La bestia del infierno necesita encontrar su flor más preciada, aquella que lo hara sentir y dar su propia vida para protegerla.
Naruto se niega a ser débil a ese sentimiento que invade su pecho al ver a la chica de ojos plateados, pero a la vez...
—Tu sobrina es muy linda —comentó dejando otro libro en la mesa— y se ve muy tímida. Hisashi se queda extrañado por el comentario del muchacho, bebe un sorbo de su té y le dice:
—Es raro que alguien como tú se exprese así de alguien.
—Puede ser —observó otro libro y frunció un poco el ceňo mientras pensaba— no es como si muchas personas vinieran aquí —se sentó en una silla cercana a la mesa— ¿ella posee ese tal byakugan verdad?
—Eso es lo que Afirma kakashi —El muchacho lo miro un segundo
—¿Y tú?
—Dudo que lo sea, su presencia es de inseguridad y miedo. Una persona con semejante poder no puede ser tan débil, además puede que esa enfermedad de la que hablo kakashi termine matandola. Solo le dije esas cosas para seguir con el plan. Si muere será para mejor.
En realidad durante la conversación con Hinata lo único que percibio de ella fue la inseguridad y el miedo, todo lo contrario a lo que debe representar un Hyuga. Ahora entendía por que su hermano no la quería, de hecho Hisashi después de lo que este le hizo llegó a la conclusión que su hermanó sería incapaz de amar a alguien. Se formó un silencio abrumador hasta que el chico dejo otro libro sobre la mesa pero esta vez una forma brusca asotandolo fuertemente contra esta causando un eco que lentamente dejo de oírse.
—Eres un idiota —soltó de repente el joven sin elevar la voz.
—Ten más respeto, Sai —este aprovechó la cegués de Hisashi para levantarle el dedo medio— y no hagas gestos mal educados —le reprendió— soy ciego pero no un tonto.
Sai tomó uno de los libros al azar y lo abrió ignorado las reprimentas de Hisashi.
—Recuerda que no soy tu hijo —comentó sin alguna emoción en su rostro— No puedes decirme que o no debo hacer y tampoco soy tu sirviente, además este es mi lugar, si no te gusta bien te puedes largar. — Hisashi apretó la taza entre sus manos claramente molesto con el muchacho por semejante insolencia de su parte.
«Si no es porque estoy ciego...»
volvió a tomar otro sorbo de su té y dejo la taza de mala gana en la mesa esperando manchar sus preciosos libros.
—¿Que te parece si leemos "Los encuentros con el pasado"?
—No me importa. —esa era su rutina, Sai recolectaba los libros que llamaban su atención, luego los inspecciona un poco y elige uno para leer. Estaba bastante aburrido de eso pero en el fondo agradecía que el chico estuviera con él. Aveces le hacia preguntas y el alardeaba de sus mejores años de juventud, Sai era curioso en ese aspecto. Estar encerrado le hacia querer saber que había allá afuera en ese cálido y frió mundo.
—Eso pensé —mostró una sonrisa falsa que Hisashi a pesar de estar ciego sabía que estaba sonriendo. Después de todo llevaba mucho tiempo con Sai encerrado.
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