Evadiendo la Realidad

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Solo y nuevamente sin poder moverse ¿Qué rayos le había pasado? Roy estaba un poco consternado y desesperado, comenzó a forcejear con mucha desesperación —¡GHHH! —fue lo que salió de su boca en vez de las maldiciones que estaba pensando

—Es un chico difícil— estaba todo en calma y totalmente oscuro, guardó silencio para escuchar

—Es algo agresivo según escuché— dijo otra voz

—¿Algo? Casi le saca los ojos a uno de los guardias...por eso lo tenemos amarrado de pies a cabeza, debería de estar en un manicomio o en una maldita prisión.... —el primer interlocutor pareció abrir la puerta dejando entrar algo de luz en la oscura habitación

—Hay que darle su medicina— Roy se hizo al dormido ante la mención de lo que planeaban, las luces se encendieron de golpe casi segando al chico que cerró sus ojos con fuerza

—Es lindo ¿no te parece? — Dijo uno de ellos al otro que lucía más inexperto y que solo se encogió de hombros— mira, es muy dócil cuando quiere— se recostó encima del pelirrojo poniendo sus labios en su cubierta boca, el enfermero sintió como el chico hacía por levantarse —¡Je! Hola bello durmiente — el tipo acercó su rostro al menor que le miraba con furia —¿Cómo está mi niño consentido? — el enfermero sintió como Roy parecía acariciarle con sus dedos su mano y su pierna, sonrió confiado

—Ya basta, inyéctale los sedantes y déjalo en paz— no todos los guardias y enfermeros de ese lugar eran unos pervertidos

—Sí, si como digas— el enfermero que estaba sobre Roy se retiró para tomar la jeringa con el medicamento

—Sera en la cadera niño... lastima me hubiera gustado ver tu hermoso traserito desnudo de nuevo— el guardia se burlaba del chico que ya le miraba con deseos de venganza—¡Ah! ¡Maldición! —fue un movimiento rápido, rápido y sutil en el que el guardia no notó como Roy entre caricias disimuladas le había sacado la navaja que siempre llevaba para amagar a los pacientes que eran sus víctimas, después movimientos rápidos para cortar una atadura y causarle una herida en la mano—¡Hijo de Perra!

El herido se hizo hacia atrás, Roy desató su otra mano y le dio un gran golpe en la nariz. Uso la navaja y deshizo por fin las ataduras de los pies —Tu eres el hijo de perra— Roy le dio una patada a su agresor dejándolo inconsciente.

En una esquina de la pequeña habitación un aterrado ayudante miraba todo tembloroso, Roy no le prestó atención solo comenzó a correr.

Uno, dos, tres, cuatro heridos al menos, unos más de gravedad que otros con cortadas y golpes, Roy era demasiado bueno escapando, llegó pronto a la cerca y se dispuso a trepar —¡Iaaa! — el grito de dolor sonó por toda la casa de rehabilitación, cayó al suelo casi entre convulsiones con un gran aturdimiento, el regalo del señor Queen a la casa de rehabilitación funcionaba muy bien.

—¡No! — abrió los ojos con horror, ahora eran luces tenues, ahora estaba desatado. Habitación diferente pero parecía estar más aislada, se puso de pie y comenzó a tantear entre sombras hasta encontrar como abrir lo que parecía ser la puerta

—Está despierto ¡¿Qué?! —recibió un golpe, el guardia que había hablado recibió un golpe justo en la boca

—¡Carajo! — le había dolido a Roy le había dolido bastante, pero no había tiempo de llorar, golpeo con ímpetu al otro guardia y comenzó a correr sin saber a dónde. Escuchaba pasos tras de él, veía parpadear las luces y escuchaba sonar la alarma Roy estaba como desesperado,

—Tranquilo chico...—uno de los guardias que le rodearon hablo—tómalo con calma o va a estallarte el cerebro—

—¡Yo voy a estallarte el cerebro si te acercas a mí! — Roy miraba a todos como desesperado, como un poseso—¡No se me acerquen! —gritó al ver que daban un paso al frente.

Flecha en el AguaWhere stories live. Discover now