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Capítulo 45

La luz del sol me da en la cara por lo que trato de cubrirme con la mano izquierda pero el yeso me golpea de lleno en el rostro. Suelto un gruñido y con el brazo contrario froto mis ojos, extiendo mis extremidades en un gesto de poder desperezarme, cuando abro los ojos mi vista va al techo, giro a mirar a mi izquierda y veo que por la ventana se cuela la luz. Inmediatamente los recuerdos de la noche anterior me golpean y me levanto para ir al baño, me miro al espejo y hago una mueca al ver el estado de mi cuello.

De alguna manera la sombra ha hecho que en mi cuello aparezca un par de moretones, no son tan grandes pero si un poco visibles, llevo mi mano a esa zona y el dolor me invade en cuanto mis dedos hacen contacto con la piel.

—Espero y el maquillaje pueda cubrirlo bien — miro detalladamente mi cuello por unos minutos más hasta que escucho el timbre de la puerta, salgo del baño y me dirijo a la sala, el timbre vuelve a sonar una vez más —¡Ya voy! —grito para la persona del otro lado de la puerta pero hago una mueca por la molestia que me causó elevar la voz.

Abro la puerta y me encuentro con un Jack con la vista fija en el suelo.

—Hola — dice en un tono bajo de voz — Vine a traerte esto. — me extiende un paquete con caramelos de miel y antes de que pueda abrir la boca y preguntar algo, él decide seguir hablando — Sé que te duele la garganta como a mí y esto ayudará con la molestia.

—¿Te duele la garganta? — él asiente aún con su vista fija en el suelo y veo como traga fuerte cuando su manzana de Adán se mueve.

—Puedo sentir el mismo dolor que tú, ya sabes por toda esa cosa de la llave.

—Claro, lo olvide por un momento — un silencio incómodo se hace presente entre nosotros y me rasco la nuca en un gesto nervioso — ¿Quieres pasar? — abro la puerta un poco más y me coloco a un lado para darle un mejor acceso a mi hogar, el chico frente a mi asiente y se adentra en el lugar, cuando pasa cierro la puerta y me giro a mirarlo, Jack me da la espalda y fijo mi mirada en ese punto para seguido ir y abrazarlo, siento como su cuerpo se tensa por completo y se aleja de mi, se da la vuelta y aunque su rostro aún se encuentra viendo hacia el suelo puedo ver una mueca en su rostro —¿Qué sucede? Estás muy raro.

 Jack me acerca a su pecho y me abraza, la calides de su cuerpo me da la bienvenida y la acepto gustosa pasando mis brazos para apretarlo contra mi cuerpo

—No es nada—el aroma de su colonia me embriaga y aspiro fuertemente para poder tener ese olor guardado en mi memoria.

Por alrededor de otros 30 minutos trato de convencer a Jack de que me diga que va mal, sin embargo, él insiste en que no sucede nada.

Él nota mi molestia y para que el ambiente no se torne más tenso de lo que es decide pasar el día fuera y me dice que salgamos a pasear, acepto gustosa y le digo que espere 15 minutos en lo que me arreglo.

Me giro en dirección a mi habitación y él decide tomar asiento en mi sofá y encender el televisor un rato.

***

—¡Deja de burlarte! — Jack me da un leve empujón pero aún así mis risas no cesan —No sé de que tanto te ríes, ni siquiera fue tan gracioso.

Puedo notar su irritación y a pesar de que trato de aguantarme la risa no lo logro y vuelvo a soltar una carcajada. El gruñido de mi novio me hace saber que se comienza a enojar y me acerco a él para abrazarle por la cintura.

—Vamos, no te enojes — me planto delante de él y me levanto de puntas para poder darle un pequeño beso en los labios —Ya no me burlaré, pero tienes que admitir que fue gracioso verte caer.

Jack rueda los ojos y me muestra su lengua en un gesto infantil.

—Todo fue culpa de ese niño — eso vienen diciendo en todo el camino que llevamos caminando de regreso a mi departamento.