Sam Simpson

353 35 6
                                    

No había en el mundo un niño más molesto justo en ese instante. Dean estaba con un puchero y el ceño fruncido al igual que sus labios abultados hacia enfrente, picoteando la comida con el tenedor.

Pronto, aquella escena atrajo la mirada de Jack quien alzó sus cejas y ladeó la cabeza para ver al rubito a los ojos, pero éste, ni siquiera se dignaba a verlo.

— Vamos, Dean. Deberías al menos probarla. Sabe rico, mira... — Tomó un poco de aquella ensalada de espinacas con fresas, queso, ajonjolí y miel con su propio cubierto y lo acercó a su boca, comiendo y masticando, exagerando un poco sus gestos. — Mmmmh... — Sus ojos se abrieron y con el bolo aún dentro de su boca, señaló el plato del pequeño con la mano que ocupaba. — ¿Ves? Ahora tú.

Sam vio la escena completamente alelado, sin despegar por un momento la mirada de la boca del Nefilim, teniendo que carraspear y ver hacia otro lado. Se removió en su asiento, intentando pensar en otra cosa que no fuera el gesto que Jack acababa de hacer.

— No. — Contestó el pecoso, aventando el tenedor sobre el plato, cruzándose de brazos, remarcando aún más su puchero molesto.

El pequeño ángel, al ver lo que el mayor hacía, bajó su mirada y frunció el ceño, pensándolo un poco. Se levanta del asiento y se puso sobre la mesa de ese restaurante vegano al que Sam terminó llevándolos. 

— Dean... si no te lo quieres comer... ¿Me lo das? — Sonrió inocentemente y de inmediato, el aludido subió la mirada y negó rotundo. — Es que... Es mío. 

— Pero no lo quieres.

— Pero es mío, Cas.

— Ayer me diste de tu malteada.

— Pero ya me había llenado.

— ¿Estás lleno ahora? — Ladeó la cabeza el peli negro.

— No.... — Admitió, apartando la mirada del ojiazul que al recibir la respuesta, se dejó caer en su asiento y tomó la fresita que le faltaba con ambas manos y comenzó a comerla como si fuera un pequeño roedor.

— Entonces, creo que deberías comer. — Dijo Sam, alzando las cejas y afirmando un par de veces. — Popeye comía espinacas y por eso estaba fuerte. — Argumenta hábilmente, viendo como Jack no lograba entender quién era ese tal "Popeye".

— La carne también me hace fuerte. — Replicó el pequeño Dean, viendo por la ventana del local que justo quedaba frente un Mc'Dowald.

— Yo me he quitado la carne de un tiempo para acá y...

De pronto, el rubio soltó una trompetilla y echó a reír, de modo que Sam se interrumpió y vio a Jack con confusión intentando averiguar en él por qué rayos su hermano reía así.

Castiel se acercó a Sam y le jaló de la camisa para llamar su atención.

— ¿Dean se volvió loco?

— ¡Sam es Lisa Simpson! — Soltó  finalmente el pecoso entre risas, golpeando la mesa mientras dejaba ver sus dientes enormes y su carita se volvía roja. Señaló a su hermano con el índice y seguía riendo sin parar. — S- sam...  — Pasó las manitas por su cara intentando tranquilizarse. — No... — El pequeño no podía ni siquiera hablar, por lo que se puso de pie y comenzó a mover sus caderas de modo cómico. — No vives de ensala... ¡da! No vives de ensala... ¡da! — Entonó con ritmo y Castiel comienza a reír, bajándose con el rubio, poniéndose a lado y bailando de igual modo.

— Sam no vive de ensala... ¡da! No vives de ensala... ¡da!

— Me gustaría poder ir a comer a un lado tranquilamente.  — Admitió Sam con sus cejas arqueadas hacia abajo, dejándose caer sobre el respaldo de la silla, completamente vencido.

— Son Dean y Castiel convertidos en niños, ¿Qué esperabas? - Preguntó Jack con una sonrisa resignada y se encoje de hombros.

El castaño rodó los ojos, afirmando levemente y da un par de golpes sobre la mesa como si fuera una batería, haciendo que ambos niños dejaran de bailar, pero no de reír.

— Ya, vamos a Mc'Dowald.

Ambos niños soltaron un grito emocionados y Dean formó puños con ambas manos, estirando y encogiendo los brazos, moviéndolos formando un círculo a modo de baile de victoria.

Jack se levantó de la mesa, pidiendo las ensaladas para llevar, sabía que Sam y él terminarían comiéndose todo eso.

El hijo de Lucifer tomó una de las bolsas y se la dio a Sam, caminando a la salida. Los niños se subieron al Impala de inmediato y en el rostro del rubio se formó una sonrisa al verlo hacer equipo para poder jalar juntos la manija algo dura, pero pronto se puso alerta cuando sintió que el castaño se acercó y lo abrazó desde atrás,  poniendo su mentón sobre su hombro, girando su cabeza para verlo.

Sus ojos se abrieron grandes y queda atónito.

— Dean no mentía cuando dijo que te extrañé.

El Nefilim tragó en seco y dejó sus labios separados un instante, rogando por que los chicos siguieran en su misión de cerrar la puerta del auto sin caerse de éste.

— S-sam... yo... — El rostro del Nefilim se puso completamente rojo y sentía que el calor podía comenzarlo a asfixiar. Ya había estado en el infierno y aún así, estar tan cerca de Sam era como mil grados arriba de eso.

El menor de los Winchester — por ahora el mayor — dejó un pequeño beso en la mandíbula del ojiazul y lo soltó, pasando a lado de él con una sonrisa algo seductora antes de rodear el auto por el frente sin dejar de verlo hasta que estuvo dentro.

El rubio se quedó sin habla. Era algo que jamás le había sucedido antes, llegando a su mente una sola pregunta. 

"¿Qué debo hacer ahora?"

"¿Qué debo hacer ahora?"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Son como niños. [EDITANDO] [SamXJack✓] [Destiel✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora