CAPÍTULO DIEZ

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CAPÍTULO DIEZ — 'LAS HERIDAS DEL AMOR Y EL AFECTO'

NARA SE INTERPUSO en la puerta de su habitación, justo después de peinarla y vestirla, obstruyendo la salida

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NARA SE INTERPUSO en la puerta de su habitación, justo después de peinarla y vestirla, obstruyendo la salida. Cuando Aella le pidió que se retirase, la doncella no hizo nada más que negar una y otra vez. En primera instancia, Aella creyó que tal vez se encontrase finalmente molesta por su aspecto al regresar la tarde anterior de su paseo en la playa con Tyrion, pero lo descartó al recordar que mientras le quitaba el húmedo y sucio vestido, la muchacha no expresó señal alguna de enojo, inclusive mostrándose interesada en lanzar preguntas referentes a su estado de ánimo y lo bien que debió de haberla pasado con Tyrion a juzgar por lo que veía. Aella le contó sobre el agua y la arena, y también sobre el cómo vieron el sol y platicaron de muchas cosas. Pero no mencionó palabra del encuentro con Bayezid, tampoco de que le cantó a Tyrion y mucho menos del beso que ambos habían compartido. Sabía que nadie podría saber jamás sobre eso. No porque el haber compartido tal íntimo gesto con Tyrion la avergonzase... No, por supuesto que no. Aella Thendor no se arrepentía de haber besado a Tyrion Lannister. Eso era algo que no tenía siquiera que meditar ya que los pensamientos le llegaban por cuenta propia. Y además, no era tan tonta como para desconocer el significado de un beso: amor y afecto. Sabiendo eso, y al encontrarse tan feliz, concluyó que era entonces lo que debía sentir por su querido amigo: amor y afecto. Aella no supo si alegrarse por el descubrimiento sería lo más apropiado. Después de todo, con el Lannister que se casaría sería con Jaime, no con Tyrion. El recordar aquello le formó una mueca en el rostro. No era que Aella prefiriese casarse con Tyrion por encima de Jaime, sino que simplemente quería pasar más tiempo con él como amigos antes de... Detente, se dijo a sí misma, tu padre casi ha logrado que Lord Tywin acepte que te cases con Jaime. No quieres arruinarlo todo, ¿cierto? A tu padre no le gustaría eso.

—Su padre, Lady Aella—dijo Nara cuando cedió a las quejas de la pequeña dama que exigía su salida—. Ha sido su padre quien me prohibió dejarla abandonar su habitación hasta que él mismo viniese a verla. Pero no se preocupe, le pedí al cocinero que le hiciesen esas tartas de fresa que tanto le gustan...—Nara siguió parloteando, intentando mejorar su ánimo. Aella no le prestó mucha atención, aunque sabía que eso era una grosería. Se quedó muy quieta, sentada en el borde de la cama, y también muy callada. Cuando un sirviente le trajo su comida, apenas probó las tartas de fresa, las cuales perdieron su delicioso sabor al pensar en su padre. No se dio la oportunidad de considerar hondamente en las posibles causas de su desagradable petición debido a que estás podían ser tan positivas como desgraciadas al llegar a relacionarlas con Tyrion.

¿Y si él sabe?, pensó alarmada. No, no hay forma en que lo sepa. Él estaba con Lord Tywin, y en la playa no había nadie más que Tyrion y yo. Y ha sido un sólo beso, uno pequeño... Un beso no puede ser malo. Un beso representa amor y afecto. El amor y el afecto no son malos.

Su padre no tardó mucho en llegar. Devon Thendor vestía elegantes ropas, luciendo los colores oro y plata de los Thendor, y con pequeños botones en forma de relámpago por todo el jubón. Hasta ese momento, cuando su figura asechó frente a la puerta, demandando a su doncella que los dejase solos, fue que Aella reparó en lo atemorizante que podía llegar a ser su aspecto. Normalmente Lord Thendor reía bastamente y bebía moderadamente con otros nobles, siempre portando una sonrisa de lado que le hacía brillar hasta los ojos grises, por lo que le era muy fácil hacerse de diversas amistades y era bien recibido a donde fuera.

Dream ━ Tyrion LannisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora