Íbamos tan Bien

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La noche no fue tan agitada realmente, después de ese extraño absceso de pesadillas e inquietudes que Roy tuvo a inicios de la noche, no hubo ninguna novedad más aunque eso no significó que Arthur pasara una buena noche.

Le miró dormir un poco más tranquilo, pero no le despegó la vista; se ponía nervioso cada vez que el chico se revolvía entre las sabanas y se sorprendía de ver que cada vez que le ponía una mano sobre la frente Roy se calmaba.

De a pocos ambos quedaron dormidos profundamente, de no haber sido porque el sol irrumpió por la ventana de la habitación el pelirrojo no hubiera despertado—Ñam... —bostezo como si nada mientras se estiraba y abría los ojos con pesadez—mi cabeza— se llevó una mano a la frente—mis ojos... demasiada luz—se cubrió con las sabanas y se hizo un ovillo —un momento...— abrió los ojos con sorpresa —¿Dónde estoy? —miro con cuidado el sitio donde había despertado una gran cama, comenzó a preguntarse en qué momento le habían cambiado de lugar. Miró desde la cama como el dueño de la casa había cambiado de lugar con él, amablemente Arthur le había colocado en la cama y se había situado el en el pequeño catre que inicialmente había sido para el pelirrojo.

Se puso de pie con algo de trabajo, se estiró y se dirigió a la ventana para cerrar las cortinas y darle al rubio unos minutos más para descansar—Gracias—comentó Bajamente mientras salía de la habitación.

Cuando bajó al primer piso de la casa lo primero que hizo fue dirigirse a revisar el botiquín, en serio le dolía la cabeza—Maldición—pudo encontrar un frasco de aspirinas el cual destapó con algo de trabajo para luego tomar varias pastillas de un solo bocado, luego buscó algo para pasarlas por la garganta lo bueno fue que había una botella de licor lo bastante a la mano como para poder tragar las píldoras, sonrió satisfecho ya comenzaba a sentirse mejor.

Roy no fue el único que se levantó con algo de dolor, Arthur se levantó con bastante pesadez —¡yauch! Con razón Roy no quiso dormir aquí—dijo mientras se sobaba el cuello —esto es muy pequeño — se levantó y se estiró —Roy a levantarse...— observo la cama y notó que no había nadie ahí —¿y Ahora qué? —Arthur miró todo con algo de fastidio, sin embargo no pudo evitar preocuparse un poco, salió de la habitación para buscar a su inquilino

—¡Roy! —Arthur se apresuró a bajar las escaleras, descendió tan rápido que no se percató del ruido que venía de la cocina hasta que estuvo de pie junto al frigorífico—¡Ah! Ahí estas...

—¿Qué? ¡AH! Hola Arthur Buenos días— dijo el pelirrojo bastante animado— iba a despertarte en un rato

—Yo podría decir lo mismo—Arthur se colocó a un lado de Roy—¿se puede saber que estás haciendo?

—Preparo e desayuno ¡Dah! —dijo en tono de broma el pelirrojo

—Bueno eso explica el desastre...

—Si bueno hacer panqueques no es fácil... no te preocupes prometo lavar los platos cuando acabe—Roy se separó un poco de la estufa para tomar el sartén y hacer girar un de los panqueques de manera bastante ágil—¡Eh! Listo... ¿Cuántos te comes?

—No se... ¿Cuántos hiciste?

—Los suficientes—Roy se hizo a un lado para dejar ver que en realidad había cocinado una buena cantidad de panqueques los cuales según el atlante lucían bastante bien

—Pues sírveme los suficientes...si no es molestia claro—comentó amenamente Arthur mientras tomaba su lugar en la mesa

—No hay tal—el pelirrojo apagó la estufa y comenzó a servir, se sentía más calmado se sentía tranquilo, era bueno tener un compañero para el desayuno.

Flecha en el AguaWhere stories live. Discover now