Cinco.

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Cuando NamJoon entró por la puerta, mis ojos empezaron a arder y a pesar, como si tuviese sueño, mi cuerpo  dolía. Mi mirada se nubló a tal punto de sólo ver una mancha negra que ocupaba toda mi vista. Escuchaba todo distorzionado, escuchaba voces y aparatos hospitalarios. Me dejé caer al suelo, sintiendo frío. No tenía lágrimas para llorar.

Quería levantarme, pero a duras penas podía sentir el oxígeno, aquel oxígeno que poco a poco dejaba de existir.

Empecé a toser como loco, llevando mi mano a mi pecho, sentía algo atorado en mi garganta que buscaba ser expulsado.

Y finalmente quedé completamente ciego, al igual que dejé de respirar. Caí al frío y duro suelo, dejando de moverme.

Decir que no estaba preocupado era mentir, no sabía que me sucedía pero seguía vivo, o al menos eso quería creer. 

Estaba sordo, ciego y mudo.  Tampoco sentía mi cuerpo.

Definitivamente yo había dejado de existir

- ¿JiMin?

O eso pensé.

- ¡JiMin!

- Nam...Joon.

Coma. |NamMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora