El Hilo Rojo

Primera vez

—¡Jin Hyung!

El nombrado se escabullía entre los túneles y toboganes infantiles en busca de su hermano.

—¿Jungkooki?—lo volvió a llamar.

En la zona de juegos a lo mucho dos niños jugaban, pero él tenía que jugar con su hermano menor ya que éste era demasiado tímido para hacer amigos con cualquiera; la verdad el amaba poder ser parte de su vida en ese aspecto, incluso con sus cinco años de diferencia se llevaban perfecto.

Jin trataba de encajar con el a pesar de verse infantil a su edad, solo quería que su pequeño fuera feliz, aun que este no fuera ni siquiera un adolescente las circunstancias lo obligaban a tener un pensamiento de mayor para empezar a tomar responsabilidades, como cuidar a su hermano a tan corta edad.

Los toboganes formaban un castillo grande en el cuál Jungkook era difícil de encontrar, era como un pequeño ratón.

Lo tengo.

—¡Ven acá ratita!

—¡No me diga así!

Tan rápido como recibió respuesta se dirigió a donde provenía la queja.

Subió tres escalones de color rojo y luego paso por un tubo largo hasta que algo golpeó su cabeza.

—¿Estas bien?  —preguntaron al mismo tiempo mientras cada uno sobaba la parte donde se habían lastimado.

Resulta que acababa de chocar con un alguien. Lucía una cabellera negra, con una playera rosa que para el gusto de Jin era horrible incluso siendo su color favorito.

Ambos sonrieron.

—Si —volvieron a decir al unísono.

—Me llamo Namjoon.

—Jin.

—Que bonito nombre.

Jin sonrió ante el cumplido. Debido a que le avergonzó miró a otro lado mientras cubría sus boca, el simple motivo era que no estaba acostumbrado a convivir con muchos niños de su edad, el era como un planeta que rodeaba al sol, o sea Jungkook.

Namjoon no podía borrar su sonrisa mientras sus hoyuelos le daban un aspecto tierno ¿estaría experimentando las mariposas por primera vez? ¿Era posible a su edad?

—Y-yo voy a meterme aquí.— Namjoon señaló una burbuja con un volante.— Disculpa de nuevo.

El pelinegro se alejo lentamente, y comenzó a girar el volante de plástico hasta que de pronto lo zafó quedandose con este en las manos.

El mayor comenzó a reírse tan fuerte que llevo sus manos al estómago. De un momento a otro ambos reían.

—Que risa tan peculiar tienes —habló Namjoon aún tratando de recuperar la compostura.

—¿Es fea?

—Lo único no es feo eso te hace especial, creo que me gustas.

El rubio frunció sus cejas confundido con las palabras de el niño, debido a sus gestos Namjoon se percato que se había expresado mal.

—N-no me refiero a que me gusta tu risa— dijo nervioso mientras pasaba su mano derecha por su nuca.

—¡Namjoon, tenemos que irnos!

—¡Si, mamá!

Miró a el rubio unos segundos más y le extendió la mano.

—¿Amigos?

El niño miró la mano extendida y luego a Namjoon, una parte de él dudaba en si eso sería buena idea y la otra lo incitaba a que aceptara.

—Amigos— apretó ligeramente la mano del contrario.