Un enigma entre miradas.

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Me tope con su sonrisa mirando el sol y parecía verdadera, parecía que por fin algo le hacia feliz cuando no llovía. Estaba entusiasmada en su cara de felicidad, esta mirándole como si le conociera de toda la vida y ahora mismo Fran era lo mas parecido a un padre que yo había tenido nunca. Pero no parecía un día cualquiera cuando un montón de chicos y chicas corrían hacia la playa. Otra vez aquel chico, y no pude evitar quedarme mirando de nuevo su pelo alborotado. El único que no se me había quedado mirando en el pasillo. Y ojalá supiera como se llama, solo para saber algo mas de él.

-Hola, Alex.- me decían todos aquellos al pasar por mi lado. Y simplemente me sonreían. Mi cabeza se quejaba, pero no me di ni cuenta cuando se acercó de nuevo Guillermo con aquellos botellines de cerveza y semi desnudo sin camiseta.

-Alex ¿Quieres venir?- Me quedé callada pero decía tanto con tan solo mirarle, me dolía no poder mirarle, quería perdonarle pero mi corazón estaba hecho trozos en un rincón de mi pecho. Y ojala todo lo que había pasado se pudiera quedar en un recuerdo demasiado lejano, no pudo ser.

-Vete, pero no vuelvas muy tarde.- yo no quería pero el no se daba cuenta, mi madre se hubiera dado cuenta.

-Tranquilo, conmigo estará bien.- Guillermo dijo agarrando me del cuello.

- Que te entre en la cabeza, no me apetece estar contigo aquí.- no me prestaba atención hasta que una rubia delgada y demasiado guapa se acercaba a nosotros. Me muro de frente asintió y no se como pudo pasar me besó de nuevo. Pero esta vez me quede perpleja buscando aquel sentimiento que me debía ilusionar y aquella llamada de inteligencia dirigida a mi corazón. De nuevo, no lo encontré. No encontré ningún rasgo de ayuda para saber que estaba pasando en ese momento tan inusual.- ¿Que estas haciendo?

- Lo siento.- sin saber como pasó. Me dejó sola entre toda esa gente. Y se fue, claro estaba que quería dar celos a esa chica. Me resultaba tan familiar.

Al sentir aquel encontronazo de nuevo de frente me asuste, volvimos a chocarnos pero no pude verle ni sentirle. No pude hablar con él, y su olor era tan habitual.

¿Por qué tendría yo un pasado tan borroso?

Tras ese espejo sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora