Más allá del cosmos (MIB Fanfic) [PAUSADA]

13

El día se sentía extraño.

Gil me invitó a una fiesta, pero casi todas las especies tenían trabajos muy estúpidos en sus vidas terrestres.

Modelos, coreógrafos, organizadores de espacios, estilistas... Eran un estereotipo de gente frívola que por nada del mundo quería cerca, ya que hacían muy bien su papel.

Serleena se quedó fuera, aparentemente tenía cierta enemistad con algunos ahí.

Por mi parte intentaba ligar alguna chica, aunque los que se reúnen aquí tienen fama de no saber si son machos o hembras, son alienígenas excéntricos.

Por fin llegué a conocer a una rubia de ojos azul claro. Pero... Tenía un cuerpo ridículamente exagerado, como sus gestos al hablar.

– ¿Y tú, a qué te dedicas?– Me preguntó.

– Estudio, quiero especializarme en culturas y traducción. También ayudo en investigaciones de MIB.

Ella rió.

– Esas gafas me gritaban "gusano de biblioteca" sin duda... Y dime ¿MIB te paga bien?

Esto era extraño. Por eso no me voy con las que son tan mayores.

– Supongo.

Ella se acercó a mí.

– Oí que los agente de MIB son muy serios... Tú me pareces más agradable.

– Quizá te equivocas.

Creo que su cuerpo humano ronda los 30, usa demasiado maquillaje y no es de mi gusto.

Su risa es irritante.

– Que linda eres para ser humana.

– ¿Quién dice que lo soy?– Sonreí desafiante.

– ¿Y qué más podrías ser?

Eso no me agradó. Me tomé el resto de la bebida en mi copa.

– Algo de lo que en general no suelo hablar. Con permiso.

Intenté irme, pero ella me tomó de la muñeca.

– No te pongas así. Disculpa, es que me encantan las chicas humanas. Son muy... No lo sé.

¿Ni siquiera sabe hablar?...

– No creo comprender tus ansias por hablar conmigo.

– Oh, pues yendo al punto: Me han contado cosas y sería bueno si tu y yo, pues... Nos ponemos cómodas en un lugar más privado.– Puso su mano en mi cintura.

– Entiendo... ¿Y por qué debería aceptar tu oferta?

– ¿Bromeas? Porque soy muy cotizada en tu especie y en la mía. Además te sientes tan... Es que me pareces muy...– Se mordió el labio. – Quiero encontrar algo bueno en tí.

Me separé de ella.

– Pues lástima, deberás aprender a expresarte y quizá, tras dejar de almacenar oxígeno entre tus sesos, seas capaz de formular un subterfugio que me invite a entablar coito contigo. Me despido.

Me alejé y la dejé con cara de idiota desorientada.

Gil se acercó, riendo y ofreciéndome de esos mini sándwiches que odio, pero que necesitaba para quitarme el mal sabor de esa situación.

– Me impresionas, bizcocho. Has rechazado a la chica más candente del lugar.

– Es una tonta, no me gustan las tontas.

Rió.

– Parece que enserio quería ir a la cama contigo. ¿Le has echado algo encima o realmente estaba anunciando cuanto te desea?