XXVIII

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Viernes 8:05 a.m.

Me encontraba en mi Mustang camino a dar clases.

Estaba por demás decir que iba con un poco de retraso, gracias a que no había escuchado la alarma debido al cansancio que traía.

Tal vez, se debía por lo que había hecho con Harry; como efecto colateral de eso, tenía un jodido dolor en el culo que no se había logrado quitar del todo con las pastillas que había ingerido.

¿Por qué me pasaban éstas cosas a mí?

"Por dejarte follar por Harry" me increpó mi subconsciente.

¡Mierda! Era cierto.

Lo único que pedía, era que Styles pudiera mantener la cordura en mi clase para que no me causara más problemas.

Porque sí, efectivamente, me estaba causando problemas. Y uno de los predicamentos que tenía era que, me gustaba. Me encantaba, aunque tratara de negarlo y no podía obligar a mi cuerpo a contener las ganas de besarlo cuando él estaba frente a mí.

¡Joder! Con tan solo recordar las maravillas que su boca me había hecho ayer, me comenzaba a excitar.

Estaba claro que ya no podía parar esto por más que quisiera.

¿Por qué?

Porque mi cuerpo ya no me respondía, se dejaba llevar por todo lo que sentía cuando veía a Harry. Ya no era capaz de contenerme o retractarme, y la prueba de eso era justamente lo que ayer había pasado. Me había dejado llevar por mis hormonas.

Pero, aun sabiendo que eso había estado mal, en el fondo, me alegraba el que no hubiera hecho caso a mi lado racional. 

Había valido la pena el estar con Harry; era bueno en la cama, aunque a veces tenía mis sospechas. Sobre todo, porque tenía la idea de que el podría ser virgen... Pero...también creía que podría ser algo absurdo, pues al menos, en algunas ocasiones me había sorprendido por lo bien que hacia las cosas.

O ...tal vez solo era un joven adolescente confundido buscando algo de diversión con un hombre. Tal vez, ni siquiera sabia o tenia claro lo que quería; por eso, se había ido de la enfermería ayer.

¡Mierda!

Me había quedado con una gran y dolorosa erección que había tenido que deshacer con la auto satisfacción.

Sin darme cuanta llegué al campus. 

Estacioné mi coche y bajé con rumbo a la dirección, ya que pasaría a saludar a mi amiga Elizabeth. Ya iba tarde; unos minutos mas no harían la diferencia.

Caminé por los pasillos escolares los cuales estaban repletos de estudiantes. Algunos apurados, otros con miles de proyectos por entregar y otros más despreocupados totalmente de la vida.

Sonreí con nostalgia.

De alguna manera, me hacían recordar mi época estudiantil.

¡Bah! Los buenos momentos... A excepción de aquel hijo de puta...

¡Mierda! Déjalo ya, Tomlinson.

Sin darme cuenta, la puerta de la dirección se encontraba frente a mí. Había llegado a mi destino y ni siquiera me había dado cuenta.

¡Vaya! Si que estaba distraído.

Golpeé suavemente la puerta y segundos después ésta se abrió.

Me introduje, encontrándome a la señorita Watters, quien me saludo amable. Casi de inmediato le aviso a Elizabeth de mi llegada y segundos después pasé a su oficina.

69 All day and all night <L.S.>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora