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–¿Y dónde se encuentra ese amigo tuyo?–preguntó María, sonriendo ladeadamente. B.B se encogió de hombros, como si estuviese a punto de contar un secreto. María sabía que él no le diría nada, ya tenía esa opción en mente, así que decidió hacerle un pequeño "chantaje". Titubeó un poco:No era justo aprovecharse de Balloon Boy, ya tenía bastantes desgracias.

–Bueno, me lo dices más tarde ¿quiéres jugar a algo?–preguntó María, levantándose del suelo y sacudiendo la falda de su vestido. B.B asintió, emocionado.

–¿A qué quieres jugar?–preguntó el niño, con una sonrisa. María sonrió y le tocó el hombro.

–La llevas.–dijo para luego salir corriendo.

Balloon Boy la perseguía por toda la pizzería, pero María se las arreglaba bastante bien. Los nuevos animatrónicos miraban la escena con una sonrisa tierna en sus labios. Balloon Boy no había sido bien recibido y que María jugase con el era una cosa muy bonita por su parte.

María seguía huyendo de Balloon Boy, hasta que entró a un sitio en el que inmediatamente, Balloon Boy se paró en seco.María,al notarlo, se dio la vuelta para mirarle extrañado.

–M-María...¡Sal de la Prize Corner !–exclamó el niño con cara de circunstancias. María frunció el ceño confundido y se dedicó a investigar con sus sentido a cien toda la habitación.

Sus ojos se posaron en la caja azul verdoso decorada con una línea color morada como si fuese la cinta de un regalo.A la izquierda había un puesto de peluches desatendido y a la derecha más máquinas recreativas.

"¿Les sobran máquinas recreativas o qué?"–se preguntó María a si misma.

Y, cuando dio el primer paso hacia,sonó una caja de música.

B.B se acercó y la dio la mano a su acompañante. María lo miró un segundo.

–Esta...Es la caja que te dije–dijo al fin B.B. María se arrodilló a su altura.

–Esta canción, querido B.B, se llama My Grandfathers's clock.–dijo María, sonriendo.

Su hermano le ponía esa canción cuando ella era una niña pequeña que no tenía ni idea de lo que era ella misma. Cuando no tenía que estar en el colegio y lo único que hacía era dormir, comer y más dormir.

Eso era una buena vida.

B.B no puede evitar sonreír ante la emoción de su compañera ante aquella dulce melodía.

Pero su sonrisa se borró al instante al recordar que la tenía que sacar de allí en seguida.

–María, nos tenemos que ir ya–dijo B.B con suficiencia.María apartó la mirada de la caja para mirar a B.B.

¿Pero qué problema había?¿Puppet era antisocial o algo por el estilo?

–¿Por qué?–preguntó María confundida por la actitud de su amigo.

–Porque...—comenzó explicando B.B,pero fue interrumpido.

–¡Porque hay mejores cosas que ver que a esa marioneta sin cerebro!–exclamó Dave con una sonrisa enganchada. María lo miró confundida y sorprendida por su aparición estelar.

–¿...De verdad?–preguntó María con timidez. El hombre sonrió tierna y terrorífica. María no sabía si fiarse de aquel hombre vestido de morado o si salir corriendo de aquel lugar con B.B.

B.B estaba paralizado, no se movía, parecía que estaba...muerto. Su mirada estaba fija en la cara del hombre que estaba vestido de morado.

–¡Pues claro que los hay! Pero están guardados debido a que no eran tan famosos como Freddy o Foxy ¿entiendes?–explicó el castaño mirando a María con una sonrisa sincera. O al menos eso parecía. –Y puedo enseñártelos si quieres, pero quiero que sepas que me estoy jugando mi puesto. Ya que es sólo puede entrar el personal.

María reprimió otra de sus increíbles actuaciones de imitación.

Pero ahora María tenía un dilema: ¿Se fía o no?

Se veía sincero, después de todo: Scott no contrata a cualquiera. Pero a juzgar por la cara de B.B no se llevaban muy bien, incluso daba miedo mirarle.

Si estaba así, sería por algo ¿O no?

María titubeó antes de contestar definitivamente o inventarse una excusa lo suficientemente creíble para darle más tiempo para recapacitar. Así que, optó por la excusa.

–Pero no quiero dejar a B.B–dijo a Balloon Boy–. Sólo.–dijo con notable tono de pena. Le puso ojitos. Dave intentaba mantenerse impasible ante la mirada de la pequeña rubia que tenía ante sus ojos.

Él ya había matado a niñas antes, pero esta le llamaba la atención, parecía ser mayor de siete años. La miraba, decidió ceder sólo para parecerle agradable. Tenía que ganarse su confianza: Fuese como fuese.

–Pues...si quieres él también pude venir.–dijo Dave, poniéndose en posición de jarra.

María sonrió y Balloon Boy la miró aterrado.

–¿Q-qué?–se dignó al fin a decir.

María sonrió alegre ante eso.

–¡Genial! Será muy divertido.–contestó María, levantándose y dando saltos de alegría. Dave sonrió a María.

–Por cierto...¿cómo te llamas tu?–preguntó Dave.

–Yo me llamó María Fritzgerald, tengo catorce años y soy la hermana del posible guardia nocturno, Jeremy.–dijo haciendo una reverencia—agarrándose la falda de los lados y flexionando las piernas hacia abajo.

Ya sabía Dave que ella era diferente: Era mucho más mayor de lo que aparentaba.

Ahora que estaba de pie, podía observarla mejor.

Balloon Boy aprovechó ese momento para irse sigilosamente al interior de la sala.

Dave miraba cada rasgo de su mediano cuerpo. Tenía la estatura ideal, el cuerpo fuerte y delgado justo como las chicas de su edad. Dave se mordió el labio. A lo mejor antes de cometer otro de sus miles de asesinatos podría aprovecharse de ella. 

¿Pensábais que a Dave se le ocurrían ideas sanas? Pues da la casualidad de que no es así: Es un enfermo mental que debía de estar en un psiquiatra desde hace muchos años.

Pero, claro, eso nadie lo sabía excepto él. No sentía ni pizca de pena por ello.

Que pena.

–Yo, creo que ya sabes mi nombre: Yo me llamo Dave y tengo veintinueve años. Yo sé que soy algo viejo, pero creo que tú y yo deberíamos empezar de cero.–dijo Dave, extendiendo la mano hacia María.

Pero cuando María iba a corresponder el acto del mayor, una canción los saca de su conversación.

La canción de la caja de la marioneta había cambiado. La canción que sonaba no era My Grandfather's clock. Era Pop!Goes the Weasel, y esta versión sonaba muy deprisa, muy rápido como para ser la original.

Balloon Boy estaba sujetando la manivela que daba vueltas a la música de Puppet, para que no sonase durante un rato.

—Hijo de...—susurró Dave apretando los dientes para no decir una palabra mal sonante delante de la pequeña de catorce años.

El regalo azul verdoso se abrió, dejando paso a ver el aspecto de la marioneta.

La marioneta más hermosa que María había visto.

Corazón De Metal © [Male!Puppet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora