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A María le dio el corazón un vuelco al sentir el cuerpo metálico de Puppet encima del suyo.

Ninguno de los dos pronunciaba una palabra y María decidió empezarla.

—Que buena noche hace ¿no crees?—rió nerviosamente mientras dirigía la mirada hacia otro lado. Que vergüenza.

—¿Qué demonios hacías parada en medio del pasillo?—preguntó con molestia mientras se levantaba. María se sentó en el suelo, porque sabía que si se levantaba se iba a caer, le temblaban las piernas como un flan de la sorpresa y el peso. Estaba inestable.

Entonces recordó las miradas asesinas de los muñecos de felpa y al Toy Bonnie diabólico de la habitación.

—Los animatrónicos me miraban de forma muy siniestra...Y Toy Bonnie estaba ahí dentro y me ha asustado...—dijo mirando al suelo.

Ella estaba demasiado asustada, por un momento vio su vida en diapositivas. Puppet frunció el ceño por debajo de la máscara y dirigió la mirada hacia la sala.

—Quédate aquí, yo iré a mirar.—ella asintió y Puppet entró sigilosamente.

¿Por qué tenía prisa?María miró hacia donde se dirigía, y se llevó una sorpresa.

—María,no hay nadie allí dent-Qué te ocurre ahora?—preguntó mirando hacia María, quien miraba trastocada al pasillo.

—¿Por qué ibas a la sala del guardia nocturno?

Se quedaron ambos en silencio mientras se miraban.

—María, eso no te incumbe.

—Sí me incumbe. Es mi hermano.

Silencio de nuevo.

—María, no te puedo dar explicaciones ahora. Vete.—dijo firme. Pero como toda pre-adolescente, tenía que protestar.

—¡Me importa treinta y tres! ¡Es mi hermano, y si esos amigos tuyos van a hacerle daño primero me tendrán que meter a mi en el traje! ¡De tonta no tengo un pelo, he oído la conversación telefónica y si no quieres ser sincero conmigo, púdrete en tu caja!—dicho eso, María se dirigió a la sala del guarda hecha una furia. Lo que no sabía era que la expresión de Puppet era sádica y llena de ira.

¿Quién era ella para contestarle así?

Jeremy estaba dándole cuerda a la música que antes se le había olvidado de dar, haciendo que, a regañadientes, se dirigiese la marioneta a su caja.

Al notar de nuevo la presencia de María, le dirigió una mirada,y al notarla tan airada, alzó una ceja confundido.

—¿Qué te pasa, María?—María no contestó a las dulces palabras de su hermano.

Se quedó, sentada, con las rodillas abrazas y la cabeza apoyada en estas, detrás de la silla de su hermano.

—Tu...tu sólo no olvides la caja de música. Quiero volver a casa.—Jeremy suspiró y recargó la cajita.

Miró al pasillo con tristeza y pudo divisar los ojos blancos brillantes de Puppet. Puppet se puso de lado para dar la vuelta, sin apartar la mirada de los azules ojos de María.

Ella suspiró y bajó la mirada, de nuevo, a pensar en lo que acababa de pasar.

Ella había escuchado la conversación del teléfono: Iban a confundir a su hermano con un endoesqueleto, los esqueletos de los animatrónicos, y lo iban a intentar meter en un traje, lo que activaría los springlocks, que son unos enganches que tienen los trajes para sujetar el endoesqueleto, sólo y exclusivamente para sujetar los endoesqueletos. Esos enganches se cierran nada más contactar con este, así que si meten a su hermano...

Pero aunque eso la hubiese sorprendido, creía que le iban a decir la verdad a ella, o al menos Balloon Boy, pero no lo ha visto, de momento: Sólo son la una de la madrugada.

Y Puppet...Bueno, ahí esta: Es un poco seco, a lo mejor tímido, pero hay confianza: Pero se ve que no. Creía que le explicaría. Aunque en parte, tiene sus razones: El hombre del teléfono dijo perfectamente que mantenía tranquilo a uno de los animatrónicos.

Lo que no entiende es por qué se ponen nerviosos.

¿Será por lo del "reconocimiento facial"? Se lo instalaron para ayudar a la policía. Que ella supiese, su hermano no es ningún criminal.

Los técnicos podrían dejarlos fuera de servicio y revisarlos más detenidamente en vez de dejar la mierda de explicación del "modo noche"—o modo de noche, el nombre es lo de menos—.

—Venga, María, ya verás que no pasa nada: Ya se les pasará

—Pero como mi amigo, o no sé lo que es, me tendría que dar explicaciones.

Jeremy sonrió de lado.

—¿Hablas de la marioneta o el chico globo?

—De la marioneta, a B.B no lo he visto aún.

—¿Te gusta?—preguntó Jeremy, mirándola fijamente.

María levantó la cabeza.

—¿Qué?—dijo, incrédula.

—Que si te gusta.—contestó, aún mirándola.

—¿Por qué dices eso?

Jeremy apoyó la tableta en la mesa y se aclaró ruidosamente la garganta. María sonrió de lado.

—"Pero como mi amigo, o no sé lo que es, me tendría que dar explicaciones"—la imitó Jeremy, poniendo una voz chillona y parpadeando repetidamente. María rió y Jeremy la miró con obviedad.—Ese "o no sé lo que es" resalta que te gusta. Te gusta~

—No me gusta—dijo María rodando los ojos. Aún sonreía–¿Cómo me va a gustar si lo conozco de hoy?

—...Amor a primera vista~—Jeremy sonrió malvadamente y María sólo suspiró con gracia.—Puppet y María se van a casar.—cantaba Jeremy.

María se levantó a toda prisa y le tapó la boca. Estaba completamente sonrojada y avergonzada: Pero mira que es tonto.

—¿¡Acaso quieres que lo oiga toda la pizzería!? ¡Puede oírlo!—exclamó María enfadada. Jeremy volvió a sonreír.

—Si no te gusta...¿Por qué tienes miedo a que se enteré?—preguntó Jeremy con esa sonrisita que a María le sacaba de quicio.

—¿Enterarse quién de qué?—preguntó B.B desde el conducto.

—De que a María..

—DE NADA.—antes de que Jeremy terminase la frase, María empujó a B.B dentro.—Lo siento B.B, pero lo hago por mi bien.

María miró a su hermano, fastidiada y él sólo se rió.

El resto de la noche transcurrió normal: A veces Jeremy se ponía la máscara, María se encargaba de la caja de música y él gastaba la linterna y la tableta cuando era necesario.

—A veces me pregunto por qué llegamos a esto.—dijo Jeremy mientras recogía sus cosas. Eran las seis y cincuenta y nueve y por sesenta segundos no pasaría nada.

María suspiró.

—Eso era lo que querían mamá y papá...—intentó justificar María.

—¿Largándose al Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Es más importante el mundo que sus hijos?

—Ellos protegen nuestro mundo, por nosotros y por todo.—dijo María, relajada e intendo relajar a Jeremy

—Creía que nosotros éramos su mundo.—dijo Jeremy, agachando la cabeza.

—Pero...Tu ahora eres el mío.—María miró con una sonrisa triste a su hermano.

Jeremy emblandeció el gesto y fue a abrazar a su hermana.

—Y tu el mío...María.

María se dejó llevar por el abrazo cariñoso del contrario y se quedaron así,aunque la campana estuviese sonando.

Y, desde el final del pasillo: Una sombra los miraba con tristeza.

Corazón De Metal © [Male!Puppet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora