Vestido negro corto con mangas de encaje, cuello redondo, moño suelto a la cintura, zapatos de tacón marrones cerrados y el cabello castaño callendo en cascada por su espalda, con una cartera afianzada a su hombro, Charlotte se encontraba parada frente a su casillero.
Dentro de este, había un libro de tapa morada y un papel amarillo sobre este. Ella lo tomó y leyó la pequeña nota de papel: Lo que daría porque fueras Emma, y yo ser, tu Rodolfo(*). HS. —y luego de leer aquello, y el nombre de Madame Bovary en el centro del libro, Charlotte rió al saber a quién le pertenecían esas iniciales. Con el libro en su casillero, y el de contabilidad y finanzas en su mochila, caminó hasta la clase del señor Richardson, el cual, era un tanto amargado para su corta edad. Se sentó junto con Liam, no sin antes, darle una sonrisa a Harry, el cual, estaba sentado detrás de ella.
La clase pasó normal, aburrida, pero, en medio de la clase, una pelotita de papel, cae en el escritorio de Charlotte, esta, se gira a ver a Harry, el cual, se encontraba mirando ¿el techo? ¿de verdad Styles? Con una sonrisa de suficiencia en el rostro. La muchacha, tomó aquel proyectil y estiró el papel para leer la nota.
"— ¿Lista para el partido de mañana? ¿Vas a ser mi animadora personal, si o no, preciosa?" —Charlotte leyó aquello, y una sonrisa se posó en sus labios, con lapicera roja contestó.
"— ¿Tuya? Ya quisiera pero... Soy animadora personalizada de alguien más. Lo siento".
"— ¿De quíén? No me digas que es ese francesito estirado."
"— ¿Louis? ¿Por qué tanto odio hacia él? Es un buen chico, pero, según Niall, ya se lo que te pasa".
"— ¿De qué hablas?"
"—Estás celoso, Styles. Pero lo lemento, voy a animar a alguien más."
Y luego de aquello, el muchacho no respondió. Seguramente está hablando del idiota de Louis, afrancesado mugriento. Es que, ¿por qué viene a su país para conquistar a su chica? De acuerdo, es un país libre, y está bien, convengamos que Charlotte no es su chica, pero... Da igual. El único pensamiento, o lógica que encontró Harry en su cabeza fue tan fácil y tan retorcida a la vez, que lo asutó un poco. Está jugando conmigo, pensó el castaño. Es vil, manipuladora y retorcida. Solo eso. Está jugando conmigo, y lo peor, no es eso, es que lo logra y yo, le sigo el juego.
Se suponía que era al revéz, que ella era la yegua y yo debía domarla, no que yo termine siendo su pequeño pony, y que ella, haga y deshaga mi persona a su antojo. Esto era ya demasiado. Estaba en juego su integridad moral, física y... Física. Y allí, la imagen de Rory sonriéndole de a tres mesas le recordó que rechazó a cada una de las muchachas que intentaron salir con el esa semana, y la otra, y la otra, y la otra... Esta mujer va a hacer que pierda la cabeza, el control.
El estadio del Westminster School estaba hasta la cabeza. Las tribunas estaban repletas que no creía que podría entrar más nadie. Las porristas, de ambos equipos, se encontraban cada una de un lado de la cancha, gritando, saltando y coreando las canciones y frases de aliento para su equipo correspondiente. Las muchachas de naranja y azul, saltaban, brincaban y mandaban mensajes negativos para sus opositoras, mientras que estas (The Hell's Angels) eran tan delicadas como una pluma, que solo se dedicaban a alentar a su equipo.
Los jugadores de ambos equipos salieron y los gritos de la tribuna no tardaron en aparecer, todos estaban exclamando de felicidad y éxtasis, dando comienzo al partido. Los del equipo contrario (La escuela Luis V), estaban literalmente pateando el trasero de los muchachos, los cuales, estaban más cerca del piso, que del campo contrario.