Capítulo 17

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Había conseguido engañar a Lucas para que pensara que estaba demasiado ocupada para poder vernos al día siguiente. Andaba como loca recogiendo los últimos detalles de sus regalos. Hoy cumplía 23 años e iba a ser el primer cumpleaños que pasaríamos juntos. Por alguna razón el pensamiento de pasar el cumpleaños “juntos” sonaba demasiado bien en mi cabeza, pero me reprimí a mi misma. No quería pensar en dobles sentidos, aunque últimamente nuestra relación estaba inmejorable.Veía ciertas señales extrañas que fingía ignorar, aunque una vez estaba a solas me costaba sacarlas de la cabeza.

Antes de cargar la pequeña tarta de chocolate que habia hecho, la cena y los paquetes escondidos en el bolso más grande que había encontrado, saqué el móvil y le llamé. Necesitaba asegurarme de que estaba en su casa.

-¿Si? -Respondió al tercer tono.

-¡Cumpleañero! ¿Como vas?

-Es mañana, Ali y voy bien.

-¿Bien que significa? -Pregunté, intentando extraer toda la información que pudiera.

-Bien que estoy en el sofá pensando que hacerme de cenar mientras veo Juego de Tronos. -Bingo.

-¡Pero mira que eres soso! Yo sigo estancada con el artículo, -mentí -no me sale absolutamente nada y creo que estoy a punto de llorar.

-No te preocupes, estoy seguro que de aquí a un rato te vienen las musas y acabas en un momentin. Igual hasta tienes tiempo de pasarte mañana por aquí.

-Pff, no sé que decirte eh, haré todo lo posible. Vaya mierda, de verdad... ¡Mira, te tengo que dejar, a las 12 de vuelvo a llamar para felicitarte!

-No hac... -Le corté antes de que pudiera acabar. Me iba a decir que no hacía falta.

¿Como podía existir una persona a la que no le emocionase cumplir años? Me había prohibido terminantemente hacerle una fiesta, así que me estuve quieta. Aun así no podía resistirme a dedicarle un par de detallitos. Casi dando saltitos, cogí todas las cosas y me apresuré a salir.

En cuanto puse un pie en la calle me di cuenta, con horror, de que diluviaba. El tiempo en esta ciudad era la locura más grande que había presenciado en mi vida. Me había dejado el paraguas arriba y ya había hecho los apaños suficientes para poder llevar todas las cosas, así que decidí seguir con mi camino aunque tuviera que mojarme un poco.

Ese poco que había planeado se convirtió en mi pelo y mi ropa empapados, por muy cerca que vivieramos, y encharcando el rellano de su apartamento. Toqué el timbre y esperé emocionada. Quería sorprenderle y, sin duda, lo conseguí. En cuanto abrió la puerta su expresión somnolienta cambió al segundo. Dejó fluir una sonrisa resplandeciente y se quedó durante unos segundos parado en la puerta.

-Feliz cumpleaños por adelantado. -Dije en un susurró lo suficientemente alto como para que me escuchara.

Para lo que ocurrió a continuación, sin duda, nadie me había preparado. En un rápido movimiento se pegó a mi y me besó sin que me lo pudiera llegar a esperar. Durante unos cortos segundos de sorpresa, no reaccioné, pero en seguida le correspondí, cerrando los ojos y disfrutando del momento. Me tenía agarrada de la nuca y la cintura, pero yo no le podía coger porque llevaba toda la comida, que empezó a ser demasiado molesta en medio del momomento que estábamos compartiendo.

-He traido cena, no hace falta que me comas a mi. -Pronuncié esas palabras aun con los labios prácticamente pegados y pude notar como su pecho vibraba, riendo ante ellas. Depositó otro pequeño pico en mis labios y entonces, por fin, habló.

-Eres la mejor, ¿te lo he dicho alguna vez?

-No las suficientes. -Bromeé. -Vamos para dentro, que esto se enfría. -Señalé los los tuppers y le di un pequeño golpe con la rodilla en un lado de la pierna para indicarle que andara.

Una vez estuvimos dentro no tardó ni un segundo en recriminarme lo mala que era, me recordó que no le gustaba celebrar su cumpleaños y que de ninguna manera me lo iba a llevar de fiesta.

-No vamos a celebrar nada, vamos a disfrutar de una cena que me ha apetecido prepararte porque hace 23 años que tu mamá me regaló una de las cosas más cuquis de mi vida.

-¡Qué tonta eres! -Me tendió algo de ropa suya para que pudiera deshacerme de la mia mojada. Él también se cambió de camiseta, porque nuestro anterior contacto le había traspasado la humedad.

Ninguno comentó nada sobre el beso, aun así parece que ambos pensamos que no hacía falta, ya que pasamos la cena practicamente enredados el uno en el otro.

Mientras reposábamos la tarta en el sofá le di los regalos.

-Falta el último. -Canturreé contenta. Era el que más me gustaba.

Saqué de la bolsa la caja envuelta y se la entregué. Con la impaciencia de un niño de tres años, rasgó el papel y la caja le dejó algo descolocado. “¿Un portafotos?”, preguntó con cierta decepción. Le animé a que lo abriera y encontró el marco con una foto nuestra en él. En ella, salía yo subida a su espalda, sonriendo, mientras que él abajo hacía una mueca entre quejido y sonrisa. Me parecía adorable. Reflejaba perfectamente nuestra relación y quería que la tuviera para poder verla y acordarse siempre. De lo que ya no estaba tan segura era de qué clase de relación teníamos en esos momentos. De todas maneras no importaba, siempre y cuando se quedara en mi vida. No llegaba a entender como una persona en unos meses podía llegar a ser tan importante y, es que, si no me hablaba con él al menos unos minutos al día y me daba las buenas noches, no me sentía persona.

Bueno, vale, quizás no tanto, pero sí era algo agradable y que echaba a faltar cuando no ocurría. Ahora, además de esa faceta mental, habiamos añadido una faceta fisica a nuestra relación que ninguno de los dos tenía claro a donde llegaría, pero habría que averiguarlo.

-Sigue lloviendo. -Comenté, mientras peinaba con los dedos su pelo. Ambos estábamos acostados en el sofá, disfrutando de uno de esos silencios donde habla el cuerpo y las caricias. -¿Tienes un paraguas que me puedas dejar? -Pregunté preocupada.

-¿No pensarás irte? -Apartó la cabeza de mi pecho para girarse y poder mirarme a los ojo mientras preguntaba. Me limité a asentir. El negó con la cabeza, dibujando la sonrisa más adorable en sus labios. Continuamos el pequeño juego unos instantes hasta que nos deshicimos en risas. -No pienso dejar que lo hagas, tú esta noche te quedas aquí.

-Con una condición. -Objeté.

-¿Cual?

-Que me des un masaje. Preparar todo esto ha sido agotador. -Exageré mi tono de voz, desperezándome a la vez.

-Tener que aguantarte a a ti sí que es agotador.

Le saqué la lengua y él me imitó. Por algo tenía que adorarle...

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Con 25 minutitos de retraso en mis planes, pero aquí está el capítulo de esta semana!

Sé que últimamente no hay tanto Louis como os gustaría. Si no os gusta, lo siento mucho, pero a mi me gusta plasmar la realidad y, en mi imaginación, esta es. No hay de que preocuparse porque, al fin y al cabo, él es el protagonista, pero ninguna mujer (u hombre) tiene una única y absloluta pareja en su vida. Por eso, espero de corazón que os guste la historia tal cual es, con sus Louis y sus Lucas. 

Personalmente, este capítulo me parece una preciosidad, es de mis favoritos! Comentadme a vosotros que os parece, estoy intrigada y con un poco de miedo, a decir verdad, por eso tanta justificación... jajajaja

Os dejo por al lado la canción que me inspiró el cap, es una de mis favoritas! 

Espero que lo hayais disfrutado, muchos besitineees!!

PD: En el cap anterior agradecí las 5000 visitas. Eso fue la semana pasada. A la hora de subir este, ya habíamos superado las 6000. En siete días. Os juro que no tengo palabras, mil mil mil mil gracias, de verdad. No os hacéis una idea de lo que significa para mi!!

Morning (Louis Tomlinson) // Actualizaciones lentasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora