Capítulo 2

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A la mañana siguiente, la alarma suena y me despierto asustada, creo que estaba en medio de alguna pesadilla. Me visto para salir a correr y cojo los cascos, los necesitaré si quiero motivarme durante la carrera.

Me dirijo al bosque que hay al lado de mi casa y veo el camino que recorren los valientes deportistas todos los días. Mierda, pienso, no parezco muy convencida con esto, tengo sueño y frío, pero ya es tarde para echarse atrás, estoy aquí y voy a correr, aunque sea solo para sentirme bien conmigo misma durante un par de semanas.

El camino es fácil de hacer, gracias a Dios no hay subidas y bajadas. Miro a los lados y solo veo árboles, la verdad es que es un sitio tranquilo y pacífico. Se escucha algún pájaro piar y alguna avispa, cosa que no me agrada ya que me hace pensar que tengo alguna siguiéndome preparada para atacarme.

Después de un rato paro un poco para descansar, bebo agua y me acerco a los árboles, hay una vista preciosa del bosque, me adentro más hasta llegar a una especie de casa de árbol abandonada. Las tablas de madera están destrozadas y parece que se van a caer en cualquier momento. Supongo que algún padre montó todo esto para sus hijos y después de tanto tiempo es lo que ha quedado.

Me doy la vuelta para volver al camino, empiezo a andar y lo único que veo son árboles y más árboles.

- Genial... supongo que he dado más vueltas de las que debería haber dado -me digo a mi misma.

Sigo andando con esperanza de encontrar el camino cuando llego a dos árboles enormes. Aunque sus troncos están separados uno del otro, sus ramas se unen por encima de mi cabeza. Me quedo embobada, mirando lo grandes que son cuando de repente escucho un ruido a mi lado. Miro y solo veo unos arbustos.

- ¿Hola?... Por favor dime qué solo eres un conejito inofensivo -susurro con esperanza.

Me quedo en silencio, atenta a cualquier movimiento, pero no se vuelve a escuchar nada más, por lo que vuelvo a mirar a los árboles y cierro los ojos mientras los rayos del sol que se escapan de entre las hojas me acarician la cara. Si no estuviese pérdida, este sería un lugar estupendo para pasar el tiempo cuando quiero relajarme. Abro los ojos y miro de frente, me acerco a los árboles y paso por debajo de sus ramas, algunas de ellas están enredadas creando una gran trenza. Hay algunas flores de distintos colores entre las hojas, parece como si alguien las hubiese colocado para decorarlo. Sigo andando y miro los árboles desde el otro lado, parecen aún más sorprendentes, el color verde de las hojas es más intenso, y desde aquí puedo oler la dulce fragancia que desprenden las flores.

De repente, vuelvo a escuchar otro ruido. Dirijo mi mirada a los arbustos y no veo nada, ningún conejo ni pájaro. Me quedo en silencio, mirando para todas partes deseando encontrar la fuente del sonido. Vuelvo a escuchar algo, pero ahora descubro que está algo lejos de mí, me doy la vuelta e intento ver qué es. Parecen voces, muchas voces. Una pertenece a alguien enfadado, grita algo, pero no puedo entender el qué. Cada vez las escucho más cerca, vienen hacia aquí, por lo que corro a esconderme detrás de los arbustos. No sé quiénes son, pero me asustan un poco.

Estoy escondida cuando logró ver a un grupo grande de hombres jóvenes. Visten todos con ropa similar, de color verde musgo y negro. Es ajustada, pero a la vez parece cómoda. Lo que más me sorprende son lo que llevan en las manos, algunos llevan arcos y flechas y otros espadas. En cabeza, van dos hombres, cada uno con una gran espada en la mano y algún que otro cuchillo pegado a sus ropas. Son jóvenes, pero parecen los líderes del grupo, pues van gritando a los demás lo que deben hacer. Uno de ellos tiene el pelo atado en un pequeño moño, es moreno y sus ojos son tan verdes como las hojas del gran árbol. Su espalda es ancha y sus brazos son fuertes, seguramente logrados por el trabajo duro y diario, pues no parece ser hecho por un simple gimnasio. El otro es alto, pero no tanto como el primero. Su pelo es más largo y lo lleva trenzado. Se ve que también es un hombre fuerte, y su cara es similar al primero, por lo que deduzco que son familia. Sus ojos tienen un tono más miel, parecida a la arena.

Saga Forethan: BendecidaWhere stories live. Discover now