relatos abstractos ; one-shots.

Hilo rojo.

Contenido homosexual (ChicoxChico).

Los ojos de aquel chico, iluminados por la tenue luz de la luna que se colaba entre las cortinas de seda blanca de la ventana de una habitación. Dos amantes teniendo su última aventura, memorizando cada pequeño detalle del contrario, que extrañarían por completo. Ambos se amaban desenfrenadamente, pero, su amor era algo prohibido.

Él era un príncipe comprometido a la fuerza con una hermosa doncella, cuyo padre era el rey de un reino no muy lejano, que le brindaría un futuro prospero a la pequeña provincia en la que vivían. El contrario, era su sirviente personal, que no tardó mucho en caer a los pies del mayor, quedando ambos perdidamente enamorados del otro.

Ambas vidas completamente diferentes, unidas por el destino y separadas de la manera más cruel posible. Muchas cosas se oponían entre ambos hombres de tener una relación abierta. Ellos no sólo querían noches en vela, haciendo el amor entre copas y botellas de vino tino, o simplemente hablando, hundiéndose en el pasado, presente, o futuro del contrario. El simple hecho de que ambos hubieran nacido en una época en la se creía que practicar la homosexualidad era la cosa más atroz que se le haya podido ocurrir al ser humano, complicaba sus lazos amorosos; y la inesperada boda del mayor jodía sus planes aún más.

- Te amo - se susurraban ambos sin despegar sus labios del cuerpo contrario.

Ambos rezaban porque el mundo a su alrededor parara, y pudieran disfrutar más de la estadía del otro, porque aún no estaban listos para alejarse, aún no quería que llegara el amanecer, el último amanecer que vivirían juntos. Ambos tenían miedo de lo que llegase a ocurrir.

Ambos eran dependientes de los suaves y dulces labios del contrario, pero no había solución alguna, ambos se necesitaban así lo negarán, no podían estar mucho tiempo separados sin ahogarse en una tristeza tan profunda que los hiciera llorar a cada segundo de cada maldito día, rogando para que llegase la noche rápido, y poder perderse ambos entre las sábanas de la suave cama de aquel hermoso príncipe, y poder compensar todo el tiempo que estuvieron separados.

Porque ambos se amaban con todo el corazón, con toda el alma, con cada gota de su ser, se amaban con locura, tanto que les dolía y maldecían a toda adversidad que se interponía entre ambos caminos, que poco a poco se fueron volviendo uno.

- Escapemos... - murmuró el menor en el oído del príncipe, quien estaba maravillado con el valle entre su cuello y su hombro derecho.

No lo pensaron dos veces, cuando ambos empezaron a empacar sus cosas apunto de iniciar la mayor aventura de sus vidas. Fue una decisión egoísta, claro está, pero a ninguno les importó, sólo querían estar juntos y felices, lejos de todo mal y de la boca de cada una de las personas que rumoreaban estupideces de ellos.

La adrenalina corriendo por sus venas mientras escapaban de los guardias, y el alivio que sintieron cuando se perdieron entre los árboles de un bosque lejano del castillo, les hizo saber que una puerta se cerraba y otra se abría ante ellos, no se arrepentían de haber tomado esa decisión.

Porque el invisible hilo rojo que se encontraba amarrado en el dedo meñique de ambos chicos era indestructible, y pasará lo que pasará, no se iba a lograr romper.