Perdida de nuevo en ese viejo mar.

42 0 0
                                    

Pasaban las horas y nadie llegaba a casa, el timbre sonaba, y las luces se apagaban sola a causa de los truenos y la tormenta que habia fuera. Me habia percatado de que nadie se habia acordado de mi cumpleaños, y tampoco me importaba cuando apareció. Apareció por la puerta con ella en brazos. Mi madre empapada tenía los ojos cerrados y sin ninguna expresion facial, ojala me hubiera deado cuenta de que estaba llorando, no habia salida. 

Aquel hombre con barba enfadado me miraba frustrado.

-Voy a llamar a la ambulancia.- Él asintió. Y sin quererlo se acercó a mí y me dio un pequeño pañuelo blanco.

-¿Hay alguien mas aquí? ¿tu padre? ¿Hermanos? ¿Familiares? ¿Alguien?- Le miré preocupada y bajé la mirada miestras me llevaba las manos a los ojos. Rompí a llorar en un estruendo, ojala estuviera mi padre para decirme que no pasaría nada.

La ambulancia se la llevo.

-¿Te llevo al hospital con ella?- Asentí. Era algo que me dolía por dentro.

Estaba sentada y me habia pasado todo el viaje en la camioneta de ese hombre mirando el cielo, a las estrellas en ese embriagado azul.

-Vamos.-Me ofreció salir de aquella camioneta para ir a algo que me daba un miedo terrible de ese que recorre todas tus entrañas y no te deja respirar. Estaba empapada de esa nostalgia y aquella melancolia inscrita en mi pecho. Me hacia respirar a otro volumen.

-No hay nadie, es la primera vez que venimos. Pero no tenemos nadie mas, mi padre se marchó, y nos dejó solas.- Me acurruqué en la primera silla y me senté con las rodillas rozando mi cara.

-Yo soy Fran, si necesitas algo estaré fuera.- Quería preguntarle si la conocía pero no podia ni hablar, el miedo me hacia quedarme quieta.

-Yo soy Alex, ¿Por un casual la conocías?- Su cara cambio de repente, se quedo mirandome, esos ojos azules y ese pelo moreno le quedaba bastante bien pero su cara era tan aterradora.

-No, no la conocía.- Se miraba los zapatos preocupado y se mordía las uñas nervioso y no paraba de moverse hasta que el médico llegó y nos dio noticias.

No podía ser.

Tras ese espejo sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora