Capítulo 2: Bienvenidos.

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Llegamos señorita Millie.

Miro a través de la ventana mientras estaciona frente a la casa, me encuentro con la sorpresa de que es más grande de lo que imaginaba. Innecesario pienso, nadie más de la producción ha aceptado venir a vivir con nosotros.

—Parece un lugar tranquilo.

Menciona Frank mientras abre la puerta de mi asiento.

Demasiado.—respondo— 6 jóvenes viviendo solos en un casa retirada de la ciudad, suena casi como una pelicula de terror.

Sonríe pero no le hace gracia, solo está siendo cortes.

Puede llamarme a cualquier hora que lo necesite Señorita Millie.

¿Porqué el personal de seguridad se toma todo tan en serio?

—Muchas gracias Frank.

Tomo mí mochila y camino hacia la entrada, la puerta está sin asegurar pero no completamente abierta, la empujo y la retengo contra la pared para que Frank pueda acceder con mi equipaje. Lo primero que veo al entrar es la sala de de estar, Gaten está sentado en la alfombra con algo que parece una consola de videojuegos.

—¡Millster!—Se levanta con agilidad y me abraza.—Casi que no llegas.

Lo sé, lo sé, no puedo creer que me haya perdido el cumpleaños de Noah.—El cumpleaños de noah fue ayer, pero yo no podía dejar Los Ángeles hasta no firmar contrato— ¿Dónde esta él?

Gaten apunta su dedo hacia lo alto.

— Segunda puerta a la izquierda.

Me dirijo escaleras arriba con tanta prisa que mi zapato resbala al dar el segundo paso en el último escalón, estoy a punto de perder el equilibrio pero alguien me agarra del brazo.

Finn.

—Eso habría sido doloroso.—Dice mientras me suelta y da un vistazo a las escaleras.

—Whoau... habia olvidado lo alto que era.

Me oigo decir. Durante una decima de segundo no estoy segura de si lo he dicho o sólo lo he pensado, pero la expresión que leo en la mirada de Finn me hace saber que ha habido voz.

Yo había olvidado lo mucho que has cambiado.—Sus ojos me examinan por completo pero a decir por su rostro no logro descifrar si lo que acaba de decir es algo bueno o malo.

Contrario a lo que él piensa de mí. Finn no ha cambiado demasiado. Sigue teniendo el cabello negro, largo y enmarañado, las pecas sobre su rostro que sólo puedes ver si te acercas lo suficiente y el mismo aire despreocupado que impregna 3 metros a la redonda donde sea que se pare. Quizá haya ganado unos cuantos kilos en masa muscular desde la última vez que lo vi, pero eso es todo.

—¿Donde le gustaría que dejara sus maletas señorita Millie?

La pregunta de Frank nos trae de vuelta. Incluyo a ambos porque los dos miramos bruscamente en su dirección cuando la oímos.

—Está bien en el pasillo Frank. Aún no se cuál es mi habitación.

Es esa.— Finn señala a la derecha. — Sadie la ha apartado para ti, ella está al lado.

Frank no se molesta en cuestionarme, solo sigue hacia la dirección señalada.

—¡FINN YA ESTA LISTO, BAJA!

El grito de Gaten llena casi toda la casa, supongo que ha terminado de instalar la consola de videojuegos.

—¿Alguna vez van a dejar de jugar eso?

—No en un futuro muy cercano diría yo. ¿Vienes?

—Voy a saludar a Noah primero.

Finn asiente y se hace a un lado para que pueda pasar. Doy unos cuantos pasos hasta la puerta y pienso: ¿Qué clase de saludo ha sido ese?

Me vuelvo hacia él antes de abrir la habitación, solo ha bajado el primer escalón.

Hey Wolfhard.—me mira inquisitivamente—Welcome back.— Termino de decir y él asiente formando una sonrisa.

•••

Una hora más tarde todos nos encontramos abajo. Sadie ha llegado del supermercado y estamos preparando algo para cenar. Desde que Sadie es completamente vegana es un poco difícil concordar una comida para todos y aunque yo no estoy cerca ni siquiera de ser vegetariana, tampoco como tan mal como lo hacen los chicos es por eso que la acompaño en ocasiones.

Tiene que ser la pizza.

Dice Caleb cuando el timbre suena y Noah se levanta para ir a recibirla.

—¡Esperen!—Gaten pausa el videojuego y mira graciosamente a Finn.— Ya que es tu primer día aquí, vas a ser tú quién la reciba.

Finn no dice nada pero lo mira con el ceño fruncido.

Si te reconoce, te tomas una selfie con él o ella.

Caleb se quita la gorra y se la pone a Finn tratando de ocultarle los rulos.

—Descuida, por lo general sólo las chicas suelen ganar, si es un hombre estás a salvo.

Sadie y yo solo nos apoyamos sobre el mesón de la cocina observando la escena. Están locos.

—¿Y si no me reconoce?

—Pues nada, simplemente recibes el pedido y ya.

—Esto no tiene sentido.

—Vamos, solo hazlo.

Finn camina hacia la entrada y todos nos quedamos en silencio, ni siquiera transcurre un minuto completo cuando escuchamos el pequeño grito proveniente de la puerta. Es una chica.

Screen - FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora