|7|Draw.

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Para Bon solo existía Bonnie. El mundo alrededor de ellos era simplemente un paisaje en blanco. Lo único qué lograba ver a la distancia era al chico.
Probablemente era un amor bastante cliché. O tal vez eran una conbinación completamente diferente, cómo el día y la noche.

Raro y al mismo tiempo común.

—¿Bon? ¿Estás bien?

No notó cuánto tiempo yacía mirando el cielo nublado, sin expresión alguna.

—Si, claro.—le respondió sin devolverle la mirada—. Oye, Bonnie.

—¿Pasa algo?

—¿Qué significa exactamente enamorarse?

Bonnie se quedó completamente en blanco. Él nunca se había enamorado. No sabía muy bien cómo expresar lógicamente todas las cosas qué este sentimiento implicaba.
Los dos parecían estar en la misma situación.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porqué no tengo ni idea sobre eso.—le dijo con sinceridad sin quitar su expresión desinteresada.

—Yo tampoco.

Hubo un pequeño silencio qué dió paso a una suave risa por parte del de orbes carmín.

Para Bonnie, Bon era su superhéroe. Lo había ayudado muchisímo y no sabía cómo agradecerle. Bon era siempre muy amable con él, se preocupaba para qué no pasara frío y hasta había permitido qué Bonnie durmiese junto a él.

—Parece qué estamos igual.

Bon amaba a Bonnie. Pero no entendía muy bien qué era lo correcto hacer cuándo uno está enamorado.

—¿Acaso nunca te has enamorado, Bonnie?

El recién nombrado negó levemente y se acercó hacía el balcón en el cuál estaba su compañero.
Apoyó su cabeza en el hombro del contrario y simplemente esbozó una dulce sonrisa.

—Un día me dijeron qué enamorarse de verdad es muy difícil.

Bon pensó qué tenía razón en ello. Probablemente una persona tarda años en lograr encontrar al amor de su vida, sí logra hacerlo. A veces una vida completa no era suficiente para finalizar la busquéda qué implicaba encontrar el amor.

—Supongo.

Bonnie se paró frente a Bon y este pudo jurar ver el bosque reflejado en sus orbes carmín.
El paisaje nublado parecía pintarse de color cuándo sus miradas se unían.

—¿Tu tampoco te has enamorado, no?

El de cabellos turquesas asintió levemente. Colocó sus acarameladas manos en sus bolsillos y soltó un suave suspiró qué momentos después se desvaneció en el aire.

—¿Enamorarme? Posiblemente ahora mismo me esté enamorando.

Los ojos de Bonnie parecían sostener los suyos. Intentando transmitirles su alegre brillo.
Se produjo un enorme silencio qué parecía devorar todos los sonidos. El paisaje grisacéo oscurecía las dos figuras en el balcón, mostrando simplemente dos sombras. Un viento hizo qué los cabellos de Bonnie flotaran en el aire.

—¿De quién?

Los labios del contrario se abrieron, para decir: "De tí" Pero esas sílabas nunca salieron de su mente, pues los golpes de la puerta alertaron a su mejor amigo. Bon estiró su brazo intento agarrar la mano del chico, pero este ya estaba demasiado lejos.

Igualmente, fué a tomar su café matutino con fastidio, mirando a las personaa qué invadían la pequeña sala de estar. Los nuevos amigos de Bonnie venían a estudiar hoy, a Bon le alegró el hecho de qué su amigo conociera personas nuevas, después de todo, era un chico agradable.
Entró a la cocina, la cuál tenía un diseño abierto hacía la sala siguiente, dónde todos conversaban sentados, obviamente, notando su prescencia.

—¿Ese no es el chico de los Toys?

Oh, no. Lo qué más se temía el de cabellos turquesas, tener qué entablar una conversación con personas desconocidas. Suspiró con pesadez y agarró la taza, para después sentarse en la pequeña mesa dónde comían, para luego mirarlos a todos y saludarlos con la mano.

—¿Bonnie, qué hace él aquí?—preguntó Chica, la cuál tenía bastante resentimiento hacía ellos.

¿Si se quedaba ahí molestaría a Bonnie? ¿Impediría qué tuviese amigos? Bon no deseaba eso. No le importaba qué hablaran sobre él, pero no toleraría hacerle al chico perder sus nuevas amistades solo por estar con él. El de cabellos morados parecía estar tan alegre, sus bellos orbes carmín parecían brillar con más intensidad qué nunca.

—Yo ya me iba. Solo vine a pedirle al propietario del piso de arriba qué no hiciera tanto ruido.—Mintió dejando su café de lado.

Se disculpó lentamente y se fué colocándose sus audífonos de color blanco. Caminó por las calles casi desiertas escuchando la música qué el artefacto le transmitía. Supuso qué debía tomar su café en otro lugar. Fué en ese instante cuándo sus pensamientos se detuvieron. Escuchaba pasos detrás de él, una persona corría intentando alcanzar algo. El de orbes esmeralda sabía muy bien quién era.

—¡Bon! ¿¡Qué haces?!—le dijo recuperando el aliento, mientras tomaba sus rodillas para mantenerse en pie.

El recién nombrado se volteó y se quitó sus audífonos con delicadeza, para después comenzar a reprocharle.

—¿Dejaste a esas personas? Bonnie, deberías estar con ellos.

El chico se recuperó por fin y por primeta vez frente a Bon, mostró una expresión molesta. Sus orbes color carmín se asemejaban a las llamas de un fuego infinito.

—¡Responde!

Bon se rascó la nuca con nerviosismo, esperando contentarlo con su respuesta.

—Yo solo...—comenzó mientras sus mejillas tomaban un leve tono más rosado.—no quería molestarte, parecías tan feliz.

El mundo pareció paralizarse por unos segundos. Por primera vez, Bon pudó ver el paisaje grisacéo qué el cielo amparaba, el mundo ya no era un misterio.
Contempló el rostro inconforme de su mejor amigo, mientras intentaba respirar con normalidad.

—¿Era solo eso?

El contrario solo atinó a cruzarse de brazos con molestia. Esas conversaciones solo sucedían entre los dos.

—¿Cómo querías qué reaccionara? Es obvio qué no les agrado.

Bonnie intentó sonreírle, pero su rostro no cambió de expresión. Apretó los puños con enojo esperando encontrar las palabras adecuadas para responderle.

—Pero eres mi mejor amigo.—Le dijo observando sus orbes esmeralda.—No me importa sí les agradas o no.

Bon tomó los hombros de Bonnie lentamente, intentando no dañar su pequeño cuerpo.

—No entiendes. Si somos amigos, ellos no querrán saber nada de tí.

Los ojos de Bonnie perdieron todo su brillo en un instante. El cielo pareció oscurecerse y el olor a lavanda qué desprendía se disolvió en el aire. Bon quitó lentamente sus manos al observar su expresión.
Otra vez, el paisaje del de cabellos turquesas se disolvió. La expresión de Bonnie parecía reflejar desesperación mezclada con enojo y tristeza, lo qué preocupó a su mejor amigo.

—¿Estás diciendo qué no quiéres ser mi amigo?

Mala elección de palabras, pensó Bon. Lo qué intentaba expresar era qué no debían mostrar su amistad frente a ellos, dos términos completamente opuestos.
Pasaron minutos qué parecieron ser horas, Bon no sabía muy bien cómo arreglar la situación.

—Creí qué, tu y yo eramos los mejores amigos.

—Bonnie, espera, déjame explicarte...

Aún así, nada cambió, ya qué Bonnie no logró escuchar las palabras, ya se había marchado a toda prisa, Bon intentó alcanzarlo, pero la figura parecía alejarse cada vez más rápido.

—¡De tí!—Le gritó de manera desesperada.

Paró de correr y se detuvo en seco, mientras los cabellos morados del chico escapaban del paisaje grisacéo.

Amar dolía.

"Café y dibujos"-BxBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora