Es complicado.

393 43 7
                                    

— Te dije que no sabía hacerlo. – Murmuró Jack muy avergonzado, con sus mejillas totalmente rojas, intentando no dolerse demasiado.

— Disculpa, es que creí que yo sería quien lo metería... Y...

— ¿Por que soy menor asumes que no puedo hacerlo? – Reprochó el rubio, ofendido, mirando los ojos de Sam.

— B-bueno, por eso y porque, como dijiste, nunca lo has hecho antes.

— ¡Eso es irrelevante!

— Sabes que me preocupo por tí, no iba a dejar que te sucediera algo.

— Y sucedió. – Hizo una ligera mueca de dolor y el castaño parece discuplarse con la mirada.

Ambos suspiraron frente al horno eléctrico y ese pastel de chocolate totalmente quemado mientras el Nefilim metió su índice quemado dentro de su boca para aliviar el dolor mientras se curaba.

— Debí avisarte que lo metería al horno, así habrías tomado el tiempo.

— O hubieras dejado que yo lo pusiera dentro, no es complicado, en cambio al sacarlo... – Sacudió su mano y frunció el ceño. – No recordé tomarlo con el trapo.

Sam chasqueó la lengua y vio hacia el pequeño botiquín de la habitación de hotel, tomó una bandita. Sabía perfectamente que no lo necesita, tal vez volviendo a donde el menor con lo necesario, éste ya habría sanado, pero se sentía algo culpable por su pequeño incidente repostero. Todo con el fin de celebrar el cumpleaños de Dean.

— Fue muy lindo tu gesto. Como sabrás, Dean y yo no solemos tener un festejo durante nuestros cumpleaños. – Se acercó a él y alzó la pequeña bandita para mostrársela, Jack asintió estirando su mano.

— Ustedes sobre todos deberían celebrar lograr otro año... Sin... Sin ofender. – Los dientes separados de Jack se dejaron ver cuando Sam cubrió la zona rojiza al mismo tiempo que éste sonreía por la disculpa.

— Tienes razón, es... un triunfo, en realidad. – Las manos de Sam se quedaron sosteniendo la de Jack y su pulgar, dando un pequeño mimo, rozando el dorso y pasando por los nudillos. Su piel era suave y tenía sentido que fuera así siendo un ser celestial, pero el castaño no dejaba de sorprenderse aquel nivel superior en que Jack siempre parecía estar en todos los sentidos. Salvo, quizás, sus dotes gastronómicos. 

Ambos pequeños se habían quedado dormidos en la habitación de a lado y ellos se tomaron el tiempo para conseguir, con el hermoso carisma de cada uno, un horno, una mesa y algunos adornos de fiesta, la mayoría, de cortesía, quedando ahora arruinado por no ponerse de acuerdo en algo tan simple, pero eso no venció su entusiasmo, sobre todo por aquellas dulces sonrisas que iban en aumento de uno al otro y esas excusas para tocarse como en ese momento.

La piel de Jack se erizó al toque de Sam y éste ya casi no toleraba el ansia de tenerlo contra su cuerpo, de mostrarle lo que su mitad humana podía ofrecerle.

— ¿Y si... Hacemos un pay? – Interrumpió Jack sin percatarse que el alto había acortado ya, la distancia, haciéndolo pestañear y afirmar algo atontado.

— Claro, claro. – El castaño lo soltó e intentó despejarse pasando una mano por su rostro para calmar ese ligero rubor y buscó en su mente algo que no sean sus propias fantasías. – El pay se hace mucho más rápido que un pastel.

— Aunque es más complicado. – La mejilla del Nefilim se frunció y rascó su cabeza con contrariedad. Poco a poco, giró en dirección a Sam. – ¿La tienda de enfrente?

— La tienda de enfrente.

Dean no tardó mucho en despertar, del mismo modo en que siempre lo hacía: estirándose a lo largo del colchón y sintiendo a lo lejos, sobre la mitad de la almohada, la espalda de Castiel, hecho ovillo sobre ésta, ocupando el menor espacio posible. Bostezó tan largo y tan profundo como cualquiera envidiaría y siguió tronando la boca, mirando a ojos adormilados alrededor.

Son como niños. [EDITANDO] [SamXJack✓] [Destiel✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora