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Volvimos pronto a casa.

La agente A no dejaba de abrazarla, eso en cierta forma me irritaba.

– Me alegra que te divirtieras hoy, cariño.

– Gracias por enviar pronto a J.

– ¡No es ningún problema!– Le sostuvo la cara.– Es hermoso ver lo mucho que creces, Lyra.

– Gracias, A... ¿Puedo ofrecerte algo?

Ella le apretó las mejillas.

– Ya debo irme, pequeña.

– Oh... Que te vaya bien.

Le dejó besos por toda la frente y luego la estrujó.

– Nos vemos, cariño.

Por fin se ha ido.

Ella se rindió en el sofá.

– El instituto comienza en 1 mes... Y K va a mandarte a cuidarme.– Sonreímos.

– No sabía que manipulabas tan bien a los agentes.

– Los aprecio, pero he aprendido cómo obtener lo que necesito.

– ¿Me necesitas?– Pregunté para fastidiarla.

Ella frunció el ceño, ruborizándose.

– Tal vez...

De alguna forma me hizo incomodar, mandando calor a mi rostro.

Ella se levantó repentinamente.

– Haré ejercicio en el tejado, luego me daré un baño. Gracias por acompañarnos hoy y... Lamento que no pudieras divertirte.

Se demoró en la puerta, supuse que esperaba mi respuesta.

– No puedo decir que la paso mal... En todo caso es una labor sencilla, niña.

Ella miró al piso.

– Cierto... De todas formas, podríamos ver si algún lugar te entretiene.

– ¿Me estás invitando a un lugar que me guste?

Sin duda la hice espabilar, dejándola roja.

– ¡Sólo trato de hacerlo justo! Agh, ya me voy.– Salió apresurada.

La noche llegó pronto y con ella la hora del baño.

Ella ha dejado su mala actitud a que ambas nos asiésemos. Ella guarda su distancia, lo cual no permite hacer o decir mucho, pero igual es bueno el silencio, apenas interrumpido por el eco de las gotas de agua.

Tras secar su cabello, se acomoda entre las sábanas.

Ha tomado por costumbre mantenerse contra mí al dormir. Mantiene la mejilla contra mi hombro. Su aliento hace cosquillas.

He de admitir que no duermo mal con ella a mi lado. Son noches tranquilas y mucho mejores que las frías horas en la celda.

La mañana nos bañó de luz.

Sentí su brazo sobre mi abdomen y su pierna enredada entre las mías. No recuerdo haberme permitido dormir así con alguien.

– Niña...

Ella respiró profundo y ocultó la cabeza en mi cuello.

Estaba cansada y yo también, así que seguí durmiendo.

Grande fue mi sorpresa al despertar por ruidos y no encontrarla en cama.

Salí del cuarto encontrándola en la cocina, apenas en bragas y blusa, llena de harina, en el piso.

Más allá del cosmos (MIB Fanfic) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora