Brais al despertar pudo percatarse de que ya no se encontraba en el sofá de su sala. El espacio era mucho más amplio y bastante cómodo, estaba cubierto con sus sabanas y su cabeza estaba apoyada sobre una almohada. La suavidad de la tela se sintió casi helada sobre su piel desnuda y el deseo de que sus cortinas estuvieran cerradas lo invadió.
Maldito sol.
Soltó un quejido mientras se movía lentamente en un intento de despabilarse, el sueño continuaba corriendo su sistema y todavía sentía que en su cabeza nada estaba claro.
De repente, destellos de la noche anterior pasaron fugazmente por su mente, no podía creerlo, no podía ser posible. Se incorporó de golpe en menos de un segundo, la desesperación y la preocupación lo tomaron desprevenido. Había sido, sin duda aquello había ocurrido, después de tanto tiempo, eso que deseó con tanta intensidad en algún momento acababa de pasar hacía apenas unas horas.
Dirigió su mirar al costado de su cama, estaba vacía .Tuvo la necesidad de tocar aquel espacio con sus manos para comprobar que se encontraba solo en aquel cuarto. ¿Dónde estaba Aitor? Se colocó de pie tomando unos boxers de su ropero junto con una camiseta holgada antes de dirigirse a las otras habitaciones de su departamento.
— ¿Aitor?—Llamó
Nada.
¿De verdad se había marchado así sin más? ¿Sin despedirse siquiera? Sin dar explicaciones.
El azabache suspiró pesadamente mientras caminaba hacia un mueble abriendo uno de los cajones y tomando una cajetilla de cigarrillos antes de encender uno de esos tubitos de nicotina que tanto adoraba. Se removió el cabello antes de girarse hacia la mesa en el centro del lugar sorprendiéndose al hallar un pedazo de papel sobre esta.
Un asunto se presentó. Lo siento.
El menor abrió los ojos como platos y soltó una bocanada de humo antes de hacer una bola con aquel pequeño papel lanzándola al otro lado de la sala. — ¿Asuntos eh?
(...)
El miércoles por la tarde Brais se encontraba tatuando a uno de sus clientes como de costumbre. Britanny no dejaba de mirarlo, desde hace unos días que el humor de su compañero no era el habitual, estaba callado, serio y no quería compartirle sus problemas a nadie. Parecía una bomba a punto de estallar.
Este no quería estar de mal humor, pero como no estarlo, desde esa noche tan apasionada que compartió con Aitor este había desaparecido como por arte de magia. No contestaba sus mensajes, ni llamadas, no le había dado ninguna señal de vida. Parecía que se lo había tragado la tierra.
El menor sentía ganas de golpearse a sí mismo por lo estúpido que había sido, era obvio que el pelirrubio solo lo quería para eso, para tener sexo y después marcharse, solo lo vio como una cara bonita, un revolcón más. ¡No podía creer que se tragó esas estupideces de amor y romance! ¡¿Cómo pudo ser tan idiota?!
— ¡Auch!—El hombre con el cual Brais estaba trabajando se quejó.
—Lo siento.
Tenía que concentrarse en lo que estaba haciendo ahora mismo, no podía ser tan irresponsable. Él siempre tuvo claro que los problemas personales debían quedarse de la tienda para afuera, pero jamás se había sentido tan utilizado en su vida, se sentía como un juguete, seguía sin entender nada de lo que estaba ocurriendo.
Aitor se veía tan sincero, parecía un buen chico, atormentado, pidiendo ayuda, pero al fin y al cabo una excelente persona. Jamás creyó que las cosas terminarían de esta forma.
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Delirio /Yaoi/ [Finalizada]
Historia CortaBrais Sommer es un chico de veintitrés años que la vida le ha jugado una mala pasada. Después de ser abandonado en un orfanato al nacer junto a su hermana Janey sentía que todo había comenzado con un mal paso. Al salir de este el destino les había...