Suspiro por tercera vez en el día algo poco normal en el pudin andante, sus padres estaban totalmente preocupados y constantemente se disculpaban diciéndole que pronto se irían a casa. Kenma por su parte no entendía a qué se referían ¿a caso nadie lo entiende? Pronto recibió otro mensaje.
"¿Qué te mantiene preocupado?"
Alguien que finalmente lo comprendía, el problema es que no podía simplemente decirle su preocupación.
Primera razón, ÉL es la razón de su preocupación.
Segunda razón, sería muy problemático decirle la verdad.
Tercera razón, arruinaría totalmente sus planes.
Por ese tipo de cosas, es que Kenma odiaba y aborrecía la navidad, tanta gente feliz y amorosa caminando por las calles dejando al descubierto lo melosos que son con sus parejas y luego, la típica preocupación de Kenma ¿qué demonios darle a un estúpido gato burlón? Siendo francos, Kuroo sería feliz con cualquier cosa mientras provenga de Kenma, pero por su parte, desea que sea algo "especial".
Con ese pensamiento en mente y aprovechando que sus padres irían de compras para conseguir los regalos de la familia de Kuroo, ya que es común que pasen navidad ambas familias juntas, Kenma quiso conseguir algo para su amigo de la infancia. No tenía en cuenta que su mal humor no sería desapercibido por sus padres, quienes lo molestarían constantemente evitando que pueda pensar en algo bueno.
Cansado, con bolsas de compras en la mano y para el colmo, agobiado por tanta gente que había, Kenma dio su última esperanza en el centro de videojuegos que había en la plaza, claro por el regalo de Kuroo...
Unos minutos más tarde salía satisfecho del lugar para luego, ir en busca de sus padres quienes lo esperaban para poder retirarse.
La noche llegó mucho más pronto de lo que le hubiera gustado a Kenma, recibido por un gran abrazo de la madre de Kuroo, Kenma pudo soltar el aire al darse cuenta que no estaba presente su amigo. Dejó los regalos debajo del árbol que había en la sala y se dispuso a jugar un rato.
–¡He llegado!– bramó Kuroo desde la entrada, un bienvenido sonó desde la cocina y su sonrisa se ensanchó al notar a su pudin favorito concentrado. Dejando en la mesa los ingredientes pedidos por su madre, Kuroo se acercó sigilosamente a Kenma.
–Más te vale que no hagas nada, estoy en el boss final– Kuroo sintió una lágrima caer al sentir la indiferencia de su amigo.
–Es navidad y aún así no me das atención...
–Para eso está tu familia.
–¡Mi mamá me sacó en este frío infernal para comprar sal y unas cuantas cebollas! ¡Eso es inmoral!– se quejaba de manera dramática mientras se dejaba caer en las piernas del rubio.
–¡Te he escuchado! Ya veras quien no come hoy...– Kenma soltó una leve risa al seguir escuchando las súplicas de Kuroo hacia su madre.
Pronto, la hora había llegado, una vez finalizado la cena en donde, por cierto, Kuroo y los padres competían para ver quien comía más, dando como resultado un dolor de estómago terrible al día siguiente, los regalos se fueron entregando uno a uno.
Extrañados al notar un regalo de sobra, Kenma se tenso al sentir como la vergüenza lo consumía. Tomó el regalo y se lo estrelló en el rostro a Kuroo quien se encontraba totalmente asombrado y al borde de las lágrimas. Ignorando las preguntas de su contenido, Kuroo decidió abrirlo cuando haya más privacidad.
Por la madrugada, una vez retirado los padres de Kenma y los suyos, Kuroo abrió la bolsa cuidadosamente, como si se tratara de la joya más hermosa. Acaricio de nuevo los cabellos de su "amigo" quien dormía cómodamente en el sofá de su sala, una adorable sonrisa se mostró en el rostro del felino al sacar de la bolsa, un par de peluches de gato, uno blanco con manchas marrones y amarillas, y otro negro, ambos peluches se encontraban unidos por un lazo rojo en una pata.
Kuroo acaricio suavemente el rostro del rubio con el deseo de lograr despertarlo, lograndolo. Kenma algo confundido lo volteo a ver, explotando en nervios al notar su regalo en las manos de Kuroo.
–Me preguntó... ¿Cómo conseguiste ésto?
–Yo... Lo gane en un juego.
–Fue mucho trabajo para ti ¿verdad?
–Las miradas de la gente al escoger el premio me intimidaban...– Kenma dejo salir un suspiro –Pero tu lo vales– sonrió levemente.
Fue turno de Kuroo en esta ocasión, saco de su bolsillo una pequeña caja. Kenma la sostuvo entre sus manos y al abrirla, se encontró con un llavero con la mitad de un balón de vóleibol, al voltearlo pudo notar unas palabras escritas.
"¿Do you want to...?"
Kuroo jugaba con sus dedos en espera de algún comentario suyo, ya sea indiferente u ofensivo, pero no hubo ninguno.
Busco la mirada de Kenma y al encontrarla noto como sus ojos estaban cristalizados, inmediatamente entró en pánico pensando en la GRAN equivocación que había cometido. Antes de que pudiera decir o hacer algo, Kenma habló.
–¿Dónde esta la otra mitad...?– Kuroo con nervios, mostró la otra parte, más específicamente las palabras faltantes...
"¿...be my lover?"
Con el corazón en la mano, Kuroo ya no sabía que más hacer, había cientos de posibilidades y la más temible para él, era el término de su amistad. Para su sorpresa, Kenma se acurrucó a su lado, bastandole para entender su respuesta, lo conocía tan bien.
Se acomodo en el sillón y pasó un brazo sobre la cintura de Kenma, sonrió una vez más y susurro suavemente en el oído ajeno.
–Feliz navidad, pudin– dejó un beso sobre la coronilla del avergonzado rubio, y se dejó llevar por el sueño.
. _ .
Si que me ha quedado largo esta parte... Al final me he terminado inspirando de más y salio ésto.
¿Les ha gustado? Me ha salido mucho mejor de lo que pensé, principalmente me preocupaba por que no estoy acostumbrada al tipo de personalidad de Kenma, no lo discrimo ahre.
Bueno, entonces el siguiente y último especial saldrá para el 31 (espero) y...Pues nada, tengo sueño xD
Se despide Mika :v
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▶Kuroo Y El TsukkiYama◀
FanfictionCortas y divertidas anécdotas sobre lo que Kuroo vive cada vez que se relaciona con Tsukishima y su pareja Yamaguchi. -Kei, entiendo que te dije que te shipeaba con Guchi y todo eso pero...- observo como ambos se encontraban sonrojados -Me hubiera...