"Café y dibujos"-BxB

|9|Draw.

Capítulo dedicado a: ¡Todos ustedes! ¡Feliz San Valentín!💜

Los humanos aprendemos a crear errores y luego intentamos escapar de ellos. El dolor que ellos nos causan solo son una parte del castigo, eso hace que no nos olvidemos de ellos.
Bon creía que conocer a Bonnie era uno de esos errores. Cada vez que lo veía sentía un inmenso dolor, de su cuerpo escaban susurros que rezaban, intentarlo alejarlo de él.

O tal vez, se estaba volviendo loco.

Correr en círculos no lo estaba ayudando en nada. Pero confesarse tampoco lo haría, solo podía correr del error sin dirección alguna.
¿Cómo encontrar el camino correcto?
Bon se encontraba acostado en su ordenada cama, mirando el techo en total silencio. Bonnie no entendía que hacía su mejor amigo en esa posición, por lo cuál decidió imitarlo, se quitó las zapatillas color lila y luego se acostó junto al de orbes esmeralda.
Ninguno de los dos hizo un movimiento, se limitaron a observar el extenso blanco que les regalaba el techo.

—¿No te sientes un poco solo aquí?

Excelente pregunta. La respuesta parecía variar en el aire, se dispersaba e intentaba tomar forma, lentamente como una nube de lluvia.
Bon desvió la mirada hacía donde estaba su compañero, el cuál lo miró esperando una respuesta, sin mostrar su típica sonrisa.

—Ahora, no. Tu estás aquí.

¿Bonnie había entendido su confesión? Realmente lo dudaba. El mismo tampoco habría logrado deducir del todo el significado de esas simples palabras.
El de orbes color bermellón esbozó una bella sonrisa, mientras tomaba la mano de su mejor amigo. Los dos voltearon su mirada otra vez hacía el techo. Bon apretó un poco más el agarre con delicadeza, intentando no dañar al contrario.

¿Existen errores correctos? Una palabra un poco extraña, probablemente inexsistente.
Pero, si fuese real, ¿cómo se definiría un error correcto? ¿deberíamos correr de ellos o dejar que florezcan dentro de nosotros?

—¿Bonnie?

—¿Si?

El error permanecía todos los días en la mente de Bon. ¿Era lo correcto dejarse llevar por el recuerdo?
En este mundo, ¿qué separa los errores de las otra acciones? La pregunta que nunca pudo y será respondida de manera lógica.

Probablemente, no tenía ni un poco de sentido.

—¿Me das permiso, para enamorarme de tí?

Tantos secretos que no conocía. Lo rodeaban posibilidades y aún así el se adentraba por los oscuros caminos del error.
Bonnie pareció leer sus pensamientos, con la mirada en el frío techo, asintió con una sonrisa. El silencio reinó por un tiempo, hasta que Bon se decidió a entablar una conversación.

—Eso haré entonces.

Por la mente se le cruzó un recuerdo del día en el que conoció a Bonnie, ese fue un último día que lo vió con lentes, por alguna razón. Recordaba la alegría con la cuál se había presentado y su enorme sonrisa, que ahora le resultaba tan común y maravillosa al mismo tiempo.
Sus hermosos labios levemente rosados y sus bellos orbes bermellón llenos de alegría y nostálgia, típico de el.

—Creí que ya lo hacías.

Bonnie era muy inteligente. Se notaba en sus acciones.
El de orbes esmeralda refunfuñó y se acomodó frente a su mejor amigo, con las mejillas levemente sonrojadas, aún sin cambiar su expresión de aburrimiento.
Se sintió como ese día en el que habían compartido su cama, tan ansioso y atemorizado por sus sentimientos, parecía una persona completamente diferente, pero eso estaba bien, no debía de ser pefecto.

—En eso tienes razón.

¿Ya estaba en lo profundo del error? Podía sentir como se undía en las profundidades de este y se perdía para siempre.
Error o no, ese sucedo había cambiado su vida para siempre.

—Entonces, haré lo mismo.

Amar y crear errores es lo mismo, ¿nunca lo habías pensado? No se sabe si es lo correcto hasta el inminente final, en donde se pierde o se gana todo.
¿Bon ganaba o perdía? Aún no lo sabía exactamente, su viaje con Bonnie estaba en las primeras páginas.

—Está bien.

Se miraron a los ojos y Bon observó claramente como el bosque que tanto añoraba se veía reflejado en los orbes bermellón de su mejor amigo. El recién nombrado simplemente le sonreía con dulzura, sin mostrar signos de vergüenza.

¿Acaso Bonnie también creía que su encuentro había sido un error correcto? ¿O simplemente creía en los enredados hilos del destino?

El contrario soltó una risita, eso le agradaba de Bon. No tenía que ser algo tan elaborado, estaban bien así mismo, tampoco necesitaban volverse muy expresivos, eso no era para ellos. Tal vez, solamente querían mirar el techo juntos, intentando imaginar que secretos este podía esconderles.

—Me gustaría quedarme aquí unas horas más. —le dijo Bon señalando el techo color blanco, sin ninguna imperfección.

¿Cómo dos personas tan diferentes pueden ser unidas? ¿Por un error? ¿Una coincidencia? ¿O por los delgados y casi invisiblea hilos del destino?
Necesitaba respuestas y solo el paso del tiempo se las susurraría al oído, solo debía esperar a que las agujas del reloj avanzaran.

Bonnie pareció reaccionar, aferró un poco más su mano a la de su compañero y le dedicó una sonrisa. La canción que sonaba cuando sus miradas se unían sonó más bella que nunca y el brillo de los orbes bermellón del chico brillaron al igual que estrellas en el cielo nocturno.
Se acomodó con cuidado la hebilla color verde lima y volteó su mirada hacía arriba.

¿Qué ocultaba ese meláncolico techo, que a simple vista no mostraba ninguna impureza? ¿Tenía siquiera sentido el razonamiento se Bon? Probablemente su mente se había dejado llevar demasiado por el mar de su imaginación, aún así, quería entender más a fondo su unión con Bonnie y no definirla como un noviazgo poco convencional entre dos chicos jovénes, algo bastante común. Simplemente deseaba entender como había sucedido y si estaba haciendo lo correcto al estar con el chico de cabellos morados.

Pero de algo estaba muy seguro.

—A mí también.

Sea gracias a los hilos del destino, por un error o una simple coincidencia, conocer a Bonnie era lo mejor que le había sucedido en la vida.