Capítulo 4

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No todo en la vida son cosas malas, así que me desperté muy positiva. Me levanté de la cama con una gran sonrisa y me arreglé rápidamente para bajar a tiempo a la cocina.

—¿Y esa sonrisa?— Preguntó mi padre al verme salir de mi habitación.

—Estoy feliz, siento que será un gran día.— Dije y bajamos juntos.

—Recuerda que todos los días son un gran día, esta en ti dejar que te lo dañen o no.— Asentí y ayudé a mi padre con el desayuno.

Salimos de la casa y mi padre me llevó a la escuela, después de despedirme bajé del auto y busqué a Perla.

—¿Y esa cara?— Pregunté al ver que estaba algo enojada y con los brazos cruzados.

—Es Lucas.— Contestó y me miró.

—¿Qué pasó con el?— Volví a preguntar arrugando mi frente.

—Tiene un golpe feo en la cara y no me quiere decir lo que le pasó.— Perla bufó y dejó caer sus brazos. —Soy su novia y me preocupo por él, pero dice que no me importa, que no es asunto mío lo que ocurrió.

—Tranquila, quizá no quiere preocuparte ahora, puede que después, cuando él esté listo te diga lo que ocurrió.— Acaricié su hombro para darle ánimos.

—Espero que sí, me siento mal por él, yo solo quiero ayudarlo y estar a su lado.— Perla hizo puchero y yo sonreí.

—Así son los chicos, aveces suelen ser mucho más dramáticos que nosotras.— Le dije y ella sonrió.

—Con él me estoy dando cuenta de eso.— Reímos un poco y decidimos entrar a la primera clase.

No sabía nada de Zack y menos ahora que no tenía como comunicarme. A las clases de la mañana había faltado y aunque me estuvo raro traté de no darle mucha importancia. La maestra de educación física había faltado, así que, teníamos esa clase libre.

Perla y yo estábamos sentadas en unos bancos mientras hacíamos una tarea.

—Perla.— Nos giramos y vimos a Lucas. El golpe en su cara si estaba feo como había dicho mi amiga, hasta yo me preocupé y mi cara lo dejó notar. —Solo es un pequeño golpe.— Me dijo tocándose la mejilla.

—¿No fuiste al hospital?— Le pregunté y negó.

—No es necesario, yo estoy bien.— Dijo sonriendo un poco.

—Pero yo no estoy bien, me duele verte el cachete así y no saber que te ocurrió.— Perla se puso de pie y se acercó a él.

—No es que no quiera decirte, quiero hacerlo, pero no puedo.— Contestó Lucas triste y Perla negó.

—¿Porqué no puedes?— Preguntó confundida.

—Porque no es asunto mío, es asunto de un amigo y yo participé en el, pero él no quiere que nadie sepa lo que ocurrió.— Explicó Lucas y mi amiga asintió.

—¿Crees que algún día puedas decirme?— Le preguntó Perla y Lucas se encogió de hombros.

—Todo depende de lo que ocurra, lo más probable es que sí, las dos se van a enterar.— Lucas me miró y tragué, el volvió a mirar a su novia. —Ya no te preocupes tanto, te amo.

—Yo también te amo.— Perla contestó, se dieron un beso y un abrazo.

Lucas se alejó, Perla regresó a su lugar y soltó un gran suspiro, yo solo le acaricié el hombro y le sonreí. Ella asintió y nos concentramos en el trabajo. A la hora de almuerzo Perla se adelantó un poco más que yo.

Razones para odiarte ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora