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Luego de tres días, Altair no había vuelto a recibir esas llamadas misteriosas, y dedujo que era Jerry, pero su corazón apenas había sanado que prefirió no darle importancia.
Como todos los domingos, se levantó muy temprano, se puso su conjunto deportivo, conectó sus auriculares al movil y calzó sus "Reebok", lista para correr 3 kilómetros y romper su propio récord. Pues cada semana intentaba hacerlo en el menor tiempo posible.
Cuando ella corría, se sentía volar, daba largas zancadas y lo hacía con decisión y furia, corría rápido, corría fuarte, pero lo hacía con una intención, lo hacía para huir, huía de los recuerdos, de sus momentos con Jerry.
Antes de comenzar, calentaba sus tobillos con movimientos circulares y luego hacia respiraciones para relajar su cuerpo, ya lista, no había nada que la hiciera parar, pero ese día cuando corría por la costa, sus recuerdos la alcanzaron cuando desvío su mirada donde solía sentarse. Quiso ahuyentarlos e intento correr mas rápido, pero al enderezar su cabeza sus pies se enredaron entre sí y tropezó, cayendo de bruces en el pavimento, rápido se incorporó y bajó a la playa asegurándose que nadie la haya visto —por suerte a esas horas la playa siempre permanecía desierta—. Caminó hasta el sitio donde solía sentarse y ahí dobló su cuerpo para intentar nutrir sus pulmones con oxígeno. Notó que sus manos temblaban, y tenia pequeñas heridas en sus palmas y le dolía la rodilla.
—rayos, rompí mi pants— exclamó agitada, tiró de sus auriculares con enojo, y, sin mas remedio se sentó sobre una enorme roca y revisó su rodilla.
Le dolía bastante, y optó por descansar y no seguir por ese día.
Entonces, a la velocidad del pensamiento empezó a recordar cada uno de los momentos que pasó con Jerry en la playa, se sonrojó, al recordar cuando estuvieron en el mar, cerró los ojos y se permitió sentirlo como aquella vez.
—Hola —abrió sus ojos de golpe asustada
《 Dios mío, ya alucino, creí escuchar su voz》agitó su cabeza para desaparecer la voz
—no. No alucinas —le dijeron como si hubieran escuchado sus pensamientos. Volteó lentamente.
Y ahí estaba, Jerry atrás de ella, su alma abandonó su cuerpo, sentía desmayarse, estaba tan ardiente como siempre, vestía un atuendo deportivo al estilo Adidas —negro con líneas blancas— y calzado a juego, llevaba gorra y lentes de sol.
—¡Jerry! —dijo con entusiasmo y timidez al mismo tiempo— ¿Qué... Que haces aquí? Has recuperado tu vista —estaba nerviosa y su labio temblaba
—vine a... Un asunto familiar... Si, tenías razón recuperé mi vista —se deshizo de sus lentes y gorra, y pudo ver que su cicatriz, la habían reducido un diez por ciento, que su párpado estaba en su lugar al igual que su labio. Altair clavó sus ojos en su el azul cobalto de él. El pecho de ella se agitó, seguro que no era por su intensa corrida, si no que Jerry aún la ponía a mil.
—me alegro por ti
—¿como has estado?
—muy bien
—y te ves bien —ella se sonrojó y agachó su cabeza— me fascina que te ruborices. —Ella levantó su rostro y con un sonrisa melancólica dijo
—es bueno saber que estas bien, y que recuperaste tu vista... Me tengo que ir, adiós
—espera —atrapó su mano para evitar que se fuera, el contacto fue electrificante—. Concedeme unos segundos, please
—lo siento Jerry, no puedo
—por favor, chiquilla, necesito que me escuches
—sueltame
—se que estas enojada y te hice daño...
—basta, no quiero oírte
—he venido a buscarte, me he dado cuenta que no puedo estar sin ti
—¿que rayos quieres Jerry?, mejor que lo sepas de una vez, no me interesa saber nada de ti, no quiero verte, no quiero escucharte, vete
—entiendo
《 Oh no, vuelve a confundirme, se que no se quedará conforme》
—adiós —Altair giró dándole la espalda, pero al dar el primer paso su rodilla le molestó y se fue cogeando. Jerry la miró divertido
《Me alegra saber que no te soy indiferente, que aún sientes algo por mi, no me daré por vencido chiquilla, te voy a conquistar》
《Maldito Jerry, ¿ quien se cree que soy? Apenas empezaba a olvidarte y vienes y revuelves mi vida, y lo peor es que estas endiabladamente sexi, pero no volveré a caer en su juego.》

Cuando la noche cayó, Jerry fue a los calamares en busca de su amada, todo eres igual como cuando se fue, todo excepto las meseras. Minutos después se acercó una joven, que aunque le ofreció una sonrisa, no era tan genuina como la de Altair.
—Buenas noches, le ofresco alguna bebida...
—disculpe señorita, ¿la señorita Alatir ya no trabaja aquí?
—ah, Tali... Si, esta en la caja —Jerry suspiró aliviado
—deme un segundo, aun no estoy listo para ordenar
Cuando la joven se retiró, este aprovecho la ocasión y se escabulló para colarse.
La bella cajera se encontraba detrás de una larguísima barra de madera, cerca a la cocina donde, donde había muy poca luz, ahí estaba Altair, detrás del monitor, sentada sobre un banco alto de madera, con su cabeza reposando sobre su codo apoyado en dicha barra, con la mirada perdida, mientras que con la otra mano sostenía un bolígrafo, con el cual enredaba un mechón de su cabello.
—A dollar for your thoughts -—dios un respingo al escuchar la voz de Jerry —Hola chiquilla
—Jerry ¿que haces aquí?
—sólo pasaba a saludarte y dejarte esto —sacó de su chaqueta un pequeña flor. Todos sus movimientos eran exquisitos y sensuales. Altair por más que intentaba no mirarlo le era imposible. Se molestó consigo por ser tan débil y saber que aún sentía algo por Jerry.
—gracias, no debiste molestarte
—es un placer —esbozó media sonrisa
—Jerry e...
—shh —Jerry puso un dedo en sus labios y la hizo callar— sólo es un pequeño detalle... podemos sal...
—Tali la cuenta de la 4 —dijo un mesero interrumpido, tecleó algo torpemente e imprimió una nota y se la entregó al joven que vestía de negro.
—¿que pretendes Jerry?
—podemos salir un momento —lanzó una mirada tierna
—ahora no, trabajo, así que si me disculpas...
—¿y mañana?
—te voy a dejar las cosas en claro de una vez, aléjate de mi, no me busques, no me llames no...
—sólo quiero que seamos amigos —Altair frunció el ceño confundida
—yo no quiero nada de ti —dijo por lo bajito con ojos de desilusión
—sólo quiero saber que no me odias, no puedo vivir sabiendo que piensas de mi —trepó me dio cuerpo a la barra para acercarse a ella— quiero hacer las paces contigo. Solo te pido eso y no me iré de ensenada hasta que hablemos —luego le dio un tierno besito en la punta de nariz. Enseguida se retiró. Tali se quedó congelada ante su romántico detalle. Jerry jamás había sido así con ella, era alguien diferente.

Más tarde, Altair se prepara para ir a la cama, y en eso su móvil sonó, era el mismo número de las llamadas misteriosas. Nerviosa contestó
—¿si?
—Hola,  soy yo, no cortes por favor —la sensual voz de Jerry saltó del  otro lado de la línea
—¿así que si era tu?
—si
—¿por que me haces esto Jerry? —dijo con voz cansada
—no lo se
—te pedí que no lo hicieras
—sólo quiero... desearte Buenas noches princesa
《¿Princesa? Por Dios, que cursi》
—Buenas noches, y adiós —finalizó llamada.
《Aún que me siento muy enojada con él, pero sus detalles me desarman.》

—tierra llamando a Tali —decía Stefy mientras agitaba una mano frente a sus ojos
—lo siento Stefy... ¿que me decías?
—¿que tienes ahora? Y no me digas que nada, porque te conozco demasiado bien
—Jerry ha vuelto —Stefy se atragantó con su bebida de una forma muy dramática.
—¿a qué?
—no se, está muy raro, me hace detalles y me habla muy dulce
—eso solo significa una cosa y tu bien sabes que es
—tengo miedo —confesó
—a ¿Qué?  Exactamente, Jerry te sigue amando, y tu también lo amas
—lo se, pero su rechazo me hizo mucho mal, y no soy su juguete para que hoy me quiera y mañana ya no
—en eso tienes razón, y ¿ya hablaste con él? 
—lo he evitado a toda costa, temo a ser débil y caer en sus redes —dejo caer su cabeza en sus palamas— creí que mis sentimientos hacia el ya estaban muertos, pero cada vez que lo veo me desarma por completo
—¿y por que no cierras este círculo?, dile lo que sientes, que estas enojada y no lo puedes perdonar
—no quiero verlo, no estoy lista? Su llegada me ha tomado por sorpresa,
—bien, pero sabes que no te dejará Hasta que hables con el —Tali alzó su cabeza horrorizada
—te odio —Stefy se encogió de hombros y le guiñó un ojo.

Altair también corría después de la escuela —cercas de su casa—  con "copito", el cachorro que le regaló Jerry, pero ese día no pudo hacerlo, pues tenía su mente echa un lío. Distraída se sentó en la acera esperando a que copito hiciera sus necesidades. Luego miró las palmas de sus manos y acarició las pequeñas heridas, producto de su caída.
—¿te has lastimado? —se sobresaltó al escuchar la voz de Jerry
—por Dios Jerry, me has asustado, deja de aparecer así, un día me dará un infarto
—sorry —dijo sentándose a su lado
—¿me estas siguiendo?
—no, iba pasando y te vi —ella entrecerró sus ojos— bueno, iba camino hacía tu casa
—¿a qué? —preguntó alarmada
—sólo quería verte —tomó su mano, revisando cuidadosamente las heridas —¿te has caído?
—si, ayer mientras corría, cuando me encontraste en la roca, revisaba mi rodilla
—ahora corres —se sonrrojó asintiendo— ¿que más novedades me he perdido?
—Muchas, que, no son de tu incumbencia —arrebató su mano
—¿por que me tratas así?
—porque intentas aparentar como si nada hubiera ocurrido
—sólo intento arreglar las cosas
—pues no lo haces —se levantó furiosa— sólo las empeoras, ¿por qué no regresas a tu país y te olvidas de mi, como yo lo hice de ti y dejas de molestarme?
—¿ya me olvídate? —se puso a su altura y se acercó demasiado, tanto que su respiración acariciaba su mejilla— Por que yo lo he intentado, y no puedo, me es difícil
—pero no imposible —calcó sus frías palabra que el siempre repetía —sigue intentándolo
—si ya me olvidaste, si ya no sientes nada por mi, ¿por qué tiemblas, y te sonrojas? Si ya no te causo nada ¿por que tu respiración se agita cuando me acerco? Si ya no hay nada en ti para mi ¿por que me tratas así?
—lo único que siento, es enojo por tu desfachatez
—pero eso es mejor que no sentir nada —ella arrugó su frente
—no lo voy a negar, me dolió muchísimo que me hayas apartado de tu lado, me costó horrores sacarte de mi corazón
—perdóname —esa simple palabra, aplacó su furor, suavisando sus facciones —fui un estúpido, desde ese día que te fuiste no hago nada mas que pensar en ti, y luché contra todo ni ser para no venirte a buscar, pero lo que siento por ti pudo más,  entiendo que quieres patear mi rostro e incluso cortarme las bolas y se que lo merezco, eso y más, sólo quería que lo supieras, que te amo, y que lo siento muchísimo, más de lo que te imaginas... Ahora que lo sabes, te dejaré en paz.

un hombre diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora