Capítulo 17

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—No debes seguir preocupandote por lo que paso, ya todo se ha solucionado así que ninguno de los dos tendrá algún problema.

—Pero... ¿Estás seguro? ¿Que hay de Konohamaru? —las cosas no podían sólo haber quedado así.

—Eso no es de mucha importancia, pero no lo volverás a ver —Se limitó a decir.

Quedó un incómodo silencio entre los tres, Obito no había dicho ni una sola palabra y pudo notar como en ocasiones ambos se enviaban unas miradas extrañas como si se estuvieran comunicando sin que pudiera adivinar lo que se decian.

—Siento causarte problemas Neji, muchas gracias.

—Si tienes algún problema -se levantó del sofá y camino hacia la puerta —sólo llámame— se quedó de pie en el marco de la puerta — Por cierto, no creas nunca en las palabras de alguien que está ebrio.
Lo dijo refiriéndose a esa noche en la que le soltó aquellas palabras tan hirientes.

»Eres especial para mí»
quizo decirlo, pero aquel lado frío de su personalidad se lo prohibió.

Se quedó observando la puerta un momento. Obito puso una mano sobre su cabeza y la movió a ambos lados.

—No te preocupes Hina, en el fondo de su coraza de hielo el patán te quiere... a su manera idiota, pero lo hace.

Ella asintió. Después de todo Neji seguía  preocupándose por ella.

—Desearía que se hubiese quedado por lo menos un poco más.

—Puede que un día lo haga, Hina -le alentó Obito.

—Algún día —repitió mirando por la ventana el buen clima  que iluminaba la casa.

Y como dijo su hermano no tuvieron nada de que preocuparse, se enteraron por rumores que Konohamaru fue expulsado de los dominios del clan y que ahora no era más que un simple humano que viviría hasta envejecer

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Y como dijo su hermano no tuvieron nada de que preocuparse, se enteraron por rumores que Konohamaru fue expulsado de los dominios del clan y que ahora no era más que un simple humano que viviría hasta envejecer. Lo extraño era que nadie sabía donde estaba.
Por otro lado algunos de sus amigos les enviaban miradas de rencor pero eso no desmotivaba a Obito quien les sonreía y los saludaba muy alegremente para molestarlos.

—No deberías hacer eso —le reprendió.

—¿Por que? Es un lindo día para sonreír Hina. ¡sonríe! —tomó sus dos mejillas y las estiró mientras se quejaba tratando de soltarse.










Miro a todas direcciones atenta a cualquier cosa que se moviera hacia ella en forma de amenaza, las calles de Konoha ahora se encontraban completamente desiertas con todos sus habitantes escondidos en sus refugios. El silencio era abrumador y un poco intrigante, se suponía que todo debía ser un caos en este momento pero para alivio y terror de todos no era así.
Hace aproximadamente veinte minutos comenzo a sonar una alarma en toda la aldea con los gritos de todas las personas que con escuchar esto dejaron todo lo que estuvieran haciendo para correr a sus casas. La alarma significaba solo una cosa, la aldea estaba siendo invadida. Hinata para poder llegar tuvo que correr empujando a cualquiera que se le cruzará en el camino a casa, al llegar tomó su equipo de batalla.

Oscuridad en mí  (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora