Capítulo 2

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Me sentía bien, ya habían pasado varios días desde que comencé en la nueva escuela y todo iba bien. Hice mi rutina de todas las mañanas y como estaba tan positiva decidí ponerme una camisa blanca. Cuando ya estuve lista bajé a la cocina y desayuné algo rápido. Mi papá me llevó a la escuela y al llegar me fui directo al salón.

—Hola, reina de corazones.— Perla me miró y sonrío.

—Hola, corazón.— Nos dimos un pequeño abrazo y nos separamos.

—¿Todo está bien?— Pregunté cruzándome de brazos.

—Ayer Lucas me dijo que debía realizar un trabajo, por eso no salimos, pero se fue a las siete de la noche a comer con sus amigos, y conmigo no pudo salir.— Perla parecía enojada, Lucas era su novio y ellos ya tenían un año de noviazgo.

—Tranquila, el también necesita tiempo con sus amigos, como tú conmigo, prefieres salir con el y no salir conmigo.— Le dije haciendo puchero.

—Lo siento, es que lo amo y no lo quiero perder, lo quiero solo para mi.— Perla agarró un mechón de mi cabello y empezó a enrollarlo en su dedo.

—El es todo tuyo, Perla, pero debes dejarlo salir con sus amigos, si le prohíbes se irá de tu lado.— Le toqué el hombro y me senté en mi lugar.

—Tienes mucha razón, Cam, dejaré que salga con sus amigos, no le quitaré su libertad.— Perla se sentó a mi lado y sacó sus cosas.

En la clase de educación física la maestra nos dijo que participaríamos en un proyecto para puntos. Al principio estaba un poco asustada, pero cuando nos dijeron que tendríamos un juego de fútbol me tranquilicé y me puse feliz.

Amaba el fútbol.

—Bueno, Jack será el líder del equipo A y su nuevo compañero Zack será el líder del equipo B.— La maestra mencionó a los líderes y yo quería irme de allí.

Sí, amaba el fútbol, pero los líderes <que por cierto, eran los chicos más populares> no me agradaban mucho, Jack un idiota y Zack un mujeriego. Zack era nuevo en nuestra clase y desde que se mudó no se a despegado de mi lado.

Los líderes escogieron a sus jugadores y a mi me tocó en el equipo B, era mejor que estar en el equipo A, solo quedaba dar lo mejor de mi. Al principio del juego yo estaba nerviosa, y el equipo A tenía más puntos, pero no lo podía permitir, así que me olvidé de todo y comencé a jugar como era debido.

—No sabía que jugabas fútbol, Cam.— Me dijo Perla mientras trotaba a mi lado.

—Eres tan perfecta.— Zack corrió hasta donde yo me encontraba, me levantó y me dió una vuelta para luego soltarme. —Juegas de lo más bien.— Dijo sonriendo.

—Gracias por tu emoción.— Le dije para después reírnos.

Solo hacía lo que amaba desde que tengo conocimiento, jugar me hizo olvidarme de los problemas que tenía, me hizo recordar a mi madre, revivir momentos de cuando jugaba con mis padres cuando era pequeña.

Después de haber terminado el juego y de haber ganado, Perla y yo fuimos al baño para arreglarnos un poco e ir a nuestras próximas clases. A la hora de comer nos dirigimos al comedor para llenar nuestras pancitas. Yo iba detrás de Perla, ella se sentó cerca de la puerta y cuando yo fui a sentarme con ella un chico se detuvo frente a mi.

Razones para odiarte ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora