Capítulo 1: "FANTASMA"

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Sus ojos cambian a cada momento, transfigurados por las luces de la disco, lo cubren, lo traspasan. El verde se hace más profundo por el azul y se vuelve peligroso con el amarillo centelleante.

Peligro, peligro...

El lugar es un tumulto de gente alcoholizada, ruido y sudor. Su rostro está fijo en todos esos idiotas que bailan. La expresión neutra no permite dilucidar qué es lo que está pensando. Esa expresión neutra, que ha aprendido a mantener y reforzar con el paso  del tiempo.

Scott tiene demasiados secretos que esconder, por eso, la práctica ha hecho una máscara casi perfecta.

― ¿Alguna vez te has avergonzado, joder? Ese tipo se te tiró encima y tú ni reaccionaste ― Arthur dibuja una sonrisa ladina, de esas que no son por verdadera felicidad, sino que por una diversión  maldita.

― ¿Debería hacerlo? Francis no ha cambiado en todos estos años, tú lo conociste así  ― Scott  no se acuerda, o en verdad no quiere. Los años pasados han sido un tabú que ha dejado como la basura bajo la alfombra. Toma un sorbo de su trago, pensando en si debiese meter la mano entre las fotografías del pasado para recordar lo molesto que era Francis. 

Francis Bonnefoy está delante de ellos, manoseando una chica demasiado ebria como para darse cuenta. En un principio había tratado de molestar y hacer bromas de alto contenido erótico, seguramente para incomodar al menor de los Kirkland, pero al darse cuenta que ninguno de los dos hermanos le había prestado mayor atención, decidió centrar su energía en algo más placentero. Scott ahora lo recuerda perfectamente, no ha cambiado en nada.

Le incomoda el esfuerzo por tener que forzar candados oxidados y abrir la puerta de esos recuerdos, que cada vez se difuminan un poco más por el paso del tiempo. La distancia, los varios años, el mismo esfuerzo por olvidar. Hace que estar ahora, aquí, con él, sea casi como un sueño (¿O una pesadilla? no sé, no sé...) 

Tras la huida, nadie lo había llamado ni se había puesto en contacto con él de algún otro modo. Se había esforzado especialmente en parecer que la tierra lo hubierse tragado.  Tal vez, fue porque ninguna de las dos partes estuvo interesada en el esfuerzo, y si Scott se quiere sincerar, es porque sabe que a su familia nunca le importó él realmente.

Por eso, llega a pertubar que ahora estén ambos aquí. Justo en este lugar.

Arthur odiaba las fiestas y todo lo que implicara ruido. Scott lo recuerda como un ratoncito de biblioteca que se escondía en el fondo del lugar, siempre con un libro distinto. Ahora, se siente viejo y fuera de lugar, al ser convocado por el menor a este lugar. ¿Tanto ha cambiado? Bueno, la gente crece. Los gustos de antes no pueden ser los mismos. Él mismo no se considera la misma persona que fue hace años atrás. No era posible.

Scott se acomoda en la barra, pasando una mano por su cuello musculoso de trabajos pesados y ejercicio militar. Su cara no dice nada, pero sus gestos sacan a la luz el nerviosismo. Después de tres años, recibe un mensaje de Arthur pidiendo que se junten en este lugar. Obviamente, Scott no parecía digno de alguna explicación.

Algo que siempre le molestó,  cuando vivían juntos, fue eso. Por mucho que Scott tratara de entenderlo, Arthur le resultaba impredecible. Y luego, cuando hacía lo que el pelirrojo menos hubiera esperado, casi en una reflexión, se llegaba a dar cuenta que tenía sentido, que había un patrón en sus acciones pero que nunca pudo leer, aunque estuviera golpeándole la nariz.

La disco es estruendosa, sin embargo, ambos han generado una burbuja de aislamiento. El silencio entre ellos los envuelve.

Scott tenía diferencias irreconciliables con su familia, o más bien, aquella que lo acogió. Resultaban demasiado perfectos para ser soportados. Tan amables, tan correctos. En su lejana adolescencia, eso había terminado por desquiciarle. Por lo mismo, y también por algo más, se había despedido sin palabras, dejando solo la estela de su recuerdo, que deseaba, hubiera sido borrado pronto.  O por lo menos eso quiso, porque siempre tuvo una piedra en el zapato.

Sin SalidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora