<< 1 >>

518 42 4
                                    

Solo faltaban dos días para la boda de Lorena y Alex. El lugar para el gran esperado evento ya estaba listo y los preparativos estaban muy bien acomodados en sus respectivos lugares.

Solo había un detalle. En la última semana, los dos habían tenido problemas en su relación. No se hablaban, ni besaban, muy apenas se contestaban los mensajes.
Lorena no sabía lo que les ocurría, en especial a su futuro esposo, era indiferente y frío, la mayoría de veces no estaba en casa y si se atrevía a llegar, eran las altas horas de la madrugada.

Hoy, era un día de esos.

La puerta se abrió lentamente, Alex entró y dejó tirado su abrigo y mochila en la entrada. Una luz se encendió.

—¿Otra vez? —salió Lorena caminando con los brazos cruzados.
—¿Qué? —habló Alex quitándose las gafas del rostro y encaminándose a las escaleras.
—Sabes a lo que me refiero —contestó tomándolo del brazo y deteniéndolo— ¿Dónde estabas?
—Ya te lo he dicho, un millón de veces. Trabajando. Ahora, necesito dormir.
—Mañana hablaremos sobre esto, y dormirás en el sofá.

Alex se encogió de hombros y caminó hasta el sofá tumbándose y tapándose con la cobija de la noche anterior. Ya estaba acostumbrado.

Lorena subió rápidamente las escaleras con lágrimas en los ojos y el corazón roto, una vez más.

———

La luz del sol entró por la ventana del salón haciendo que Alex abriera los ojos.
Se sentó en el sofá y miró a su alrededor. Todo estaba como lo había dejado la noche anterior. Revisó su celular y tenía dos mensajes recién llegados.

Susan:
Bar "Ventt" por la calle Square. Te veo en dos horas.
No faltes, cielo. Tengo una sorpresa.
11:24 a.m. ☑️☑️

Alex:
¿Podría ser en tres?
11:26 a.m. ☑️

Dejó el celular en la mesilla de noche y subió por las escaleras tallándose la cara.
Se dirigió al dormitorio de Lorena y abrió la puerta. Estaba todavía dormida cobijada con una suave sábana de algodón. Alex miró por el ventanal de la habitación y podía mirar el grandioso día soleado pero frío de Nueva York.

Caminó lentamente y se recostó a un costado de su novia, mirándola fijamente, no pasaron cinco minutos cuando esta despertó.

—Vete de aquí -dijo la chica sin mirarlo.
—Vine a pedirte disculpas, amor. Juro que será la última vez que pase.

Pasaron algunos segundos de silencio cuando Lorena se levantó y sentó frente a Alex.

—Mira, dijiste que querías hablar —Alex tomó las manos de Lorena entre las suyas. Estaban cálidas— Eso haremos, hoy, en el parque.
—¿Jamás volverá a pasar?
—Te lo juro —ambos sonrieron y Alex se acercó dándole un largo beso en los labios seguido de un cálido abrazo.

Volvió a caer en aquel juego enfermo.

Dear [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora