Capítulo 3

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—Oye ¿Te enteraste?

—¿De qué?

—De lo que sucedió en la familia Hyuga hace cinco años.

—Sí lo supe, fue algo muy polémico sobre todo lo que ha sucedido con la madre y la hija.

—Pues sucedió algo.

—¿Qué cosa?

—Ellas murieron

—¡¿Qué?! ¡¿Hablas en serio?!

—¡Sh! no grites,  eso dicen los rumores, pero no es todo. La otra chica, la encontraron y esta viva.

—¿Qué hay del sujeto?  ¿lo atraparon?

—No lo sé, los Hyuga no han querido dar información al respecto pero se creé que lo mataron.

—Lástima,  pero por lo menos ya todo acabó. Ahora las chicas podrán salir tranquilas a las calles.

—Es verdad...

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6 años después.

—Despierta muñeca, es hora de jugar.

—¡NO! —se reincorporó en su cama mirando a su alrededor asustada,  buscando la amenaza que la perseguía en sus sueños pero, como siempre sólo había sido eso, un mal sueño que ya no volvería a ser real pero que la estaría persiguiendo el resto de su vida. Esperó unos minutos tratando de calmar su respiración y lo acelerado de su corazón, deseando que el miedo la abandonará.
Cuando por fin logró tranquilizarse limpio con el dorso de su mano las lágrimas que se encontraban en su rostro que se escabulleron mientras aún dormia— solo fue una pesadilla —se dijo apretando fuertemente las sábanas con manos temblorosas.

Se levantó a oscuras de la cama y cogio su pequeño reloj que se encontraba en el velador junto a la cama. Eran exactamente las 3:00 de la madrugada. Gracias a su mal dormir ahora no tenía ganas de volver a su cama. Observó indecisa las pastillas sobre la pequeňa mesita. Si tomaba sus pastillas para el sueño dormiría más de lo debido y lo menos que quería ahora era volver a cerrar los ojos, además estaría sin ánimos de nada al despertar. Descartando la idea tomo un pantalón negro y se cubrió con un chaleco de color azul, no encendió las luces del pasillo, de hecho, la casa en si no tenía electricidad. Pero todo al interior estaba lleno de candiles en cada pared.  Aun que por ahora solo se iluminaba con una pequeña vela,  sería innecesario encender los candiles a esta hora.  Al principio caminaba entre la oscuridad de la casa y aprendió al igual que un ciego a caminar en la oscuridad de las paredes,  al principio sentía miedo pero ya conocía muy bien todo a su alrededor. Paso junto a la habitación de Obito. Solo por curiosidad abrió levemente la puerta y como lo supuso él no estaba ahí. Dio un suspiro cansado y Cerró la puerta, siguió caminando hasta salir de la casa sin antes apagar la vela y dejarla en la entrada junto con una caja de cerillos.

Afuera se encontraba muy oscuro pero a Hinata no le importaba tener que salir de vez en cuando en la noche para dar una caminata hasta ver el amanecer. Era peligroso salir de noche pero siempre salía armada aunque eso también era peligroso para alguien como ella. A decir verdad a cualquiera le daría miedo salir de noche afuera pero su mente estaba un tanto ida. Solo si tenía suerte llegaría a casa sin perderse en el camino como ya le había sucedido algunas veces en que no recordaba en que dirección debía volver. Cuando eso pasaba,  se quedaba en su lugar hasta estar bien y volver a casa.
Necesitaba no solo sentir el aire frió de la noche si no que también tranquilizarse,  una caminata siempre le ayudaba.

Oscuridad en mí  (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora