Capítulo 27

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Un grupo de tres  hombres la rodeaba y la escaneaban con la mirada, el brillo de la lujuria en estos solo incrementaba su miedo. Las torturas de Neji para que ella hablará ahora pasaban a un segundo plano y este no era nada bueno.
Pero No debía hablar,  si solo soltaba una palabra todo se iría por la borda. Todos caerían inclusive ella. Sin embargo en el fondo sentía que más pronto que tarde terminaría por confesar.

Neji se puso frente a ella con una cara que denotaba la poca paciencia que tenía después de horas y horas de preguntarle una y otra vez lo mismo con ella rehusándose a cooperar.

—¿Vas a hablar? —Karin le sostuvo la mirada por el poco instante, no poseía sus lentes por lo que veía un tanto borroso. Neji apreto la mandíbula al ver que no soltaría ni una sola palabra— Bien,  tú lo has querido así.

Y se alejo de ella dándole un asentimiento con la cabeza a sus hombres. Los tres hombres se acercaron a la joven y sin más uno le rompio su camisa dejando expuesto su cuerpo.
Uno se coloco detrás mientras le besaba el cuello y le susurraba obsenidades al mismo tiempo que comienza a llorar y a regarles que se detengan.
Neji se recarco en la pared observando todo con el seňo demasiado fruncido.

—La joven presenta algunas heridas y una que otra lesión que no es preocupante. Sin embargo creo que si sera necesario que la ingresen a un tratamiento cuando salga de aqui”

“—¿Tratamiento? ¿que tan mal esta? ”

“—No es fácil decir esto, y estos casos son los mas difíciles sobre todo en pequeňas como su hermana. Tardara tiempo, posiblemente aňos antes que se recupere. Y aun siendo así,  ella vivirá con esto el resto de su vida —El doctor introdujo sus manos en los bolsillos de su bata— Ella presenta claros signos de haber sido abusada”

Se mordio el labio inferior, las palabras del doctor le cayeron como un balde de agua fría.
El imbécil que era el responsable de la muerte de su madre y hermana mayor. Le destrozó la vida a su pequeňa hermana, en muchas noches tuvo que oirla gritar, llorar. ¿Pero él que había hecho? Emborracharse y estar lo más lejos posible de ella. Ni siquiera le dio un abrazo o unas palabras de consuelo cuando más lo necesitaba, nada.
No tuvo el apoyo de la persona que más debía ayudarla en un momento tan criticó como ese. Por primera vez estaba sintiendo un poco de empatia por su hermana, lo sola que había estado todo este tiempo,  su vida no fue ni es fácil.
Ahora se encontraba observando como tres de sus compaňeros de equipo toqueteaban a una mujer indefensa que era su media hermana. Y se imagino a Hinata, gritando y suplicando piedad ante ese maldito.
Sintio asco, hacia ellos pero más hacia él mismo.

—Ya basta —los aparto bruscamente de ella— largense.

Karin no dejo de sollozar, si, estaba haciendo una enorme canallada pero debía encontrar a Hinata al precio que fuera necesario. De no ser así...  Su padre pronto se enteraría.

Tomo a karin del cuello.

—Escucha, quiero que pienses muy bien durante toda esta noche si hablaras o no. Ya me canse de esto. Maňana esos tres terminaran lo de hoy si tu no hablas, no importara cuanto llores o cuanto te esten matando por dentro nadie te ayudará. Así que que piensa que la única persona que puede salvarte de esta situación, ahora,  eres tú.






Dio un paso más hacia adelante, se quedo quieta un momento. Creyó oír la cálida voz de su madre llamarla con una voz suave a que fuera a comer, sonrió. Ella se encontraba sentada en la mesa, le extendió su mano para tomarla, sentía sus ojos acuosos agradeciendo que todo fuera un sueňo...

El parpadeo de la luz la hizo volver en si como un balde de agua fria que la hizo sobresaltarse, el piso ya no era de madera reluciente sino uno de ceramica manchada de tierra y descuidada.
Hinata aún con los labios semi abiertos miro la luz parpadeante sobre su cabeza. Miro su alrededor encontrandose en un pasillo casi oscuro en algunas partes con más luces parpadeantes adelante y atras de ella.
Aun poseía la pillama que solo era un chaleco de Obito y un pantalón de dormir de color azul marino.
La sonriente figura de su madre ya no se encontraba, solo su brazo alzado esperando tomar la mano de quién nunca volvería a ver,
que cruel puede ser nuestra propia mente.

Oscuridad en mí  (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora