CAPÍTULO OCHO

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CAPÍTULO OCHO — 'UN BAILE'

HABÍA MUCHAS RISAS A SU ALREDEDOR

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HABÍA MUCHAS RISAS A SU ALREDEDOR. Risas sencillas, carcajadas estridentes; inclusive del tipo discreto —y apostaba que ensayado— usual en las muchachas de cuna alta. Cersei también reía, abrazando el brazo de su hermano mientras su vestido se agitaba al dar vueltas una y otra vez al bailar. Y por supuesto que Jaime reía igual. En ocasiones, incluso sonrió en dirección a Tyrion, quien se mantenía quieto en la mesa, jugueteando con una copa de vino en mano. Tyrion le devolvió todas las sonrisas, y a pesar de que se sentía feliz porque Jaime lucía feliz y porque Cersei lucía feliz igual, no era a él a quien deseaba sonreír en absoluto.

Había muchas risas a su alrededor, pero ninguna de Aella Thendor.

Bayezid y Lord Devon tomaban su lugar en la mesa de honor a un lado de Lord Herald, Lady Ryna y su padre. Aella había sido designada a otra mesa en compañía de los pequeños Lannister, y Tyrion se mostró emocionado ante la idea de tener a Aella tan cerca debido a que poseía la fuerte creencia de que así como él ya no tenía un motivo por el cual esconderse, tampoco debían hacer lo mismo con su amistad. Todavía debían regular su comportamiento, por supuesto, ya que sería ilógico que ambos forjasen un lazo tan estrecho en el corto tiempo en el que supuestamente se conocían. Sólo se trataba de pretender un poco más... Pero Aella no había dicho ni una palabra desde su llegada, después de ser excusada por Bayezid para tener una conversación con ella antes del inicio del banquete. Después de ello, Aella se mostró callada, apenas respondiendo a sus preguntas y negándose a dirigirle enteramente la palabra. Tyrion observó entonces en dirección a Bayezid, encontrándose con una postura muy similar a la suya propia. Ryna ya no estaba a su lado, sino que bailaba con su padre, pero como Aella, él tampoco parecía muy entusiasta esa noche. Inclusive cuando Lord Herald hizo el anuncio oficial de la unión entre la Casa Liontale y la Casa Thendor, Bayezid apenas pudo fingir una sonrisa —la cual, lució más como una mueca a un gesto de felicidad—. En cambio, los ojos verdes del joven Thendor vagaban en la multitud danzante frente a él, casi con nostalgia. Tyrion halló rápidamente el objeto de su atención: Cersei. Él claramente está arruinado por ella, pensó. Mi linda hermana enamorando muchachos, una verdadera sorpresa.

Y si había algo que le impedía el sentir lástima por Bayezid, era el hecho de que probablemente... No, estaba seguro de que él y su extraña conversación eran los culpables de que Aella lo tratase como un completo desconocido. Esa iba a ser su noche; la noche en que finalmente podían ser Aella y Tyrion frente al resto del mundo, no simplemente la dama visitante y el enano deforme hablando a escondidas en el jardín, sino Aella Thendor y Tyrion Lannister. Había enfrentado a su padre por ello, ¿y era eso todo lo que obtendría? De pronto, sintió que el enojo se apoderaba de sus pensamientos. Enojo por Bayezid Thendor, enojo por su padre, enojo por Aella. ¡Se suponía que ella debía entenderlo mejor que nadie! ¿Es que acaso pensaba que el gran y orgulloso Tywin Lannister había decidido de pronto que tenía ganas de presentar a la vergüenza que tenía el dolor de llamar hijo? ¿Es que acaso no había notado la mirada que su padre le dedicó al aparecer frente a ellos antes de su partida? ¿Es que acaso no valoraba su valentía? O peor aún, ¿es que acaso ahora no lo quería más?

Dream ━ Tyrion LannisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora