Capítulo 30

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“Te lo prometo”

Su voz resonó en su cabeza motivandolo a despertar lentamente con la molesta luz del día, la sorpresa le hizo fruncir el ceňo ¿desde cuando en aquel asqueroso lugar salia el sol?  se extraño más al ver que estaba sobre una cama en una habitación de paredes color marron bastante amplia y limpia. Miro hacia el ventanal de blancas en las que el sol se colaba para iluminar el lugar. Con cuidado se reincorporo lentamente, su cuerpo vendado con una que otras manchas de sangre, solo poseía un pantalón negro dejando su pecho solo cubierto por las vendas. 
Se quedo quieto al ver su rostro en un espejo que colgaba en la pared. Casi no se reconoció a si mismo, su cabello ahora era corto dejando apreciar más sus ojos azules, su barba había desaparecido por completo dejando ver mejor su rostro varonil, hasta se veía más joven de lo que aparentaba. 

Volvió a recostarse, se sentía un poco cansado, miro la almohada de la cual cierto objeto de color rojo llamo su atención.
Tomo este recibiendo el embriagante olor de Hinata.

“Todo estará bien”

No pudo evitar llevar la bufanda hasta su nariz, oliendo su fragancia a flores. Era de Hinata sin duda alguna. 
Cumplió con su promesa. no lo dejó morir en aquel lugar como hubiese pensado y se sentía algo aliviado, dado que de lo contrario, apretó la bufanda alejando ese cruel pensamiento. 

La puerta se abrió lentamente, dejando ver a Shizune quién le sonrió con simpatía. Antes que esta pudiera verlo oculto la bufanda entre las sabanas.

—Por fin despertaste —dijo dejando una bandeja en una mesita con algo de comida. —¿Te sientes mejor? —No le sorprendió que no respondiera a su pregunta— tomaré eso como un sí.

—¿Dónde...? —dijo mirando la ventanal observando el exterior— ¿donde estoy? 

Shizune bajo un poco la mirada al recordar a Hinata.

—En un pueblo muy lejos de Kamegakure, lamentablemente un miembro de la familia de Hinata ingreso a los edificios dando con ella —Naruto le presto total atención a lo que decía. Shizune pudo notarlo, no importa lo que pasará entre ellos la simple mención de Hinata lograba atraerlo— Por suerte no logró con su cometido sin embargo —suspiro— ¿sabes?  ella quedo muy mal después de lo que sucedió con su hermano. Pero eso desapareció cuando dijo que estabas herido. ¿Recuerdas lo que paso? —Él se quedo en silenció no sabiendo de que hablaba Shizune,  lo último que recordaba era oscuridad— Cuando te llevamos al edificio no querías que ella se separa de ti —un escalofrío le recorrió la espalda llegando a su mente una imagen, Hinata lloraba mientras le decía algo, se veía muy preocupada y algo asustada, luego otra imagen. Él  descansando en el regazo de Hinata mientras ella le acariciaba el cabello— y no lo hizo, se quedo en todo momento con tigo, ella fue quién corto tu cabello y rasuró tu barba. 

—¿Porque?  —soltó de repente apretando la bufanda. 

—Es lo mismo que ella te preguntaría —Naruto la miro sorprendido— puede que no quieras admitirlo, hasta se puede entender si estas confundido, pero te importa Hinata y tú le importas a ella —desvió la mirada de la chica— no luches contra lo que sientes, no tengas miedo de querer o amar. 

Las palabras de Shizune lo dejaron pensativo, pero aun se negaba a creer en eso. Era difícil, frente a él se estaba abriendo un mundo que desconocía, con personas amables. Que se preocupan de otros en vez de ellos mismos, además de muchos sentimientos que crecían en él. ¿Cómo aceptar todo eso? 

Se quedo todo el día recostado, En el transcurso del día todo era tranquiladad hasta tres mujeres invadieron su privacidad. Estas se presentaron amables ante de él con la excusa, que debían darle un baño y cambiar sus vendajes. Esto por supuesto le desagrado, no quería tener a tres extrañas manoseando su cuerpo. El podía hacerlo solo sin necesidad de su ayuda. 
 Ante la mínima intención de acercarse les gruño de manera terrorífica cambiando el color de sus ojos y dejando a la vista sus colmillos. Las tres mujeres en un parpadeo abandonaron la habitación entre gritos mientras él se reía de la situación hasta que cayó en cuenta de lo que hacía. Se estaba riendo, le dolía levemente el estómago y las mejillas.  ¿Asi se sentía reír? Se recostó pensativo. 
 
A decir verdad se sentía un poco incómodo. Su espalda estaba acostumbrada a la superficie dura del suelo. Era la primera vez que dormía en una cama, o eso pensaba hasta que recordó aquella noche en que siguió a Hinata.

Oscuridad en mí  (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora