Explicaciones.

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Apenas pusieron un pie dentro del supermercado y Dean comenzó a jalar la mano de Jack con dirección a los congelados, en donde, dentro de un gran refrigerador, se encontraban miles de diferentes tipos de pay.

El niño rubio se recargó sobre el cristal, haciendo que su nariz se alzara y sus labios también, mostrando sus dientes de ratón.

— Delicioooosoooo... — Susurró empañando el vidrio. Jack le dio un leve tirón y lo apartó, pidiendo disculpas a las personas que deseaban tomar algo de ahí.

 Jack le dio un leve tirón y lo apartó, pidiendo disculpas a las personas que deseaban tomar algo de ahí

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— Tranquilízate, Dean, ¿quieres?

— ¿Me compras un pay... o cinco? — Preguntó Dean con una sonrisa.

Sam venía detrás, con el pequeño unicornio dentro del carrito de súper que ya traía en las manitas un peluche de una tierna abeja de ojos enormes.

— No, Dean. - Contestó Sam, caminando rápidamente hacia el pasillo de los accesorios para bebés y niños.

— ¡Jaaaaack! — Suplicó Dean, dando zapateos veloces.

— Ya oíste, Dean. Nada de pay por ahora.

— ¿Por qué eres tan malo conmigo? — Hizo un ligero puchero y Sam giró el rostro para verlo.

— Tú lo fuiste con él, ¿recuerdas? — Alzó ambas cejas y aguardó la respuesta, pero Dean solo frunció el entrecejo.

Avanzaron varios pasos y Dean tiró de la camisa de Jack con la mano que no sujetaba el hijo de Lucifer.

— ¿Qué sucede, Dean?

— ¿Yo te dije algo feo? — Preguntó sinceramente el niño rubio, de pequitas por todo el rostro y ojos grandes y verdes.

— ¿No... no lo recuerdas? — Dean negó con la cabeza y Jack alcanzó a Sam, poniendo una mano sobre su musculoso brazo. — Sam... creo que tenemos que hablar.

La platica tuvo que esperar pues ambos quedaron impactados con los enormes anaqueles llenos de cientos de opciones de asientos para auto.

— Hay... no... — Soltó Sam, impresionado sintiendo que su cabeza se llenaba de mil preguntas. 

— ¿Necesitan ayuda? — Preguntó un chico rubio, de lentes de pasta gruesa, pantalones beige ajustados, chaleco color vino y camisa rosada. Detrás de él, se acercó otro, casi de su misma edad, de ojos azules, cabello castaño, de jeans y camisa de vestir blanca, cargando un hermoso bebé de meses.

— Emm... sí. — Contestó Sam con una sonrisa nerviosa. — Resulta que no tenía idea que había tantas opciones.

— Ay, no te preocupes, eso mismo nos pasó cuando estábamos alistando todo para la llegada del bebé. — Giró para ver con ternura pequeño que dormía entre los brazos de su pareja y con ese mismo aire, contempló al unicornio que jugaba con la abeja de felpa.

Son como niños. [EDITANDO] [SamXJack✓] [Destiel✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora