5)Porrista

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La clase finalizó, y así, los llevó a los estudiantes, al patio del "recreo", o ese momento de recreación en el que está por lo menos de quince a veinte minutos, alejado de los profesores, libros, teorías y demás. Liam, fue el primero en acercarse a los dos jovenes, el cual, saludó con un apretón de mano a Harry y un beso en la mejilla a la chica. Luego aparecieron Niall y Zayn, que hicieron lo mismo que Liam.

— ¿Ayer entrenaron? —preguntó Charlotte, sentándose en una mesa del gran jardín, mientras que los chicos se sentaban en el cesped, y Niall al lado de ella.

—Así es, extrañaba un poco el campo. —aseguró Niall, con una sonrisa.

— ¿Y tú de que juegas?

—Halfback. Eso iría, atrás de todo. El que corre con el balón.

— ¿Y tú Liam?

—Wide Receiver. Yo soy el que corre para anotar, y recibe los pases de Harry.

— ¿Y tú Zayn?

—Fullback. Le cubro las espaldas a Harry. Como siempre. —dijo el muchacho, reciviendo un golpe de Harry.

— ¿Y tú, que posición tienes?

—Quarterback.

—Claro, me olvidaba. El capitán del equipo.

—Así es, bonita. ¿A qué estás emocionada?

—Uff, si... Estoy que desfallezco. —dijo, fingiendo un desmayo la castaña, y haciendo reír a los chicos.

— ¿Y qué piensas hacer en las actividades extracurriculares?

—No lo sé... pensaba probar suerte en las Cheerleaders.

— ¿Animadora? ¡Wuauh! ¡Eso si que quiero verlo! —dijo Zayn, con cara de deseo puro, mientras recibía un golpe de Liam.

— ¿Es muy dificil entrar?

—La entrenadora, la señora Donnavan tiene su caracter... Es bastante exigente con las chicas.

—Igual, hoy voy a tratar de entrar.

El día pasó bastante rápido, en la siguiente clase se sentó con Alex, luego en el almuerzo con los chicos, y en las otras dos clases con Zayn y con Harry de nuevo (cosa que a Charlotte no le causaba mucha gracia). Para final del día, fue a anotarse a la planilla delas cheerleaders, donde más de cincuenta nombres se encontraban inscriptos. Fue a cambiarse, ya que con un vestido y tacones no podría hacer mucho y se colocó una musculosa coral, un short gris, zapatillas igual y tomó el bolso que tenía en su habitación y colocó su antigua ropa y un botellón de agua.

Entró al lugar, donde serían las audiciones, y allí pudo ver a la entrenadora, sentada con dos chicas más, y a su alrededor, más de diez chicas más. frente de ellas, había una muchacha, que para su visión, estaba haciendo la rutina pésimamente. Luego de que dijeran: ¡siguiente! Fue otra muchacha, y luego otra y al fin, fue el turno de Charlotte.

Dejó el bolso a un costado de la cancha, y se colocó frente a las porristas y a la entrenadora.

— Es Charlotte Bachelard. —dijo una rubia, mirándola a la capitana. — ¿La de Francia?

— ¿Has sido porrista antes? —le preguntó la entrenadora.

—Así es, fui capitana en mi anterior escuela.

— ¿En cuál?

—En el Lycée Henri VI.

—Es ella, entrenadora. Ella es la campeona Europea. —le susurró la morena, que estaba parada al costado de la coach.

—Así que tu, eres una campeona continental. —dijo la mujer, mientras la miraba con vista de alcón. —Muestrame que puedes hacer.

Luego de aquellas palabras, la música se prendió y su rutina de baile comenzó. Hizo una muy parecida a la que hizo en el campeonato nacional de Francia, el año pasado. Obviamente, quitando la parte que se hacia en grupo. La danza era algo que salía de su cuerpo, y la gimnacia era algo con lo que había convivido desde los seis años de edad. Así que dar tres giros en el aire, y caer como si fuera una pluma, realmente era algo, que a estas alturas del partido, no le costaba gran esfuerzo. Saltó, a una gran distancia del suelo, y luego cayó abierta de piernas en este, con la misma gracia con la que hacía todo.

—Impresionante. —dijo Donnavan, maravillada, y era algo raro, ya que nada le era "maravilloso" ni "extraordinario" a estas alturas de su vida, donde había visto más cheerios que otra cosa.

—Es increible. —susurró la misma castaña, y la rubia y su compañera asintieron.

— ¿Capitana francesa? —preguntó la mujer, a las chicas que estaban a su lado. —Luego que Debby se fuera perdimos a la lider... Y parece que hemos conceguido otra.

Las sonrisas no tardaron en aparecer en los rostros de las muchachas, y era que este, era su último año en el Westminster School, he irse de la escuela con un campeonato nacional, o tal vez continental, era algo que las tentaba de sobremanera.

—Bienvenida, Srta. Bacherlad. —dijo Donnavan, y la sonrisa en el rostro de Charlotte no tardó en aparecer. —Venga conmigo. —prosiguió la mujer, mientras se paraba de su asiento he iban ambas a su oficina. Las audiciones las siguieron haciendo las chicas, ya que lo que faltaba, era una soportadora.

Llegaron a una oficina pequeña, de paredes blancas y con un escritorio caoba en medio. La mujer tomó asiento, y le indicó a la alumnaque hiciera lo mismo. Esta se sentó, sin despegar la mirada de aquella mujer.

—Señorita Bacherlar. Me llamo Jane Donnavan, y soy la entrenadora de las cheerios en Westminster School. —se presentó la entrenadora, observando detenidamente a aquella muchacha. —Y sé quien eres tu, perdimos el año pasado en la competencia Europea contra tu escuela.

—Si, lo sé. Las reconocí por el nombre ayer. Son muy buenas, quedé impresionada con lo que hicieron el año pasado.

—Muchas gracias, y sé que quedamos en segundo lugar, no por el equipo del Henri VI, si no por la capitana. —comentó, haciendo sonreír a la muchacha. —Entonces, con nuestro equipo y usted, Srta. Bachelard. Nuestro equipo no solo llegará a las nacionales, si no también a las continentales.

— ¿Entonces estoy en el equipo?

—No solo eso, Señorita. ¿Quiere ser la capitana del equipo? —le preguntó, con una sonrisa en su rostro, aspirando a las nacionales, continentales y por primera vez en su carrera, a las internacionales. Y ese era el motivo que la llevaba a Jane a hacer esto. Ella pensaba, que con Charlotte, ella podría llegar a hacer ese salto en su carrera. Consagrarse como una entrenadora de cheerios internacional.

— ¿De verdad? —preguntó ilucionada Charlotte, ya que ser la capitana era algo de lo que más se recriminó por dejar de serlo al irse de París.

—Por supuesto.

— ¡Claro! ¡Claro que sí! —contestó, emocionada. —Sería un verdadero honor, Sra. Donnavan.

—Perfecto, lunes, martes, miercoles y jueves entrenamiento de 17:30 a 19:30.

—De acuerdo, ¿entonces voy al entrenamiento?

—No, hoy solo son las pruebas. Mañana comenzamos.

—Esta bien. Hasta luego, Sra. Donnavan. Y muchísimas gracias. —dijo la chica con una sonrisa, saliendo de la oficina de aquella mujer.

TROUBLEMAKER - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora