"Café y dibujos"-BxB

|8|Coffée

¿Cuánto tiempo había estado dormido? Ni él mismo sabía la respuesta exacta. Al abrir los ojos recordó todo lo sucedido con Bonnie, cosa qué le hizo suspirar con tristeza.

—Todo es mi culpa.—susurró el chico.

Había perdido su mundo entero en menos de un párpadeo. El bosque parecía incendiarse ante sus ojos, todos los hermosos árboles ardían en llamas. Intentar arreglarlo era imposible, ¿qué opciones le quedaban?
¿Cómo apagar un incendio estando a ciegas? La canción qué sonaba cuándo sus miradas se juntaban había desaparecido, al igual qué el contacto entre ellos dos, pues no hablaban ni se encontraban en ningún momento del día.

—No puedo quedarme aquí sentado.

Debía parar de deprimirse e ir a la escuela. Se levantó de la cama para después realizar su rútina de todos los días. Hoy no tenía sus típicas ojeras, pues había dormido bastante bien.
Estaba a punto de salir del departamento cuándo vió el calendario, faltaba poco tiempo para el día de los enamorados, cosa qué no le importó en lo más mínimo, pues estaba completamente solo.

Salió del lugar colocándose sus audífonos para entrar en el mundo que la música le entregaba. Caminó por las calles casi desiertas esperando no toparse con Bonnie a los alrededores.
Bon sintió el crujido de un papel  debajo de sus pies. Allí descansaba una hoja completamente mojada, que seguramente algún día tuvo un bello color blanco sin imperfecciones, pero que en ese instante estaba en un frío tono amarillento y desgastado, muy parecido a un pergamino. El chico tomó el papel en sus acarameladas manos, para después voltearlo y notar que tenía un dibujo, junto con una diminuta inscripción.

—¿Esta no es la firma de Bonnie? —preguntó en voz baja—. ¿Qué hace esto aquí?

Sus orbes esmeralda se abrieron en exceso al notar de cual dibujo se trataba, era el suyo. Ahora mismo el aire meláncolico que solía tener se había disuelto; el paisaje se veía bastante borroso, pero su figura seguía casi intacta. Lo que más le sorprendió fué la inscripción trazada en el papel, la cual nunca había visto antes.

"¡Dibujo de Bon! Ojalá le guste.˝

Sintió ganas de llorar en ese instante, eso era algo típico de Bonnie. Recordaba muy bien sus habítos, cada uno de ellos. El chico solía levantarse y preparar té automáticamente, su favorito era el de miel. Cuando Bon no veía, Bonnie acostumbraba a comer un cubo de azúcar todos los días, cosa que amaba hacer. Además, le gustaba ponerse una pequeña hebilla en el cabello para tener su rostro despejado, lo hacía discimuladamente para que nadie lo viera, pero obviamente Bon lo notó.

—Debería guardarlo.

Esperó a que se secara y lo colocó dentro de su cuaderno de Ciencias, para que no se arrugara más de la cuenta. Pero antes, decidió colocarle su propia inscripción especial.

"Lo lamento. Gracias."

Corrió hacía la escuela con el cuaderno en la mano, deseando llegar a tiempo, cosa que por poco logró.
Se ubicó en el primer púpitre de la última hilera y esperó a que la clase comenzara. Como solía suceder, Bon no prestó atención a lo que dictaba el profesor. Lo único que tenía en la mente era el hecho de volver a casa solo y dormir sin escuchar las historias que Bonnie solía contar cuando dormían juntos.

Bon perdió lo que más apreciaba y su mundo dejó de tener color. Era como ver un arcoiris desaparecer, tan triste y melodioso a la vez.

En menos tiempo de lo esperado, las clases ya estaban llegando a su agradable fin. Vió la cabellera de Bonnie entablar una armoniosa conversación con sus amigos y sin querer, sintió alegría por el. Mientras pudiera observar su sonrisa, era suficiente, no necesitaba tener una relación con el, podía amarlo en silencio.