|3|Draw

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Bonnie caminó feliz hasta su departamento. Su mochila roja combinaba con sus limpias zapatillas del mismo color, mientras su largo cabello, el cuál normalmente le llegaba hasta la cintura, estaba atado en una refinada coleta, llevaba en las manos su cuaderno de dibujos, qué esperaba ansioso por ser trazado.
Escuchó un silbido que lo detuvo de sus pensamientos. Una voz que no conocía se presentó.

—Miren quién es. El chico de cabello horrible con una madre extraña —se burló.

Eso le dolió. ¿De verdad la gente consideraba así a su madre? Intentó sonreír y se volteó a ver al ente misterioso.

—¿Deuz? Tanto tiempo. —murmuró en voz baja, intentando sonar amable.

Deuz, un joven de tez castaña el cuál un día Bonnie retrató en la clase de arte, debido a que le había disgustado aquella pintura, comenzó a molestarle, al igual que hacía con otros alumnos. Sus ojos tormentosos tenían un pequeño brillo de maldad.

—¿Qué traes ahí? —sñaló el cuaderno, al cuál Bonnie abrazó intentando protegerlo.

—Solo es mi cuarderno —sonrió de manera nerviosa.

El contrarii levantó la ceja y Bonnie decidió que era momento de irse. Se volteó disimuladamente y volvió a caminar. Pero como era de esperarse, una mano lo detuvo bruscamente.

—¿Intentando escapar, nena?

Está vez, el qué lo había detenido era un chico de cabellos anarajandos. Su cara tenía un pequeño rasguño él cuál se veía, ya qué la bandita que lo tapaba se estaba despegando de su piel.
Lo voltearon bruscamente y se encontró con otro ente, un chico de cabellos azulados como el mar y unos dientes filosos.

—Un gusto conocerte —le dijo al chico qué había tomado su hombro, pues nunca lo había visto en clases —. Soy Bonnie y me encanta dibujar.

—Oxy, quitáselo.

¿Oxy? Entonces ese era su nombre. Le recordaba al nombre de otro de sus compañetos, Foxy.
En un párpadeo, el recién nombrado arrancó aquel objeto de sus manos, obviamente Bonnie no iba a quedarse de brazos cruzados.

—¡Dámelo, es mi cuaderno!

Los orbes carmesí del chico tuvieron un audaz brillo de furia. Pero, si los golpeaba, lo seguirían molestando, cada vez más y más.

¿Debía acaso esperar a uno de sus amigos? Pero el no tenía amigos. Una idea pasó por su mente, tenía que llamar a su mejor amigo Bon.

—¡Bon! ¡Bon!

Pero el de cabellos turquesas no creía que Bonnie fuera su amigo. Cosa que hizo que parara.

—Por favor, solo dáme...

Sus palabras no fueron escuchadas y las hojas del cuaderno fueron arrancadas una por una, cayendo al suelo mojado.  Al intentar agarrarlas, Bonnie fue empujado a un charco cercano y sus hermosos cabellos se empaparon.

—¿Crees que dibujando e intentando tener un estilo diferente, tendrás amigos? —comentó el de orbes azules en voz alta.

—Mejor deberías cortarte ese cabello, a ti no te queda —acotó Onnie, señalándose a si mismo, explicando que el cabello recogido se veía mucho mejor y más varonil en él.

Las personas se fueron, como sombras, llevándose la destrucción que ellos mismos habían causado dentro de Bonnie.
Sus hojas estaban tan arrugadas qué era imposible volver a usarlas. Se levantó y corrió, con un lágrima recorriendo su tez blanca, hasta su departamento.

Al momento de entrar, no encontró a nadie ahí. Caminó hasta el baño y se encerró allí, llorando. Tal vez por su cabello no tenía amigos.
Agarró una tijera rápidamente y en esos minutos, cada uno de sus finos cabellos fueron cortados, dejando esté hasta la nuca del chico.

"Café y dibujos"-BxBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora