Capítulo 3

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Por fin había llegado a San Euplo Kokone, un pueblo cuyos habitantes se han aislado, una ola de disputas religiosas internas y avisos para que desalojen el pueblo ya que será inundado con la nueva represa han caído a oídos sordos de gran parte de los habitantes.

Las casas eran de adobe y los caminos empedrados, típica de las misiones, parecía un pueblo fantasma. Siguió por el camino y se encontró una parroquia, era pequeña, sencilla, con dos campanarios, pero toda vandalizada, se podía ver escrito "Iä Sipaktli Tliltik", Diodoro decide entrar, y ve que también ha sido vandalizada por dentro, camina entre las 2 filas de asientos. Los vitrales estaban rotos, rayos de luz que ahora daban más iluminación y mostraban los íconos destrozados, sobre el altar parecía que había manchas de sangre, algunos cuadros del vía crucis, se acercó al atril, vio que la biblia estaba en latín, Diodoro supuso que así como oficiaban misas en latín durante la época de los misioneros, se ha mantenido así hasta los tiempos actuales. Empezó a hojear la biblia hasta donde estaba un separador de páginas, entre esas hojas había una llave, Diodoro la vio detenidamente y volteó a ver de qué compartimiento sería, se acercó al sagrario donde guardan la hostia, no había nada, con las ganas de probar un trago de vino... luego volteó a la credencia, puso la llave y ahí encontró una hoja de papel y lo que parecían ser reliquias, un rosario, un crucifijo,  y un arma de fuego antigua, era un trabuco, Diodoro se fija en la hoja de papel, la abre y ve que es un mapa.

Después de revisarlo, sale para regresar a su camioneta, pero en eso ve que hay 2 personas, de aspecto poco amigable, algo estaban hablando de lo que podría ser una lengua indígena. Vio que se acercaban al templo, Diodoro buscaba donde esconderse, entró en el confesionario. Los hombres tenían un aspecto peculiar, el color bronce de la piel carecía de brillo, acercándose más a color gris o alguna mezcla entre ambos. Diodoro se quiso sentar en el confesionario pero sintió algo, volteó y vio un cadáver humano con sotana, lo que hizo que Diodoro saltara del susto y saliera del confesionario, haciendo que los sujetos lo vieran al salir del confesionario.

Los sujetos blandieron sus machete, y en eso Diodoro apunta con su rifle, los sujetos se detuvieron.  "Yo no quiero problemas, así que déjenme irme de aquí" Les dijo Diodoro mientras trataba de apuntar a los dos sujetos moviendo el rifle de un lado a otro. Uno de ellos se empezó a acercar despacio, parándose frente a la luz de la ventana. Entonces pudo notar sus facciones:  los pómulos marcados con lo que parecían escamas, su cabeza era algo braquiocefala, y los ojos amarillos con retiran vertical.

—No eres bienvenido, zanhuitztli (forastero)— dijo el sujeto, mirando fijamente a Diodoro, y en un momento parpadea, una membrana de los ojos hace que muestre ojos con retinas verticales, pero luego la membrana hace que reaparezcan los ojos con retinas humanas.

—Miren, yo solo venía de paso para... pues... el otro día me encontré con una criatura, un ser reptiliano, y tengo que capturarlo y...—

—¿Vienes a cazar a un kuetspalin tlakatl (hombre lagartija)? ¿quién te dijo que puedes cazar a nuestros hermanos o molestar a nuestra gente?— 

A pesar que Diodoro tenía la ventaja, realmente no quería iniciar un tiroteo contra personas ¿aún eran personas? ¿o tal vez sus medicamentos están caducos?

—Por semejante atrevimiento te llevaremos con el tlatoani, y si te entregas sin oponer resistencia le pediremos que no cometan tlakaxipeualistli

—¡Tlakaxipeualistli!— el otro sujeto gritó y luego hizo una mueca burlona.

—¿Qué es es esa tlacasipedia-cosa de la que hablas?—

—Desollamiento de hombres, el sujeto que hablaba español también hace esa mueca—

Diodoro empezó a sudar frío, cayó en cuenta que tenía que escapar, tal vez podría herirlos y hacer que se asusten, subir a la camioneta y nunca más volver... ¿pero y el críptido? ¿ese ser que llamaban kuetspalin?

—Baja ese rifle, aunque lograras matarnos, los demás irían por ti, así que ríndete y tu muerte será rápida—

Tal vez era tiempo de tomar su diazepam, o que no había hecho algo de trascendencia en su vida, o esos ojos de reptil o que simplemente no podrían acusarlo de asesinato si esos seres ya no eran si es que lo fueron, seres humanos. Ya sabía que hacer.

—¿Entonces qué? ¿lo harás?— Le preguntó el sujeto

—¡Ni lo sueñes!— Diodoro dispara su rifle y le da un tiro justo en la cabeza, este cae de espaldas, el otro sujeto hecha un grito y corre hacia Diodoro con machete en mano, Diodoro dispara contra el otro sujeto y le da en un costado, haciendo que caiga de lado, Diodoro no podía creer lo que hizo, pero era el o ellos.

—¡No te muevas!— Diodoro apuntaba con el rifle y el sujeto solo alcanzaba a gritar por ayuda

—¡Techpalewi!  ¡techpalewi kuetspalin!—

Diodoro pisó la muñeca del sujeto para que soltara el machete y  lo patea lejos, para después levantar a aquél hombre de 1.65 m cerca de la pila bautismal

—¡Órale!  ¡invoca a tu dioses lagartos! ¡así podré capturarlo uno vivo!— Diodoro hundió la cabeza del sujeto en la pila bautismal por un instante, cuando sacó la cabeza, el sujeto solo escupió en la cara de Diodoro.

Diodoro golpeó la cabeza del desgraciado contra la orilla de la pila varias veces y siguió hundiendo su cabeza, hasta que terminó ahogado en esa agua sucia mezclada con sangre.

Diodoro se sentó en la cátedra, se inclina y cubre su rostro con sus manos, sentía una gran ansiedad, depresión, su cabeza le daba vueltas, ahora no habría marcha atrás.

Un reptil entra por una de las ventanas, destrozando lo que quedaba de un vitral, Diodoro se para y logra verlo con claridad, era el críptido que se encontró en aquél camino, era el kuetspalin.

Los ojos de Diodoro brillaron de la emoción, finalmente apareció lo que el había buscado. La criatura vio hacia los otros sujetos, el reptil hecha un grito animal, Diodoro se apresura para a disparar, intenta darle en una pierna, pero no matarlo. La criatura huye, por la puerta, Diodoro lo sigue, no sin antes tomar la cruz y demás objetos de la iglesia, sale y ve que la criatura entra al bosque, alcanza a tomar la pistola de dardos que dejó en la camioneta y corre tras la criatura adentrándose entre los árboles.

El pueblo de las lagartijasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora