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En medio de la penumbra, de algún lugar llamado San Diego, bajo un cielo negro, embellecido por el inmenso firmamento, adornado con una resplandeciente luna, una pareja joven, se amaba en silencio.

El móvil de Altair sonó, haciendo que aquel bello momento muriera. Ella tragó saliva con dificultad y miró la pantalla de aquel cacharro fijamente.
-¿Qué pasa? -pregunta Jerry
-disculpa Jerry, debo atender... -y sin dejar que terminara la frase, el arrebató el móvil de sus manos
-¿es él? -preguntó después de leer el nombre en la pantalla con las cejas ceñidas
-si -dice cautelosa
-vaya, ¿que pasa si contesto?
-Jerry, regresámelo -ella bajó de la moto, nerviosa
-vamos Altair, eso sería fácil, así tendrías el camino libre -hizo una broma a medias
-no te atrevas -sentenció
-¿que dirá tu prometido al saber que estas con otro?
-Jerry, basta -espetó con furia-devuélvemelo
-¿te perdonaría? ¿seguiría contigo?  O ¿te dejaría?... La tercera opción sería perfecta para mi -dijo con malicia, la llamada se perdió, Tali se estaba cabreando
-hazlo, girtále lo que hice, pero ¿adivina que?, aún así no estaría contigo -Jerry tensó su mandíbula y la miró confundido arrugando su frente, el móvil volvió a sonar y a ella se le paralizó el corazón, abrió demasiado sus ojos temiendo que lo hiciera
-anda, contesta -le retó
-aunque me muero de ganas por hacerlo, y gritarselo, jamás te obligaría estar conmigo -Tali  estiró su mano, Jerry lo puso sobre ella a regañadientes.
Ella se alejó un poco para contestar mientras Jerry esperaba montado en su moto.
-¿te importaría llevarme? -preguntó Tali apenada, después de dar fin a su llamada, pero él no contestaba
-por favor -dijo con hilo de voz -me has roto los pants y no se donde estoy -Jerry sólo asintió sin mirarla
Tali se montó tras de él y protegió su cabeza con el casco, pero no se abrazó de Jerry.

-Jerry -habló Tali al bajar de la motocicleta cuando llegaron al hotel- mirame -pero Jerry hizo caso omiso, entonces apretó la muñeca de él, que a su vez apretaba el manubrio.
-lamento todo esto, pero es que no puedo dejarlo -seguía sin mirarla- lo amo y le di mi promesa -la mira de soslayo
-olvídalo, no tienes que darme explicaciones -su voz era fría y doliente
-no, pero no quiero que me odies -entonces la mira, con ojos ardientes de furia y se libera de su agarre
-odiarte sería lo mejor -entre cerró sus ojos
-pues si eso te da la paz, hazlo
-te voy a olvidar, lo prometo, te arrancaré de mi mente y de mi piel
-en cambio, yo te recordaré por el resto de mi vida, será mi secreto, mi secreto personal
-tú solo te burlas de mi, ya no eres aquella niña inocente
-tienes razón Jerry, ya no soy aquella "chiquilla" de la que se enamoró de un hombre, pero no cualquier hombre, si no de uno muy diferente, sin importar nada, te entregué mi amor, te amé a pesar de tus manías, de tus temores y rechazos
-yo también te amé... aún Lo hago -musita
-eres y serás mi primer amor
-entonces quédate conmigo
-no Jerry
-no lo comprendo, me confundes, me estas volviendo loco
-no espero que lo entiendas, si no que lo aceptes
-joder, pues no lo haré -dijo furioso- y si no te quedarás, será mejor que deje de perder mi tiempo -encendió su motocicleta y aceleró el motor con furia
-Jerry, no hagas locuras por favor
-que tengas buena vida -y sin decir nada más arrancó.

Altair subió a su habitación apesumbrada, se despojó de su ropa y se metió a lucha, no lloraba, pero su mente se había ido con Jerry
《¿por qué siempre llegas a revolverlo todo, quebrantas mi estabilidad, y desmoronas mi vida》
Cuando salió de la ducha encendió su laptop para comunicarse con Mauricio, mientras el ordenador arrancaba se vistió con una playera negra y bóxer, y cepilló su cabello.
Luego de unos minutos, Mauricio marcó la video llamada
-Hola Micho -sonrió con desgana
-Hola futura esposa -contestó él, muy radiante
-¿que tal te va sin mi?
-no bien, te extraño
-yo también, ya falta menos para estar juntos
-cuento los días, las horas y cada vez se me hace eterno
-no exageres Micho -río ante el drama de su novio- tiempo después, desearás estar solo
-eso jamás... Por cierto tengo que decirte algo
-suéltalo
-el próximo domingo, saldré a África
-pero el sábado recién llego
-lo sé -se puso serio- por eso quiero organizar todo para cuando llegues, nos casemos ¿que dices? -en ese instante los penetrantes ojos azules de Jerry inundaron su mente
-Micho, pero eso sería muy apresurado, mejor espero a que regreses
-¿quieres pensarlo?
-no es eso, solo que quiero un tiempo con mis amigas, que me organicen una despedida y todas esas cosas que hacemos las chicas, llevar un peinado bonito, un vestido hermoso
-tienes razón, perdón por ser tan egoísta -suspiró aliviado 
-¿cuando llegan tu papás?
-mañana por la mañana, se ha atrasado su vuelo, pero ya quedó resuelto
-espero que lleguen con bien -Mauricio no dijo nada y durante unos segundos, se dedicó a observarla
-¿es mi imaginación o a ti te ocurre algo?
-nada, solo que estoy algo cansada, nada como estar en casa, con tu familia, es difícil estar lejos
-ya te acostumbrarás, bueno saldré con los chicos, me esperan
-espero y que realmente sea con ellos -fingió celos
-sabes que si hermosa -guiñó un ojo
-lo sé, diviértete
-te amo
-y yo a ti -Altair pulsó en finalizar llamada.
Se levantó de la silla y fue al baño a secarse su cabello cuando escuchó que llamaron a su puerta, pero no se imaginaba quien pudiera se
-¿quien? -gritó
-it's me -una melancólica voz contestó, el alma de Altair se le fue a los pies, pues pensó que todo había terminado.
-¿me puedes abrir? -su voz hizo eco detrás de la puerta que los separaba
-no lo hagas más difícil, mejor vete
-necesito despedirme de ti, please
-no Jerry
-prometo que seré breve -la puerta retumbó cuando Jerry dejó caer su frente en ella -después me iré... Para siempre -Alatir sintió un hueco en su estómago.
Segundos después abrió.
Jerry la mira de arriba abajo, lentamente, para él, verla así era lo más sexy.
-demonios chiquilla -apretó sus ojos y los pequeños músculos de su garganta subieron y bajaron al tragar- ¿por que me haces esto?
-hacerte ¿Qué? -preguntó asustada
-estar jodidamente sexy, solo con una playera y unas bragas -pero la expresión de ella era fría
-¿que quieres?
-¿puedo pasar? -ella se hizo a un lado para dejarle entrar, pero notó algo raro en su caminar
-¿te sucede algo?
-no es nada estoy bien
-¿a qué has vuelto? -susurró abrazándose así misma
-no lo sé, no puedo dejar de pensar en ti y no quiero quería irme así
-ésta bien Jerry, no te preocupes, estoy bien
-pero yo no -se acercó a ella- estoy incompleto sin ti
-Jerry...
-shhhhh -con el dedo índice sobre los labios de ella, la hizo callar. Ese leve roce activaron miles de nervios, un pequeña descarga eléctrica activaron todos su neurotransmisores. Y es que cuando Jerry la tocaba, su mundo se transformaba en otro muy diferente.
-dime, ¿él te mira como yo?
《No》pensó, tragó saliva e intentó desviar su mirada
-¿él te besa como yo?
《jamás》lamió sus labios inconscientemente
-¿te toca como yo lo hago?
《Siempre lo he deseado》 pestañaeó tres veces
-¿a caso te hace el amor como yo, y te hace sentir tan mujer?
《No hay nadie que se compare contigo 》su pecho comenzó área subir y bajar con prisa
-ni si quiera tienes que responder ¿y sabes por qué?
Altair lo miró a través de sus largas pestañas esperando la respuesta
-porque se lo que piensas, porque te siento, siento cada una de tus reacciones, cuando te miro, cuando te toco, cuando me sonríes y saber que esa curva es exclusiva para mi, porque me llevas tatuado en tu piel, y aunque lo intentes jamás podrás borrarme, de tu mente, de tu corazón -rodea el contornos de boca con su índice- de tus labios -desciende por el cuello- de todo tu cuerpo, y llevas impregnado mi aroma para la perpetuidad
-Jerry... -carraspeó
-y es que me pasa exactamente lo mismo, no se como explicarlo, pero cuando te tengo cercas mi mundo se inunda de los magníficos colores, me enseñaste a amar, y me demostraste que el físico no lo es todo, eres mi salvación
-basta, Jerry
-y debo confesar que tengo miedo
-¿miedo a que? -frunció el ceño
-a jamás verte, despertar y saber que estas en brazos de otro hombre, que tus labios, tu cuerpo, le pertenecen, que tu mente y corazón los ocupará él,  que serás suya y ya no mía, que te he perdido para siempre -entonces Jerry deja caer una lágrima solitaria- y lo peor es saber que yo soy el único culpable por haberte dejado -apretó sus ojos y suspiró con brusquedad mientras mas lágrimas mojaba si herido rostro
-siento un terrible cosquilleo en mi corazón, y un enorme agujero en mi estomago sólo de pensarlo y tiemblo aún más saber que es cierto
-no sigas Jerry -pero la delicada piel del rostro de Alatir estaba más que mojada
-perdóname chiquilla, perdóname por haber sido un imbécil, por no regresar -acarició su mejilla izquierda con el dorso de mano- perdóname por haberte mirado y haberme enamorado de ti, por haberte hecho mucho sufrir, por interrumpir tu inocencia
-ya lo hice Jerry, jamás te he odiado ni te he guardado rencor, pero no me arrepiento de haberte conocido, ni tampoco de haberte amado, ni pasar todos aquellos extravagantes momentos -ríen con desgana- tampoco de lo vivido estos últimos dos días
-te deseo toda la felicidad del mundo chiquilla -ya sin poder resistirlo, Altair se abraza de su cintura fuertemente, y Jerry la envuelve con sus largos brazos.
Jerry levanta la barbilla de ella con su dedo para besarla, Alatir lo sujeta de su nuca, para perderse en beso apasionado, Jerry pasa su brazo derecho por cintura y la levanta, ella da un pequeño brinquito y lo hace presa con sus piernas.
La lleva a la habitación, la deja sobre el suelo, le saca la playera y se arrodilla ante ella, besa sus  muslos, mete sus largos dedos en sus bóxers, y los baja con lentitud, ella lo mira atentamente y ama cada uno de sus movimientos.
Saca primero un pie, después el otro, besa su cadera y ella se hace agua a su contacto, pero no lo resiste cuando Jerry lame su interior. Sus piernas parecen gelatina y se sostiene de su cabeza, desapareciendo los dedos en su oscura cabellera.
-¡aaaah! -gimotea -hazme el amor Jerry.
El se detiene y se pone de pie, la mira sorprendido
-¿Qué?
-amo escuchar esas palabras -ella se acerca a él, e intenta sacar su camisa, pero al alzar  los brazos da un pequeño quejido
-¿que pasa? -pregunta preocupada
-nada sin importancia, no te detengas nena -Alatir recorre el torso desnudo de Jerry con la yema de sus dedos, muy delicadamente, Jerry exhala ante exquisito contacto con su piel, recorre su "six pack", hasta llagar a la cinturilla de su pantalón, desanuda el cinturón y continúa con el botón y la cremallera, y lo deja caer junto con su ropa interior, y el termina de sacar su calzado y el resto de la ropa con sus pies.
Altair  acaricia su miembro, lo estimula con vigor, Jerry brama al sentir su pequeña y delicada mano empuñando su apreciado amigo.
Jerry la abraza y la recuesta con delicadeza sobre la cama.
-adoro tu cuerpo -dice acariciando sus senos- y todo de ti
La besa y se coloca encima de ella, ella abre sus piernas, y sin mas preámbulo, la penetra muy lentamente.
-y amo que estés siempre lista para mi... -gime al sentir la paredes de su útero abrazando su hinchado pene- me enloqueces.
Altair intento abrazarlo, pero Jerry tomó sus manos y las colocó por encima de su cabeza.
-mirame chiquilla -ella obedeció al instante- no me prives de tu mirada, la quiero recordar siempre.
Le hizo el amor lentamente, con locura con pasión, todos y cada uno de sus encuentros eran únicos, especiales, tan excitantes y maravillosos.
-quédate conmigo -imploró con los labios pegado sobre el cuello de ella
-si -jadeó
-¿para siempre?
-para la eternidad -contestó en medio del extasis, Jerry levantó su cabeza para asegurase que lo decía con el corazón
-¿de verdad?
-si, mi amor -Jerry soltó sus manos y pasó la suya por debajo de su cuerpo, entonces se incorporó con ella fusionada a su cuerpo, Jerry sobre sus rodillas, y Tali sobre él,  sus penetraciones fueron más intensas, más placenteras, mas enérgicas, tanto que Jerry término vaciando toda su virilidad en ella, y posteriormente ella también se corrió.
Exhaustos, bañados en sudor, y jadeantes, yacían sobre la cama deshecha a causa de un erótico encuentro.
Jerry estaba tumbado sobre su espalda, y Tali sobre su costado abrazándolo.
-¿que le pasó a tu hombro? -él la mira y sonríe como bobo
-me caí de la motocicleta
-¿como pasó? 
-iba tan rápido que no me percaté que el semáforo estaba en rojo, cuando frené, quedé a mitad de la avenida, un coche que, afortunadamente no venía muy rápido, me logró pegar
-Dios mío, Jerry -se tapa la boca con su mano -fue mi culpa
-estoy bien, tranquila, no fue culpa de nadie
-y si el coche hubiera venido a máxima velocidad, y si...
-hey, pero no pasó, no te agobies
-eres un tonto ¿por que te ries? -le regañó
-es que me alegra que te preocupes por mi
-claro que me preocupas Jerry -da un pequeño golpe en su pecho- traeré hielo, no se ve muy bien ese golpe -pero cuando ella quiso levantarse, el jaló y la besó con locura.
-soy el tipo más feliz de mundo -dice cuando la soltó. Ella solo sonrió con timidez y se fue.

-¿vivirías conmigo en Ensenada? -pregunta Altair adormilada, con su cabeza en el pecho de Jerry
-viviría contigo hasta en el lugar menos habitable que pudiera existir sobre este mundo, o en cualquier otro
-¿Jerry?
-yes
-¿te habrías fijado en mi, si no hubieras tenido esta cicatriz? -Jerry perdió su mirada en techo, suspiró y calló y segundos
-siempre pensé que mi vida se habia arruinado por tener esta cicatriz -musita perdido en sus palabras -antes de tenerla, para mi la belleza exterior era lo único que valía, solo me fijaba en si era hermosa, atractiva, tenía buenas curvas y sobre todo largas piernas, era un imbécil
-¿eso quiere decir que no?
-tal ves si, pero no me hubiera enamorado de ti o no lo se.
-¿la odias?
-¿que?
-¿la  cicatriz?
-ya no, porque gracias a ello te amo -ella sonrió y se acurrucó en sus brazos, segundos después se sumió en un sueño profundo, Jerry la contempló dormir y por un momento deseó que ese momento jamás terminara.

un hombre diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora