fireman; frerard

día 15

hoy era lunes. frank había empezado su primer día de vacaciones, que duraban dos semanas.
se había levantado a las 11 para no toparse con gerard, que había ido al trabajo a las 7.

él se había cocinado, porque sí, puede que haya sido un estúpido mimado, pero su madre le había obligado a asistir a clases de cocina.

en la noche, a eso de las nueve, frank ya estaba encamado, tapado hasta el coto, "durmiendo".

gerard entró a la casa con una camiseta blanca y un buzo negro. fue directamente al cuarto de frank.
cuando vio todo oscuro, dijo:

–vamos frank, ¿me crees idiota? ¿crees que no me he dado cuenta cómo me has evitado? sólo quiero hablar contigo.

–déjame sólo. quiero dormir.

–tú jamás estarías dormido a esta hora en día de vacaciones.

frank maldijo, ya que era verdad.

se sentó en la cama con algo de dolor, ya casi nada.

–¿qué quieres?– preguntó prendiendo la luz del cuarto.

–sólo quiero hablarte.

–al grano– dijo frank con desgana.

–exijo saber con quién tuviste sexo.

frank se puso pálido, con las mejillas rojas. no se esperaba esa respuesta.

–eso no te incumbe–dijo frank ahora más a la defensiva.

–claro que me incumbe. soy tu encargado, además tu ¿amigo?– gerard se rascó la nuca. –¡¿con quién has hecho el amor?!

–no hice el amor, ¿está bien? tuve sexo. sí, me acarició de una manera en la que nadie me ha acariciado. sí, me la metió. sí, me dejó sin caminar. sí, me hizo gritar su nombre como si estuviera rogando por piedad. ¡pero yo sí lo sentí! él simplemente me usó.

–¿de qué hablas?

–nada. ya no importa. vete.

gerard hubiera seguido discutiendo de no ser porque bob le dijo que debe de tener mucho cuidado con los adolescentes, que cuando necesitan su espacio, lo necesitan.

se sentó en el sillón a pensar.
pasaron como diez minutos.

frank caminó al lado del sofá en el que estaba gerard sentado.

–¿a dónde vas?

–donde ryan. vuelvo más tarde.

sin más, de fue.
gerard se quedó como treinta minutos sentado en el sillón pensando, queriendo entender las actitudes extrañas del castaño.
el timbre estorbó su concentración.

–hola bob– dijo una vez que abrió la puerta a su rubio mejor amigo.

–hola gerard. ¿puedo pasar?

–mah.

los dos amigos se sentaron en el
living.

–¿h-hablaste con frank?–preguntó bob.

–¿con frank? ¿para qué?– preguntó gerard algo confundido.

–acerca de la otra noche...

–¿qué?

–cuando tuvieron sexo, joder.

a gerard se le vino como balde de agua fría un recuerdo específico:

–carajo gerard– gritó frank, una vez que metí mi pene sin ninguna clase de preparación.

pequeñas lágrimas empezaron a resbalar por sus mejillas.

–¿estás bien? ¿frankie quieres que pare?

–¡no, tú solo sigue!– dijo frank aún con lágrimas en los ojos.

empecé a salir y entrar de manera un poco más cuidadosa. en una de esas, pude llegar a la próstata de frank.

–¡ahí daddy! ¡ahí!

–carajo bob, soy un imbécil.

–gerard, deberías hablar con él. no dejes las cosas así.

–haré eso cuando vuelva– dijo gerard decidido.

–¿y cuándo será eso?

–la verdad no sé...– dijo gerard con vergüenza.

bob se golpeó la frente con incredulidad.

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¡holaaaa! yo de nuevo, sí, que molestia. pero no sé, esta historia ya está agarrando rumbo y estoy motivada a escribir así que aquí hay un capítulo y probablemente mañana otro. ¡gracias por leer, las amo!

xovcky.