-¿A qué ha venido eso?- preguntó Kai histérica una vez que habíamos salido de clase de Mr. Owens y ya nos encontrábamos preparadas para el almuerzo. Mi amiga sujetaba la bandeja repleta de comida con una sola mano y con la otra gesticulaba todo lo que decía.
-Kai, cálmate. Sólo tenía curiosidad por saber que le iba a pasar a la ‘’ladronzuela de pelo azabache’’ que ha robado el teléfono de Harry. Nada más.- Kai levantó su ceja derecha incrédula mientras yo intentaba no establecer contacto visual con ella mirando los cordones de mis zapatillas.
-Queenie, a mí no me engañas. ¿A ti que más te da que a Harry le hayan robado el móvil?- levanté la mirada y encogí mis hombros ante su duda. Hasta que finalmente lo comprendió, o eso pensaba. Me miró pícara y dijo:
-Ya se lo que te pasa- me tensé al oírle pronunciar esas palabras.
-ah… ¿ah sí?
-Sí. Tú lo que querías es que el profesor Owens pensara que te interesaba su clase de historia y al verte participar te pusiera mejor calificación después del horroroso examen de la semana pasada. Bien jugada amiga mía- Concluyó Kai posando su mano en mi hombro. Suspiré aliviada y agradecí a Dios la capacidad imaginativa de Kai. En serio, ¿cómo se le podían ocurrir estas cosas?
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Llegué a casa sudorosa y agotada. La clase de deporte había sido la última. Habíamos empezado la hora calentando. Veinte minutos corriendo sin parar, relevos, salto de valla, obstáculos… un auténtico martirio. Dejé la mochila tendida al lado de mi cama y bajé las escaleras de dos en dos para echarme un rato en el sofá. No me apetecía estudiar esa tarde.
-Marilyn, ¿Podrías acercarte al supermercado y comprarme un par de limones por favor?- preguntó mi madre desde la cocina. Bufé pero obedecí. Cogí el dinero que mi madre me tendía en la palma de su mano y salí en busca de los limones.
El trayecto desde mi casa hasta el supermercado es relativamente corto. Solo tengo que andar un par de calles, pasar por el quiosco de Monsieur Maunier i finalmente cruzar un paso de cebra.
-¡Bonjour encangtó!- saludó el quiosquero francés, amigo de la familia. Su acento parisino me parecía Agodablé, como hubiese dicho Monsieur Maunier. Era un hombre bastante barrigudo. Su nariz ganchuda ayudaba a que las gafas de pasta no resbalaran por su cara. Tenía el pelo tan canoso que ya nadie podía adivinar de qué color llego a tener el viejo Maunier cuando era joven.
-Buenos días Monsieur Maunier, ¿Cómo ha pasado el día?
-estupengadengté pgesiosa. ¿Hacia dongè vois petit col de cygne?- Pequeño cuello de cisne es el apelativo con el que Monsieur Maunier lleva llamándome desde muy niña. El quiosquero era el mejor amigo del abuelo y todavía guardo en mi memoria largas tardes de otroño paseando junto a él y a Monsieur Maunier por la verde hierba de Hyde park, mientras fumaban su tabaco de pipa. Allí, una diminuta versión de mí, alimentaba a las palomas con el pan duro que había sobrado de la comida a medida que los dos ancianos comentaban el último partido de fútbol o las próximas elecciones electorales.
-voy a comprar un par de limones al supermercado Monsieur Maunier. Ya sabe usted como es mi madre de despistada. Ya ha ido esta mañana con Ben pero debe de haberse olvidado los limones.- resoplé y el viejo amigo de mi abuelo me acarició el pelo sonriéndome.
-ten pasiengca pgeciosá y coge angtes de que ciegén.
-hasta luego Monsieur Maunier. Un placer haberle visto.- Después de un beso en mi frente por su parte terminé mi trayecto. Llegué al supermercado y me dirigí rápidamente hacia la zona de fruta y verdura. Miré atentamente cuales eran los mejores limones para llevar a mi madre. Habían amarillos, otros de un tono más verdoso, grandes y pequeños, pero antes de coger los elegidos pensé en que mi madre siempre acababa dándome el dinero del cambio, por eso si cogía los más baratos sobraría suficiente para comprarme una revista. Sonreí ante mi brillante estrategia y llevé los limones a la caja para cobrarlos. Una vez recibido el cambio fui de nuevo al quisco de Monsieur Maunier.
No me decidía por ninguna revista en concreto. Llevaba casi veinte minutos fuera de casa, por lo que debía darme prisa. Mis ojos pasaron por las portadas de cada una de las revistas esperando encontrar la que noticia que más me llamara la atención. Hasta que finalmente la vi. Mis manos se tensaron y los pies no me respondían. Notaba como de mi frente caía una especie de sudor frío. Me acerqué al conjunto de hojas y lo agarré entre mis manos. Mis ojos estaban a punto de salirse. No puede ser cierto, pensé. Tragué saliva y le dije a Monsieur Maunier que me cobrara el precio de la revista. Llegué a casa y tiré literalmente los limones en la mesa de la cocina.
-Hola mamá- grité al entrar- adiós mamá- grité al salir.
-un momento señorita.- Miré a mi madre de reojo. ¿Qué es lo que querrá ahora? Esperé a su respuesta mientras ella se encontraba de brazos cruzados justo delante de mí.
-¿Qué es esto Marilyn Mariah Parker?- preguntó mi madre sacándose del bolsillo un Iphone y enseñándomelo. Abrí los ojos como platos y tense mi mandíbula.
-bueno… esto…- ¡mierda, mierda, mierda Mai! Mamá tiene entre sus manos el mismísimo teléfono de Harry Styles.- No es mío mamá, hoy Kai se lo dejó por error en el aula de plástica y como buena compañera y amiga que soy me ofrecí a llevárselo mañana.- Intenté sonar lo más convincente posible y que no se notara que mentía. A pesar de mi gran actuación mi madre no se lo creyó del todo.
-Toma, no ha parado de sonar en todo lo que llevas fuera de casa. Al menos mantenlo en silencio y vete a estudiar de una vez que aún no te he visto sacar ni un libro en todo el curso.- E ahí la madre que tanto quiero, la que no deja de fastidiarme y educarme. Agarré el teléfono de su mano desconfiada y subí a mi cuarto con la revista en la derecha y el móvil en la izquierda. Me eché en la cama y abrí la revista por la página que la salía indicada en la portada. Leí el título del artículo: ‘’Misteriosa chica roba el teléfono al miembro de la banda One Direction, Harry Styles o algo más…’’ ¿A qué se referirán con algo más? Mis dudas desaparecieron al leer lo escrito delante de mis ojos.
-Oh dios mío.
Vibrço el teléfono que se encuentra tenido justo a mi lado. Deslicé lentamente el dedo por la pantalla que me avisaba de que había un mensaje pendiente por leer.
''Seguro que ya has visto las noticias, habrás leido mis twitts o al menos habrás leido las revistas. Salimos en portada. Ya eres famosa, preciosa :) H.''
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The Call- Harry Styles
FanficMai nunca había sucumbido a los encantos de la música que Kai con tanta insistencia le hacia escuchar. No tenia nada en contra de la música que su mejor amiga escuchaba pero le gustaba verla enfadar y como pasatiempos preferido la hacía enrabiar in...