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Por la tarde-noche, María y Jeremy se encontraban en el salón de su casa.

Para Jeremy era muy raro que ella estuviese en el sillón sin hacer nada.

Estaba mirando al suelo, viendo las horas pasar.

No había abierto la boca desde que volvió y María es de esas que habla por los codos.

Y Jeremy era alguien ingenuo, pero cuando se trataba de María podía llegar a superar a Einstein.

Apagó la televisión que ninguno estaba viendo y María lo miró.

—¿Ya te vas? Es muy pronto aún.

—No, no me voy ahora. Sólo me gustaría saber que te pasa.

María volvió a mirar al suelo.

—Creo que...—empezó, pero paró en seco.—Va a ser difícil de digerir ¿Estás seguro de que...?

—Habla de una vez. Me tienes intrigado.

Ella asintió.

—Creo que estoy enamorada de Puppet.

Jeremy, después de dos segundo, de recostó en el sofá.

—Pero... ¿No le estabas ayudando a ligarse a Mangle?

María lo miró intensamente. Se mordió el labio y apretó los puños. Desvió la mirada hacia la pared. Se había cansado del suelo.

Ya lo tenía muy visto por ese día.

—...Ya veo. Me lo temía de cierta manera.

María asentía mientras hablaba.

—Podrías haberme avisado...—susurró.

Jeremy soltó una carcajada y se quedaron en silencio.

Jeremy miró a María.

—Ya que estamos confesando cosas, a mi me gustaría decirte que a mi me gusta Mangle.

A María le recorrió el conocido sudor frío por toda la espalda.

Se había metido en una gorda con los ojos tapados, siendo guiada por una confianza en si misma que parecía ser de verdad.

Parecía un problema de adolescente, pero ya conocemos los problemas de adolescentes. Son icebergs: Pequeños por fuera pero hunden barcos por dentro.

¿En qué lío se había metido?

Podía hacer daño a Puppet o podía hacer daño a su hermano.

—Y ahora... ¿Qué hago?—se susurró.

Su corazón bombeaba con fuerza sólo de pensar en las dos opciones.

Las dos tenían finales muy malos, en los que siempre moría ella, pensando de forma egoísta.

Siendo la buena amiga la relación entre Jeremy y María cambiaría. Serían dos personas con el corazón roto que no pueden consolarse.

Siendo buena hermana la relación entre Puppet y María cambiaría. No sabría si Puppet buscaría venganza hacia su hermano y ella no podría consolarse sola.

¿Y cómo acabaría Mangle? Ella sería la amada. Pero si buscaba almohada, ella sería una con pinchos.

El cómodo sillón se volvió rígido

Jeremy miró a María.

—Yo no soy experto en estas cosas. Pero sé de alguien que te podría ayudar.

María lo miró, conectando la mirada de ambos hermanos.

Tan azules sus ojos, que cuando se cruzaban se podía ver el cielo con claridad.

Corazón De Metal © [Male!Puppet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora