo.

Hicimos el baile unas cuatro veces seguidas, permitiendo que Kysoo corrigiera nuestros errores y cambiara alguna cosa que no cuadrara. Cuando la clase terminó todas las bailarinas nos aplaudimos, elogiando lo bien que había salido aquel ensayo. Después de despedirme de Eunmi y alguna compañera más, encendí mi móvil mientras tomaba el camino hacia las duchas.

Tenía varios mensajes de Yoongi.

Yoongi :)

Bueno días mocosa

Tenía que pasar a buscarte a la una y media, ¿no?

Me da a mí que voy a llegar algo más tarde, el jefe me ha permitido coger un par de horas pero no me ha dejado salir antes de las dos.

Te veo luego

Olvida el corazón, no quería mandarlo, se me ha ido el dedo...

Sonreí ante aquella inesperada ráfaga de mensajes y me adentré en los vestuarios del polideportivo.

Yo

No me apetece esperarte ahora que has negado ese bello corazón.
(﹂︹﹂ა)

Blue | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora