Reflejada de nuevo en aquel espejo.

39 0 0
                                    

Estaba ahí, no me miraba a los ojos como siempre hacía. Pero esa vez todo era diferente, todo el dolor que los dos acumulabamos era contagioso. Y no me podía creer estar al lado de él, con un tremendo silencio entre nosotros. No sabía que decir, que preguntat, que susurrar, que replicar, que contar, como explicarle que me quedaría por unos días más.

-No sabía que te volvería a ver tan pronto.- Me replicó, mirandome a la ojos por primera vez desde que nos conocemos. Sus ojos brillaban y tenian un brillo especial mientras me hablaba.

-¿Y que haces aquí? no es un buen sitio para pasar el rato.- Dije mientras le ofrecía un pañuelo para que se limpiara esas lagrimas.

-¿Y tú?- Sin responderme se acercó cada vez mas a mi. Como queriendome decir algo.

-Te he preguntado yo antes, Guille- Guille, él que me besó, acercó su mano a mi muslo y se apoyó en ella para no ponerse mal de nuevo.

-Estábamos en una fiesta, bebió tanto y cogió el coche. Tenía que haber estado ahí.- Apoyó su cara palida encima de sus suaves manos y empezó a llorar. No sabía que hacer, no sabía si encariñarme para luego marcharme. No sabía si abrazarle y ofrecerle mi hombro. No sabía nada.-Lo peor es que dijeron que se chocó con alguien, pero el coche estaba vacío.

-No te preocupes se pondrá bien.-Me toqué la nuca y suspiré, ojala pudiera hacer algo por él, ya que por mi yo no podía hacer nada mas que soñar con retroceder ocho horas atrás y volver a aquella playa.

-¿Y a ti que te ha pasado? se te ve demasiado preocupada. Parece que se ha muerto alguien.- Simuló media sonrisa y después me miró a los ojos, los cuales empezaron a soltar lágrimas como sintoma de aquella pesadilla hecha realidad.- ¿Qué te ha pasado? Dimelo.- Se frotó de nuevo los ojos y me miraba casi sin pesatañear, vi de nuevo su brillo en los ojos. Aquel que se escondía por el dia y volvia por la noche.

-Mi madre está en estado crítico, debería irme con ella.- Me levanté y me dispuse a ir hasta aquella habitación, aquella insoportable y minuscula habitacion. Nunca habia pensado que ocurriria algo asi y me pasaría esto. 

-Espera.- Dijo Guille yendo hacia a mi, para hacer algo que yo no me habia atrevido a hacer. Me abrazó. Y se volvió a sentar en aquellas molestas sillas de la sala de espera.

Fui andando y casi desolada pero me paré en la puerta al ver entera abierta, mi madre estaba hablando con Fran. 

-No te preocupes, Jenna. Alex dentro de poco lo sabrá.- mi madre cerró los ojos y Fran siguó acariciandola la cabeza hasta que ella quedó dormida.

Tras ese espejo sin salidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora