El sol brillaba en todo su esplendor, el clima era templado, ni frío ni calor, y la humedad era menos del treinta porciento, algo bastante raro en la ciudad de Londres. Así que, todo era perfecto. Al levantarse de la cama, decidió que un jean ajustado, abierto en la parte de las rodillas, una blusa de hilo blanca, un tapado beige y zapatos de tacón cerrados sería lo ideal para el lindo clima de este soleado día de diciembre.
Luego de desayunar, y terminar de pasar un trabajo a tinta, salió de su casa del segundo piso, para dirigirse a la escuela. En autobús tardaba alrededor de veinte minutos, y casi siempre, iba sentada. Algo muy positivo.
Al llegar a la escuela, se enteró por el Sr. Smith, el rector del lugar, que el profesor de contabilidad y finanzas tenía que dar un examen en la universidad, y que se ausentaría esa clase, así que contenta, por su feliz comienzo de semana, fue hasta los pasillos de la escuela, y de allí se fue hacia donde se encontraban los cuatro muchachos de siempre, en el patio del colegio. Al verla, le sonrieron y la saludaron, aunque el "saludo" de Harry para con ella varió un poco del de los otros.
—Por favor, no hagan eso. —comentó Zayn, con expresión de asco en su rostro, luego de que ambos castaños se hubieran besado.
—Te he visto hacer peores cosas. —le dijo tajante Harry, ganándose un golpe de parte de Charlotte, y una risa, proveniente de Liam y Niall.
—Esto es para ti. —musitó la castaña, estirando una bolsa hacia Niall, el cual la tomó con una sonrisa, y la abrió. Dentro había una caja redonda, y una cajita mucho más pequeña al costado tomó la redondeada caja y al abrirla, se encontró con una torta de chocolate, bañada en chocolate, con pequeños trozos de chocolate encima y frutillas, muy empalagosa, tal cual le gustaba al chico. — ¡Feliz Cumpleaños, Nialler! —gritó ella, mientras el chico dejaba la torta encima de la mesa, y corría a los brazos de la castaña, la cual, lo abrazó dulcemente.
—Wuah... Ella trae presentes, me gusta. —dijo Zayn, mirando la torta. —Mi cumpleaños es el 12 de enero. —le avisó, haciendo reír a Charlotte.
—Este es mi primer regalo, gracias Charlie. —le dijo este, agarrando el cuchillo que estaba envuelto en servilletas, con cucharitas de plástico, y cortó una porción para él, y luego le preguntó a la castaña si quería, la cual se negó, entonces el muchacho, comenzó a comer desesperadamente.
— ¡Ey! ¡Convida un pedazo!
—No, es mía. Charlie la hizo para mi. —musitó, engullendo otro pedazo de pastel.
—Eres un angurriento.
—Vete a comprar tu pastel. —le dijo mirándolo mal al moreno, y volviendo a morder su pedazo de torta.
— ¿Qué vamos a hacer pequeño duende? —preguntó Zayn, sentándose en la mesa del patio del recreo, luego de sus clases.
— ¿Fabric? Vamos los tres, y tu, obviamente, Char. —dijo Liam, con una sonrisa.
—No tengo muy buenos recuerdos de ese lugar. —contestó Charlotte, mirando con un poco de vergüenza a Harry.
— ¿Qué tal la Isla de Man? Mis viejos me dieron las llaves de la casa.
— ¿De verdad? ¡Tus padres son los mejores! —gritó Harry, revolviéndole el cabello al rubio.
— ¿Entonces, vamos este fin de semana?
—Si, obvio. Adoro ese lugar. —comentó Zayn, con una sonrisa.
— ¿Qué dices, Charlie? ¿Vienes?
—Es que, debo estudiar para el examen de filosofía y ética, y todavía no terminé el trabajo de teoría general de las obligaciones.
—Oh, vamos Char. Es mi cumpleaños.
—Tengo que hacer muchas cosas, Niall. Lo siento.
—Convence a tu novia, Hazza. —le dijo Niall, haciendo reír a los otros dos muchachos.
—Será divertido, y puedes estudiar el domingo para filosofía y ética.
—Cien, Harry. Necesito un cien.
—El domingo te ayudo a estudiar...
—No. Yo puedo solita, solo, necesito más tiempo. —comentó ella, parándose de su mesa, y saludándolos a los chicos, para luego ir al baño de mujeres. Se metió en el lavabo, luego se lavó las manos, verificó su maquillaje, cabello y al salir de este, se encontraba Harry, cual modelo de Armani, recostado sobre la pared del baño.
— ¿Cómo te fue ayer?
—Me tomaron fotos todo el día. —contestó con una sonrisa. —Y me dijeron que debía ir a un curso por un mes, y que luego, Marcos iba a hablar conmigo.
— ¿Y eso es bueno?
—Somos solo cinco chicas en el curso.
—Exclusividad. Eso es bueno. —comentó con una sonrisa. — ¿Por qué no quieres ir a la isla?
— ¿No prefieren pasar unos días solo de chicos? Y yo, me quedo en casa, estudiando.
—Que divertido.
—A mi me gusta.
—Eres aburrida, cariño. —comentó, besando su cuello. —Pero debes venir, es el cumpleaños del duende.
—Es que...
—Piénsatelo, estamos a jueves, el viernes a las ocho salimos para allá.
—De acuerdo. —contestó ella, mientras él sonreía de costado, y la tomaba de la cintura.
