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Capítulo 46

La luz de la mañana que entra por la ventana me da en la cara provocando que frunza el ceño, abro los ojos y me encuentro con el techo blanco de mi habitación, los recuerdos del día anterior me golpean de lleno provocando que los ojos me piquen por las lágrimas que amenazan con querer salir. Inhalo y exhalo de manera profunda en un intento de poder tranquilizarme y así lo consigo.

Ya han sido bastantes las derramadas la noche anterior.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño para poder tomar una ducha pero un gemido se escapa de mi boca cuando veo mi reflejo en el espejo; los ojos están tan hinchados por llorar que apenas puedo abrirlos por completo, mi piel luce de un color muy pálido y los moretones en mi cuello no hace que mejore mi aspecto, sin mencionar que mi cabello luce como un nido de pájaros.

Suelto un suspiro y decido seguir con mi tarea de realizar mi aseo personal. Al terminar elijo vestirme con un pantalón negro roto por las rodillas y una sudadera roja, acompañada de mis converse blancos y me coloco algo de maquillaje para cubrir los moretones y mejorar un poco mi apariencia. Salgo de mi habitación para dirigirme a la sala de estar y poder tomar mi mochila para irme a la escuela, al salir de mi departamento me aseguro de colocarle llave para seguido dirigirme en dirección al ascensor para bajar y así seguir mi camino a la escuela.

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Cuando llego a la escuela me encuentro a mis amigas recargadas sobre mi casillero, ambas tienen una sonrisa grande en la cara por lo  que tengo que forzar una para que su ánimo no decaiga como el mío.

—Hola— saludo al mismo tiempo que balanceo mi mano.

—Hola— me contestan al unísono y a pesar de que la sonrisa siga en sus caras, puedo percatarme de que me miran extrañadas, así que para evitarlas abro mi casillero en busca de un lugar donde esconderme

—¿Todo está bien? — se aventura a preguntar Alex, me giro a mirarla y asiento en respuesta para después llevar mi vista de nuevo dentro del hueco donde guardo mis libros.

—Claro, ¿por qué lo preguntas?

—Bueno, normalmente siempre luces alegre y esta vez te ves algo decaída— se rasca la nuca con la mano izquierda en un gesto de incomodidad—¿Te duele el yeso? Luces como si no hubiese dormido en toda la noche.

En realidad no lo hice.

—Estoy bien— trato de sonar lo más convencible y cierro mi casillero una vez que me aseguro de tener todo lo que necesito. Me giro para poder encarar a mis amigas y les sonrío sin mostrar mis dientes. —Vamos, se hace tarde—comienzo a caminar por el pasillo pero no logro avanzar ni un metro que giro de nuevo a mirarlas al ver que no me siguen—¿Qué sucede? ¿Por qué no avanzan? —les miro con el ceño fruncido y ellas copian mi acción, levanto mis cejas para que noten mi confusión y ahora es Julie la que se atreve a hablar.

—¿No vas a esperar a Jack? — me quedo en blanco en cuanto ella lo menciona y siento un nudo formarse en mi garganta, trago para poder deshacerlo, sin embargo no lo consigo y decido mirar al suelo a la vez que parpadeo repetidas veces.

No llores ahora, por favor.

—No, lo esperaré en el salón— trato de hablar lo más claro posible y  evitar se me quiebre la voz.— Vamos.

Y dicho esto me giro de nuevo para seguir mi camino. No quise mencionar lo que sucedió entre nosotros ya que quiero hablar con él antes. Tengo la esperanza de que me escuche y regrese conmigo.

Al llegar a la puerta del aula de literatura me despido de las chicas y mencionan que apartaran una mesa para que comamos juntas en el almuerzo, por lo que asiento para seguido de eso girarme y dirigirme a mi asiento habitual.