Capítulo 38

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El pasado es muy melancólico y muchas veces, triste.
Eso era justamente lo que sentía ahora al recordar a su familia.

Su padre era un hombre cariñoso con él y con su madre, los amaba más que a nada en el mundo demostrándolo todos los días,  cada mañana con una sonrisa en su rostro,  nunca ponía mala cara a nadie. Era un hombre bueno y amable.  Su madre era igual,  aun que aveces  algo estricta.
    Eran una familia humilde,  sin grandes riquezas económicas pero tenían lo suficiente para sobrevivir además de mucho amor entre ellos.  Se sentía afortunado de tener todo eso.

Pero las personas cambian de un momento a otro y eso,  Obito lo descubrió siendo muy pequeño.

Un día esa felicidad comenzó a desaparecer lentamente, él apenas tenía siete años en aquél entonces.  
Su padre de un momento a otro dejo de ser ese hombre cariñoso y buen hombre  transformándose en uno violento con un rostro que denotaba enojo todo el tiempo, siempre estaba molesto y se encerraba en su habitación golpeando las paredes con sus puños además,   les gritaba en todo momento sin importabar la razón.
Ni su madre ni él entendió que fue lo que causó ese cambió en su padre,  era algo inusual.  Cada día las peleas eran más elevadas.

Y no solo eso,  en los alrededores sus vecinos comenzaron  hacer asesinados por alguien desconocido,  el primero fue el jefe de su padre.  Un hombre agradable que estimaba mucho a este,  nadie supo quién fue el culpable, el señor era humilde y no tenía enemigos,  pero se supuso que fue algún delincuente.  Ya que tenia una herida de bala.
Días después el cuerpo de Yako fue encontrado en pleno callejón,  llenó de golpes y con el rostro irreconocible,  le sajaron la mandíbula a puñetazos. El hombre era un anciano gruñón y malhumorado, odiaba a todo el mundo por alguna razón. 
Una vez Obito por accidente rompió una de las ventanas de su casa mientras jugaba con su pelota caminó al parque,  el anciano salió furioso apuntandolo con un arma. Por supuesto se asusto por lo que comenzó a llorar,  por suerte gente que iba de pasó interfirió y entre ellos le dieron dinero al anciano para que repusiera el vidrio de la ventana y solo así dejo de asustar a Obito con su arma sin embargo,  el anciano le advirtió que si lo veía cerca de su casa no dudaría en meterle un balazo.

La verdad Nadie lamentó su muerte,  más bien fue un alivio que muriera el anciano. Pero los crímenes continuaron mientras por otro lado su padre seguía comportándose de forma extraña y solo fue cuestión de tiempo para que tanto Obito y su madre terminarán temiéndole gracias a sus malos tratos y la violencia física que ejercía a ambos,  pero Obito a pesar de ser pequeño sabía que su madre en muchas ocasiones se sacrificaba por él. Claro que en una ocasión trató de enfrentarlo,  pero no le fue muy bien.
Lo golpeó hasta quedar aturdido en el suelo sin poder levantarse.  La boca le sabia a sangre y el cuerpo le dolía,  a lo lejos podía oír los sollozos de su madre.
Antes de su cambió jamás su padre lo golpeó hasta ese momento.
Desde ese día no se atrevió a desafiarlo más.

En su pequeña mente se formo la idea de que su padre ya no los quería y eso dolió mucho pero con el pasar de los días...
Si alguna vez amo tanto a su padre que estaba seguro en el futuro quería ser como él,  termino lentamente guardándole rencor.
En ocasiones volvía a ser el hombre cariñoso aun que no duraba mucho, lo triste es que siempre deseaba que la otra parte de él jamás regresará.

Oscuridad en mí  (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora