Capítulo 18

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Los lunes en la oficina eran una tortura. Me desperté con ganas de dormir doce horas más pero la alarma del móvil no parecía tener intención de parar de sonar. A trompicones y entre bostezos conseguí salir de la cama y prepararme el desayuno.

Con una taza de café y una tostada en la mano el día ya se afrontaba de otra manera y, mientras comía, le respondí el mensaje de buenos días a Lucas. ¿No es curioso cómo ahora nos pasamos el día sonriendo o mirando con odio a los teléfonos en vez de a las personas? Pero en ese momento yo era una de esas personas que ves por la calle y piensas que merecen chocarse contra una farola por sonreír con cara de tonta a un móvil. Algo parecido fue el castigo que me cayó por eso, pues me manché el pijama de café.

Llegué a la calle de la oficina algo más limpia y preparada para trabajar cuando algo fuera de lo común llamó mi atención. La acera estaba plagada de gente. Gente que parecía estar alterada. Conforme me acerqué fui distinguiendo que esa “gente” no era simplemente “gente”, sino niñas. Niñas chillando. Mi mente no tardó en relacionar conceptos y entrar en pánico. Me acerqué un poco susurrando para mi misma “dime que no, dime que no, dime que no, dime que no” como si fuera un mantra que me ayudaría a alejar los males. A unos seis pasos de distancia del mogollón de chicas, los gritos de repente aumentaron considerablemente de volumen y tras ahogar un grito que bailaba entre el miedo y el asombro algo en mi interior me hizo dar la vuelta y meterme en mi edificio como alma que lleva el diablo.

No quería ser una paranoica porque habían miles de boybands y famosos que pudieran estar allí en estos momentos, no tenían que ser ellos. Intenté tranquilizarme mientras subía en el ascensor, repasando mentalmente todas las revistas del corazón y noticias que había leído en los últimos días en busca de un vago recuerdo de un actor que fuera a visitar Londres esta semana. A dos pisos de mi planta mi mente cayó en la cuenta: el edificio frente al que se agolpaban las niñas era un estudio de música. Tomé aire, cerré los ojos y me presioné el puente de la nariz, preguntándome por qué todo me pasaba a mi.

Ya sentada en mi escritorio ni si quiera enchufé el ordenador, me giré directamete hacia Steph.

-Steph, ¿has visto lo que hay ahí abajo? ¿Era la puerta de Sony no?

-Eso creo… ¿Has pensado que pudieran ser…?

-Ni me lo digas. –La corté en seguida. –Lo único que me faltaba.

-Tampoco te preocupes mucho. Cuando yo he llegado estaban debajo de mi edificio, igual van de uno a otro buscando a alguien y Sony no tiene nada que ver.

-Demasiada casualidad. Hoy me traes tú la comida aquí.

Tras una bronca por parte de Steph y varios “te tiene que dar igual” “mira cuanta gente hay”, “no os vais a ver”, “igual ni son ellos”, “y si son ellos puede ser que él ni esté”, “ayer leí que Katy Perry también iba a grabar”, “mira que eres tonta” y un larguísimo etcétera, continué con mi día. A decir verdad no fue muy provechoso, pues no hacía otra cosa que acercarme a la ventana y mirar.

Las niñas no se fueron en toda la mañana y lo molesta que estaba cada vez se hacía notar más por los suspiros más y más largos y las miradas que le dirigía a Steph cuando me paseaba a la ventana y me decía que me estuviera quieta. Mis compañeros deberían de pensar que definitivamente me había vuelto loca, pero me negué a contestar a ninguna de las preguntas que me hacían mientras escudriñaba la calle con los ojos achinados en un intento de ver algo. Mi única declaración es que ese día no estaba para nadie.

Sobre la hora de comer casi todos se fueron fuera y yo, tras varias súplicas, conseguí que Steph saliera y trajera comida para las dos.

-Qué triste, tía, ni salir a comer. Un lunes y encerradas aquí. –Murmuraba mi amiga molesta mientras jugaba desganada con su ensalada.

-Este fin de semana te lo compenso… -Le dije algo absorta mientras miraba por la ventana. -¿Sobre que hora crees que se irán? –Pregunté para hacerme cálculos mentales de mis posibilidades.

-Ay, Ali, ¿y yo qué sé? ¿Y si se quedan ahí toda la puta noche qué? ¿Duermes en el despacho de Dean?

Me giré para dedicarle a Steph un mohín sarcástico, al que respondió encogiendo los hombros y negando con la cabeza. En cuanto volví a mirar por la ventana me di cuenta de que el gentío estaba más alterado de lo que había estado el resto de mañana.

-¡Steph, Steph, Steph! ¡Ven, por favor, mira! ¡Stephanie, por favor! –Dejó apartado el tenedor y se unió a mí en mi puesto de vigilancia. –Creo que están saliendo.

-Pues va a resultar que sí que son…

-No jodas tía. –Dije abriendo los ojos en pánico.

-Mira allí, es el rubio ¿no? –Intenté mirar hacia donde Steph me señalaba pero solo veía una marea de gente. Me fije un poco y en seguida vi como Zayn avanzaba entre dos seguratas.

-Mierda... Menuda puta mierda.

Una vez confirmados mis miedos no me volví a asomar a la ventana. No quería saber nada más sobre el tema. Estaba claro que tenía una actitud un tanto radical, pero el enfado no me dejaba ver más allá. Y, realmente, tampoco tenía razones para enfadarme, pero estuve el resto de tarde de morros.

Tras la reunión que organizaba el siguiente día, durante la que no abrí la boca en ningún momento, llegó la hora de volver a casa y pisar la calle. Quise alargar todo lo posible la salida, pero no me quedó otro remedio que afrontarlo. Bajando en el ascensor Steph intentaba darme conversación para distraerme y yo, en el fondo, se lo agradecía aunque en ese momento mi cara reflejara todo menos eso.

La acera ya estaba despejada, para mi alivio. Se me iluminó la cara y algo más contenta me despedí de Steph. Emprendí el camino a casa mucho más relajada, pero sin dejar de mirar el resto de aceras, edificios, escaparates y terrazas de cafeterías. Sólo por si acaso. A dos calles de la oficina se iluminó la luz roja del semáforo para peátones, y junto a otros londinenses, me paré al borde de la calle. Comenzaron a pasar los coches y la sonrisa sosegada cambió a expresión indescifrable en cuestión de un segundo que pareció una eternidad. Una furgoneta negra pasó de largo delante de mí, haciendo que durante una milésima de segundo mis ojos se encontraran con otros azules claros, que me miraban con exactamente la misma expresión descolocada que tenía yo misma en ese momento. Sabía que tenía que ocurrir. 

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Holiii chiquitines! 

Aquí tenéis otro capítulo! A mi, sinceramente, Alice me ha caído un poco mal con la paranoia que lleva encima todo el día, pero así hemos estado más de uno ¿o no? Jajajajaja ¿Qué os ha parecido?

Como no creo que tenga los mismos lectores en Suit and Tie que aquí, y allí sí lo he dicho, lo digo aquí también: He acabado los exámenes de mi primer año de carrera, por lo que mi verano ya está aquí! ¿Que quiere decir eso? ¡Más actualizaciones! Voy a pensar un horario para que hayan dos capítulos de S&T y uno de Morning cada semana, ya informaré. 

Un besazo, espero vuestros votos y comentarios, mil gracias a todos los que leen<333

PD: Dejo en multimedia un edit precioso con gifs que me ha hecho Tess, una chica que asdfghjkl, me dejó sin palabras de lo precioso que es! Muchas gracias de nuevo, cariño!

PD2: Seguramente cambie la portada por tercera vez porque soy asi y nunca acaba de gustarme, así que ya vereis el cambio!

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2014 ⏰

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